cap 1

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Narra Catra

Después de que Escorpia me rescatara de ese secuestro ridículo perpetrado por unos niños, decidí que necesitaba una siesta urgente. Caminé hacia mi habitación, exhausta, y me dejé caer en la cama. Mientras miraba el techo, mis ojos se cerraron lentamente, pero antes de sumergirme en el sueño, los comentarios de esa niña Chispitas roza resonaron en mi cabeza. ¿Un problema para Adora? Jajaja, por favor.

Pero, ¿qué diablos estoy pensando? Es cierto, nunca fui nada para Adora.

¿Acaso la promesa que hicimos cuando éramos crías no significó nada para ella? En estos últimos meses, solo he experimentado dolor y tristeza. ¿No deberíamos habernos apoyado la una a la otra cuando más lo necesitábamos?

Porque se suponía que sí lo haríamos. Aún no entiendo qué le dieron esos nuevos amigos, Bibu y Glammer o como sea que se llamen, que yo no pude ofrecerle. No puedo entender cómo, al encontrar esa maldita espada, no le importó dejarme atrás y luego reemplazarme.

No le importó dejarme sola con Shadow Weaver, torturándome y acechándome en la Zona del Terror. Muchas noches me dejó sin dormir por el miedo que sentía. Pero eso ya es cosa del pasado, ahora soy más fuerte que Shadow Weaver, y no gracias a Adora, sino por mí misma.

En fin, ¿quién demonios necesita a Adora? Estoy mejor sin ella.

Volteé mi cabeza hacia un lado y observé el dibujo que Adora y yo habíamos hecho juntas. Al mirar esa imagen, un escalofrío recorrió mi espalda y sentí un apretón en el corazón. ¿Por qué demonios siempre tienes que estar cerca?

Esto no tiene sentido, te odio, Adora.

Después de reflexionar, me dejé llevar por el sueño.


Narra adora

Me encontraba en mi habitación, sumido en mis pensamientos acerca de lo que Bow y Glimmer me habían contado. La incredulidad aún se apoderaba de mí al enterarme de que Entrapta se había aliado con los hordianos sin oponer resistencia. Sentía un peso en mi conciencia, como si parte de esa decisión fuera responsabilidad mía. No debí asumir que estaba muerta y dejar de buscarla. Entrapta era mi amiga, y le fallé. Debería haber estado allí para ella, así como Catra lo había estado para manipularla y hacerla creer lo peor de nosotras.

"Esto es tu culpa, Catra", murmuré frustrado. ¿Por qué disfrutas tanto manipular a las personas? Antes no eras así. Recordé los días en que solo te gustaba esconderte en los conductos de la Horda cuando éramos niños, jugando a perseguirnos por toda la Zona del Terror.

"Catra, solías hacerme reír mucho", suspiré. "A veces te extraño demasiado".

Aunque Bow y Glimmer fueran mis amigos ahora, había situaciones en las que deseaba estar con Catra. Extrañaba las bromas y las tonterías que solíamos hacer juntos. Anhelaba volver a quedarnos hasta las 4:00 de la madrugada riéndonos de cualquier estupidez y contemplando la vista desde el lugar más alto, lanzando piedras a cualquier cosa que se moviera.

Pero para alcanzar ese futuro, tenía que convencer a Catra. Lo había intentado, pero ella no estaba dispuesta a volver conmigo. Y yo no planeaba unirme a los Hordeanos. Estábamos condenadas a ser rivales.

De repente, la puerta se abrió y entraron Glimmer y Bow, con una expresión de entusiasmo en sus rostros.

"Adora, Bow y yo pensamos en ir a la pijamada que organizó Frosta junto a las demás princesas. ¿Quieres venir?" preguntó Glimmer emocionada.

Catradora, un recuerdo inolvidableDonde viven las historias. Descúbrelo ahora