¿perdonarte?

capitulo 25

Su mano se poso en mi pecho, obligando a nuestros labios se pararse

-¿Qué sucede? – pregunte con desesperación y con poco aire, no quería dejar de probar sus labios

-no todo están sencillo – dijo con los ojos cerrados

-¿dime que falta? Solo quiero estar contigo – trate de acércame nuevamente a ella pero me detuvo

-todo lo que dijiste no lo puedo olvidar – dijo abriendo los ojos – cada palabra tuya me llenaba de sufrimiento, en solo pensar que no me querías que yo había sido un jugo o un mal rato para ti

-entiéndelo bien – tome su cara entre mis manos – lamento cada palabra, cada acción del pasado, me arrepiento de no haber sido lo suficientemente maduro para hablar contigo, explicarte, dije cosas que no sentía, eran palabras sin cuerpo, simples y horribles palabras, sabia lo que ese dia tu habias sentido pero trate de no tomarle importancia, pero no funciona, te alejaste de mi, pero mírame ya crecí, deje que me odiaras pero ahora es lo que meno quiero, solo tu amor es lo que deseo

-tendré que hacerte pagar todo lo que me hiciste - me empujo con mas fuerza, haciéndome caer de espaldas a la cama, se subió en mi regazo, dejado sus piernas flexionadas a mi costado – cada palabra me rompió mi corazón – se inclino en mi pecho desnudo hasta llegar a mis labios rozándolos con sensualidad 

-bésame – pedí con desesperación

No dijo nada, solo se volvió a sentar en sección baja, miro hacia un costado, la luz del pasillo me dejaron ver sus mejillas con un leve rojo carmesí, ternarla así me estaba tentando, volvió a mirarme, tomo entre sus manos la vieja chaqueta que la cubría de esa pequeña pijama rosado claro, la deslizo con lentitud, la temperatura aumentaba con cada movimiento

Me senté en la cama aun con ella encima, la abrase desde la espalda acercándola mas – lo cual era imposible – asiéndola sentir la necesidad de ternarla junto a mi

-te amor – dije a pocos centímetros de sus labios

Los tome con necesidad, como si fuera la ultima botella del mundo

No se cuanto paso, nuestros labios no se separaban sino por necesidad de aire para luego volver a juntarse, la ropa ya empezaba a estorbar, yo aun con el pantalón de algodón y ella sin la parte de arriba de su pijama

Mis manos buscaban el broche del brasier de encaje blanco

-como lo pensé… no iban a estar listos cuando llegara – dijo una voz madura, la cual no podía olvidar en ninguna ocasión 

Rápidamente me separe de ella, para poder ver a la persona que me interrumpió el mejor momento después de tanto sufrimiento