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—¡Oh, vamos Lida! ¡Por favor préstame tus apuntes! Prometo devolvértelos mañana.

El chico acomodo sus lentes, mientras le miraba fijamente —Uraraka, sería una irresponsabilidad mía si lo hiciera en temporada de exámenes. Además es la responsabilidad de cada alumno mantener sus apuntes en forma para tener una educación de excelencia.

—¡Lo sé! Pero... —chillo la castaña.

Y mientras Lida seguía con el regaño Bakugo se dirigía hacia la salida.

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Uraraka se dirigió a su trabajo de medio tiempo a toda prisa, siendo que iba tarde al quedarse en la biblioteca pasando algunos apuntes de la libreta de Momo, mientras ella sacaba algunos libros.

Sin embargo al final no entendió nada.

Era temporada de exámenes y su libreta carecía de mucho a comparación con los apuntes de los demás todo debido a su trabajo. El problema real se debía a la falta de personal en la tienda, lo cual le hizo compadecerse del dueño, tratando de ayudar lo más que podía causo estragos en su ámbito académico.

Largando un poco de aire, mientras usaba el vidrio de la puerta delantera como espejo para arreglarse el cabello se encontró la peculiar e irritante voz que le sermoneo.

—¿Acaso crees que es espejo público?

—Ba... ¿Bakugo? —le observo abrir la puerta con el uniforme de trabajo.

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Uraraka seguía acomodando las revistas de los estantes, mientras que su ahora compañero de trabajo termina de acomodar las frituras.

Aun no podía creer que ahora trabajasen juntos.

—¡Oe! —le llamó desde el otro extremo— ¿Sabias que el examen del profesor Snipe será de opción múltiple y el de la profesora Kagayama será oral? —sin embargo no recibió respuesta alguna— ¡Hey cara redonda te estoy hablando! —se dirigió hacia ella solo para verla aturdida por sus palabras.

Casi pudo jurar que vio salir su alma de su cuerpo.

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—Por favor detente Bakugo —le reprocho la chica dejando escapar un largo y hondo suspiro, se sentía mareada con esta nueva información.

El chico chasqueo la lengua.

—Tch, tampoco es para tanto —dijo con fastidio— si no te la pasaras durmiendo en clases lo sabrías —señalo.

—Lo sé, pero ¿Qué hacer? —suspiro— no es como si pudiera hacer algo por la leche derramada —trato de animarse, sin embargo en ese instante su estómago sonó sorprendiendo a ambos, para al final hacer que la chica empezará a reír.

Katsuki en cambio bufo, si, definitivamente era la chica más rara que había conocido.

—¡¿Acaso no has comido?! —le regaño.

—Bueno yo... —sin embargo sus palabras se quedaron a la mitad cuando el estómago del chico también gruño, generando que Ochako volviera a reír— al parecer tú tampoco —le sonrió.

Como respuesta Bakugo le miro mal —¡Tú! —le apunto con el dedo— date por muerta.

—¡No, por favor no me mates! —dramatizó Uraraka mientras sacaba de su maletín el bento que había olvidado comer en la hora del almuerzo— en cambio mejor come conmigo, después de todo ambos tenemos hambre —le guiño un ojo.

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Aprovechando que no había clientes, Uraraka saco el bento, el cual consistía de un poco de arroz, vegetales salteados y algo de curry.

—Vamos, debes darte prisa y comer tu parte, o llegaran los clientes y ya no podrás hacer nada —le reclamó— aunque también puedes tomar tu hora de descanso mientras yo te cubró —se señaló así misma, mientras dejaba de lado sus palillos, uniendo ambas manos dio las gracias por la comida tras levantarse de su lugar e ir a cambiarse

—Tch, esa perra —murmuro por lo bajo y tras escuchar el cerrar de la puerta de empleados tomo un bocado, al menos esperaba poder burlarse de ella, pero para sumar sus males sabía cocinar bien.

Para cuando salió Uraraka solo observó a Katsuki golpeando el mostrador.

—¿Bakugo?

Our Trouble 【Kacchako】Donde viven las historias. Descúbrelo ahora