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Uraraka Ochako se encontraba en su asiento, con la mirada al frente prestaba atención ante la abrupta presentación del chico nuevo quien de buenas a primeras había declarado que mataría a cualquiera que se interpusiera en su camino.

El revuelo de la clase no se hizo esperar y la mirada de su profesor se afilo, mientras juntaba las hojas que traía en manos.

La primera impresión que surco por su mente fue que era un chico problemático. Cuestión que poco le dio importancia siendo que ese no era su problema.

Sin embargo al ver como el rubio se dirigía hacia ella no pudo evitar sobresaltarse aún más al ver que le habían asignado el asiento de al lado.

Largando un poco de aire se dijo a si misma que nada podría acaparar su atención de la clase ni su forma de ser al presentir lo peor de él.

No obstante un problema mayor apareció para Uraraka al sentir que el aburrimiento se estaba apoderando de ella lo cual le estaba dando sueño.

Sacando su cuaderno recordó que había olvidado el trabajo para la clase de arte, el profesor les había encargado un dibujo sobre el medio que les rodea, y tratando de darse ánimos se dijo en ese momento que no estaría nada mal mostrar el panorama que más frecuentaba; la escuela.

Así, empezó a hacer su tarea, sin embargo sin importar cuanto lo intentará parecía que el dibujo no salía como quería.

¿Tal vez necesitaba algo de inspiración? Mirando a su alrededor se encontró con su nuevo compañero haciendo lo mismo, aunque en menor escala y por aburrimiento.

Soltó una pequeña risita al ver cómo había dibujado a su profesor de historia Aizawa con un rostro aún más ojeroso y un par de cuernos y cola.

Como respuesta el rubio le miro mal, coloco ambas manos al frente mientras negaba tener algún problema con él, Uraraka, volvió la vista hacia su cuaderno, donde tomo el lápiz y empezó a dibujar para luego levantar de lado su libreta y mostrarle su dibujo.

Esta vez era un Aizawa con los ojos saltones mientras sacaba fuego de la boca. Esto solo ocasiono que el rubio resoplara y dirigiera su vista en su propia libreta para comenzar a dibujar.

Y así sin querer ambos habían comenzado un extraño juego que tuvo que detenerse cuando el profesor llegó junto a ellos.

Con una mirada reprobatoria le miro mal a ambos.

—Profe... —levanto la mano Uraraka con algo de vergüenza, sin embargo antes de declararse culpable Katsuki había lanzado una fuerte carcajada.

—¿Qué es lo que le causa gracia Joven Katsuki? —se dirigió el profesor hacia él.

Con una sonrisa de lado y subiendo los pies al escritorio le miro desafiante.

—Su cara.

Nuevamente los cuchicheos no se hicieron esperar ni mucho menos la reprimenda de Aizawa.

Sin embargo mientras todos hablaban la única que permanecía en silencio era Uraraka.

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Bakugo salió de la sala de detención con ambas manos en los bolsillos.

Su entrecejo fruncido se notaba al por mayor siendo que odiaba que le repitieran las cosas.

"Sabes que esta es tu ultima oportunidad, el favor que se le hizo a tus padres no lo desperdicies" Dijo Aizawa. Y lo sabía de ante mano, pero tampoco se dejaría intimidar por nadie.

Soltando un bufido vio la hora, lo más seguro es qué la hora del almuerzo ya hubiera terminado. Su estómago gruño y molesto pensó en desquitar su enojo con el bote de basura, pero antes de encestar la primera patada escucho una voz familiar.

—Debes tener hambre ten.

Girando la mirada hacia la dirección dónde provenía la voz notó a su compañera de clases extendiendo el pastelillo relleno.

—¿¡Y tú que mierdas haces aquí!?

Our Trouble 【Kacchako】Donde viven las historias. Descúbrelo ahora