3.Inseguridades

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(Alex)
Son las ocho de la mañana y suena una de mis alarmas. Veo com Ana se queja de ella. No sé en qué momento decidimos levantarnos tan pronto para ir a la piscina, creo que fue tras una buena charla sobre lo importante que es aprovechar el verano. Y como nos pasa siempre, nos emocionamos y decidimos seguir nuestro propio consejo. Por mucho que me cueste abrir los ojos hago un esfuerzo, y tras unos minutos necesarios para desperzarme, despierto a Ana tirándole cojines y poniendo música a todo volumen. Sé que odia que la despierte así, pero al final se ha convertido en costumbre.
Empezamos preparando las mochilas. Yo acabo de organizar y meter todas las cosas necesarias en cinco minutos. Me gusta tener las cosas ordenadas y siempre llevar tiritas, kleenex, y cosas que al final siempre son necesarias. En cierto modo soy como una madre, supongo. En cambio, Ana tarda diez minutos en decidir qué bolso llevar y otros siete en meter cosas tan importantes e imprescindibles como su pintalabios, su mejor amigo el rimel o incluso un pequeño bote de colonia. Si no llega a ser por mí sale de casa sin la crema solar ni toalla.
Decidimos coger el bus para ir a las piscinas de Cunit.
Son tres piscinas, dos pequeñas y una grande. Nos gusta venir aquí porque así evitamos conocer a gente. Ana intenta hacerse la segura, pero se que esta mas comoda en un sitio donde no nos conocen. Nunca ha estado segura con su cuerpo. Para mí es preciosa y no tiene porque avergonzarse de cómo es, pero la entiendo. No es fácil que tu mejor amiga sea una de las chicas más populares de nuestra ciudad. Es muy guapa, con ojos tan azules como el mar y pelo castaño. Su cuerpo es delgado, parece una muñeca frágil que se pueda romper. No es solo su belleza lo que cautiva a la mayoría de la gente que la conoce, sino que ella en sí es especial, su manera de pensar y actuar hace que te des cuenta de lo diferente que es. Seguramente ella también tenga inseguridades, no lo dudo, pero la verdad es que creo que su vida simplemente es más fácil que la nuestra. Eso es algo que nos costó asumir. El hecho de que haya gente que tiene más suerte que tú o lo tiene más fácil te da en que pensar. Antes creíamos que no era justo, es decir, intentábamos ser buenas con la gente, tener respeto a los demás, yo enseñé a Ana a reciclar, quiero decir que intentas ser buena persona con todo en general y después no recibes nada a cambio. Ves a otras personas que tal vez han hecho más daño y siguen teniendo más suerte que tú en todo. Eso no es justo y hasta hará unas semanas no aceptamos que la vida no es tan justa como nosotras creíamos. Es triste, pero cierto.
-¿Has traído agua?- me pregunta Ana.
-Toma anda, tienes suerte de que sea tan previsora.-Le digo mientras llegamos al césped.
-¿Qué prefieres, sol o sombra?- me pregunta para poder estirar nuestras toallas.
-Sombra.- se responde a sí misma.
Cuando ya estamos instaladas y embadurnadas de crema vamos directas a la piscina grande.
Nos pasamos todo el dia en el agua. Al final hemos acabado como pasas de tanta agua.
-Esta noche hay concierto en directo en la playa, van a ir todos, ¿vamos?-. Me dice Ana.
-Vale. pero antes avisaré a mis padres.
Por suerte los convenzo y otra vez, como no, me quedo en casa de Ana.
-Pues entonces tenemos que irnos ya para ducharnos y prepararnos.
-Ok. Pero no te emociones con el maquillaje que te conozco. No quiero volver a ver purpurina en mi vida.

Nos duchamos rápido, o al menos lo intentamos. Empezamos con el pelo. Digamos que tengo un pelo complicado en todos los sentidos posibles. Demasiado volumen, encrespado y ya para rematar no es ni liso ni rizado. En cambio, el pelo de Ana es mucho más domable, aunque tampoco tiene una forma determinada, el de ella es mucho más claro que el mio, sin tanto encrespamiento y muchisimo mas fino. La verdad es que somos muy distintas, su media melena va acorde con sus ojos marrón caramelo, haciendo que parezca una chica muy dulce, y yo soy todo lo contrario, mi pelo es negro como el carbón y de la misma medida que el de ella, según Ana mis ojos son como el chocolate que nos tomamos con los sagrados churros de domingo y mis labios supuestamente tienen más potencial del que yo misma me creo, la verdad es que lo dudo, son muy pequeñitos y no muy carnosos. En cambio, sus labios son grandes, no en exceso, siempres estan rosados, la verdad es que parece blancanieves.
Después de nuestra sesión de peluquería improvisada con nuestro propio concierto pasamos a la siguiente fase, el maquillaje.
Ana es más atrevida que yo, así que opta por un granate intenso para sus labios y yo como siempre mi pintalabios favorito tono Rosewood, es una mezcla de un rosa oscuro. Con los ojos, Ana utiliza sus sombras de ojos por excelencia, de diferentes tonos marrón. Yo me decido por un ahumado grisáceo.
Para las pestañas usamos el mismo rimmel igual que la raya, negro básico.
Y por último, pero no menos importante, la ropa. La verdad es que no se cuanto tiempo llevamos preparándonos pero no es ni la mitad de tiempo que pasamos escogiendo outfit.
Por fin acabamos. Una Ana con el pelo ondulado y un vestido rojo con un estampado de flores muy sutil que resalta su cintura y disimula sus muslos aparece por la puerta para ayudarme a abrochar mi mono. Es corto, dejando ver mis piernas, las cuales me llevo bien con ellas. De color blanco con la espalda abierta aunque no se ve ya que mi chaqueta tejana lo oculta. Mi pelo semi recogido con un moñito desenfadado culmina mi look.

Son las 22:30 y salimos por fin de casa. Tardamos diez minutos en llegar donde nos encontramos con Marc, Cristina y Sara.
-¡Hola!.-Dicen todos al unísono.
-¡Hola! ¿Habéis comprado hielo?- Pregunta Ana.
-Sí, la verdad es que nos ha costado más encontrar-lo que no comprar el alcohol.- Dice Marc.
Pues sí, tienen 16 años y ya beben. Supongo que soy la rarita del grupo.
-¿Y el tabaco?- Pregunta Cris.
-Lo llevo yo- Dice Ana. Ella no fuma, lo probó durante una fiesta pero creo que no se siente muy orgullosa al respecto.
-Al final acabarás enganchada a esa mierda.- Digo convencida.
Dejo atrás a Cristina y Ana mientras se ponen al día, su relación es tan especial como la mía con Sara. Así que estamos un cuarto de hora hablando cada una con su respectiva mejor amiga mientras que Marc va de unas a otras, el tan feliz como siempre. Los echaba de menos. Entre tantas vacaciones, trabajos y estudios, hacia mucho que no quedabamos, pero aunque pase mucho tiempo, nuestra relación nunca se enfría ni se rompe.

Tú de mí y yo de tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora