La Historia que el Destino nunca escribió.

《007》

(P A S A D O)

Primaria. Cuarto grado.

AARON

La alarma sonó indicando que ya tenía que levantarme, y así lo hice.
No porque quisiera levantarme sino porque ya era viernes y aparte último día de clases para dar paso a las vacaciones de verano.

Todo estaba perfecto hasta que mi hermano entro a mi habitación en busca de su cinturón. Diario era la misma situación.
-Hermanito, ¿No viste mi cinturón?-cuestionó Daniel entrando como si nada.
-No, probablemente este en tu closet, como siempre- respondí ya fastidiado terminando de arreglarme el pelo.
-Ay, tan temprano y de mal humor, por eso no tienes novia- se burla de mi- pero tienes razón, mi cinturón ya no es el problema, sólo quería molestarte, tienes 10 minutos para bajar- me sonríe y se va de mi habitación cerrando la puerta.
Suspiré y después me digne a bajar para ir a la escuela.

Ya en la escuela, me encontraba pensando en la inmortalidad del cangrejo cuando una imagen llamó mi atención.
Era Grecia y mi hermano hablando, ¿desde cuándo eran tan amigos?
Eso no me importaba, yo no tenía porque involucrarme, si mi hermano la quería conquistar no me tendría que importar.
No me tendría que importar verla hablando con él con toda la confianza, tampoco ver como estarían abrazados cada que los maestros proyecten algo, y mucho menos que él se la pase hablando de ella en la casa todo el santo día.

Por alguna extraña razón mientras pensaba eso, involuntariamente me había dirigido hacia donde ellos estaban y estaba sentado al lado de Grecia.

¡Genial!, ¿no era eso lo que querías Aaroncito? Mi conciencia me traiciona preguntando eso.

-Emm, Aaron, ¿te sientes bien?- la voz de Grecia hizo que reaccionara.
-Ah, claro que sí, ¿por qué no habría de estarlo?- sonreí nerviosamente.
-Tal vez, porque no es muy común que te unas a una conversación que incluya a una chica- dijo burlón Daniel.
-Siempre hay una primera vez para todo, ¿no es así?- trate de no hacer contacto visual con ninguno de los dos.
-Tienes razón, bueno como te decía Dani, estoy confundida con mis sentimientos, creo que me gusta alguien- confesó Grecia en ese momento y toda mi atención estaba puesta en ella.
-Vaya, que buena noticia, ya estaba pensando que tal vez resultarías ser, ya sabes ¿no?- respondió mi hermano tratando de no reírse.
-Cállate- ella le pegó en el hombro mientras reía.
-Bueno, bueno ya basta, ¿quién es el afortunado?- Daniel se inclinó hacia adelante haciendo notorio su interés.

Yo, tal vez por inercia hice lo mismo.

Grecia sólo sonreía sabiendo que tenía a un par de gemelos en la palma de su mano.

-Él es...- fue interrumpida a media declaración por el maestro de Inglés.

-Que lástima, no te podré decir, luego será- sonrió y pusó su atención en el maestro dando por terminada la conversación.

Definitivamente Daniel tenía que averiguar quien era ese que se estaba ganando un lugar en el corazoncito de Grecia.

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