El Reinado del Duque de Carpatania ©

Capitulo 4 (Parte I)

Capitulo IV: Amante. (Parte I)

Luego de un par de años, la situación parecía haber causado demasiada conmoción en los grandes poblados y habitantes cercanos al Reino de Spoq. La misma pregunta rondaba en la mente de todos los familiares y conocidos de —ahora— las más de 500 mujeres:

"¿Qué demonios ocurre?"

Irónicamente, la Guardia Real ya se había cansado de tantos reportes diarios acerca de una ama de casa desaparecida o una pequeña hija adolescente, al principio creyeron que se trataba de un caso masivo de rebeldía, pero, al ver que ninguna de las mencionadas daba alguna señal de vida, se activaron las alarmas en la mente de los informantes del Rey.

—¿Y ahora? ¿Qué deberíamos hacer? —preguntó tremendamente asustado uno de los Guardias más leales al Gobernador de Carpatania.

—Nada —respondió severo su compañero—. No podemos hacer nada.

Por supuesto, nadie sospechaba del Duque. Él sabía cómo encubrirse muy bien con respecto a cualquier acusación; nadie veía extraño los raros —y enormes— pedidos de verduras, carnes finas, vino y seda que el Duque hacia cada mes a los gerentes mercaderes.

Supusieron que era un simple capricho de parte de un estúpido aristócrata egoísta. Pero no era cualquier aristócrata egoísta.

Lo siguiente ocurrió en una taberna cualquiera, cuando un joven de cabello azulado se lamentaba con los hechos del pasado:

—Maldición —susurró James mientras daba otro trago amargo a su —ya novena— jarra de cerveza de raíz. Un año después de la repentina desaparición de su hermanita, su padre se había volado la cabeza de un tiro. Y ahora, solo y sin una familia, se sumía a las más profundas perversiones del alcohol.

Recordaba a su pequeña hermanita, esa hermosa niña de rizos castaños tan largos hasta las piernas y hermosos ojos carmín. No pudo evitar soltar un pequeño sollozo de dolor.

Alzó la mirada hacia los demás visitantes de la taberna, entre todos esos grupos de personas que hablaban enérgicamente se encontraba una mesa solitaria, vacía, al fondo del bar, con solamente un joven como él sentado en ella.

Ladeó la cabeza con curiosidad y se acercó sin prisas al modesto desconocido, quien permanecía con la cabeza gacha y el orgullo decaído en todo momento.

—Disculpa —llamó su atención James—. ¿Puedo sentarme contigo?

El hombre lo miró y, con un rostro lleno de ojeras que reflejaban miseria y culpa, le hizo un ademán para que se sentara.

Permanecieron así por un largo rato sin dirigirse la palabra. Cuando James estaba a punto de levantarse, el otro joven habló:

—¿Y bien? —murmuró el desconocido con mofa y burla—, ¿Tú a que mujer has perdido?

Esto impresionó muchísimo a James, quien no tardó en responderle.

—Su nombre es Chloe, Chloe Loess. Tenía 13 años cuando desapareció —relataba James con voz grave—. Ella —la voz le tembló—... Era mi hermanita. No sé siquiera si aún vive, pero tengo la fuerte convicción de que hay algo o alguien detrás de todo esto. Sea como sea, mataré al imbécil que se atrevió a tocar a mi niña.

El desconocido soltó una carcajada seca al escucharlo hablar con esa fuerte determinación. James lo contemplaba, confundido.

—Mi nombre es Peter —se limitó el joven dándole un pequeño sorbo a la jarra de licor que permanecía frente a él—. Se suponía que iba a casarme con una hermosa doncella hace un par de meses, pero una noche ella simplemente se levantó de la cama y caminó hacia la puerta de nuestra cabaña. Cuando le pregunté porque se iría, se volteó con la mirada perdida y respondió: "Debo conocer a Zacarías."

—¿Zacarías? —Peter asintió dejando atónito a James.

—Aunque no lo creas, he investigado —comenzó a susurrar—. Para ti, ¿Quién es la primera persona que se te viene a la mente?

James frunció el ceño. ¿Dónde carajos había escuchado ese nombre?

***

Muy bien, supongo que con este capítulo concluiría completamente el área introductoria de la novela.

Pienso subir la parte II dentro de un rato, pero háganme saber a través de sus comentarios y votitos si les está gustando está —morbosa— novela xD

Besos~