Cuidado Con Lo Que Deseas

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En el fondo,
nadie sabe por qué ni lo que quiere.
Si como se dice la libertad es un misterio,
la voluntad es un monstruo ciego
-Franz Tamayo-


El fanatismo o devoción hacia un ser que se cree poderoso o divino puede cegar la realidad hasta un punto donde se hace las cosas más descabelladas. No siempre el pastor es bueno con sus ovejas, siempre terminara destruyendo una o todo el rebaño.

Helena era una chica maltratada psicológicamente por sus padres, tal vez la desinformación fue un punto en su contra o el terrible fanatismo hacia lo que creían correcto.

Las cosas en su casa eran insoportables, sus padres la trataban como una abominación, como un demonio de carne y hueso, estos eran sumamente religiosos, para ellos el comportamiento de su hija era incitado por el mismo satán.

Desde pequeña demostraba comportamientos que no creían correcto, el temor que le tenían los había llevado a encerrarla en las noches, para así evitar que les hiciera algún daño.

La pobre chica lloraba desconsolada, deseaba entender porque no era normal, le dolía el rechazo constante de sus padres, deseaba que la quisieran.

Deseaba con todas sus fuerzas un hermano, alguien con quien jugar, con quien platicar, alguien incondicional, pero sus padres se negaron a tener más hijos, temían que salieran malos como ella.

Al cumplir los 16 años hizo todo lo posible para convencer a sus padres de tener un poco mas de libertad, de poder salir al mundo, de conocer el pueblo y su gente. Estos con algo de confianza accedieron no sin antes advertirle que primero debían consultarlo con el cura del pueblo, para ellos aquel hombre era la máxima autoridad del pueblo y si el permitía tal intromisión de su presencia ella podría salir.

Lo que ellos no sabían es que ese ser estaba más enfermo que su propia hija, era un pedófilo en toda la extensión de la palabra, pues cuando los padres de los niños pensaban que los llevaría por el camino del bien, aprovechaba para hacer con ellos las peores aberraciones, los violaba hasta cansarse, se justificaba que era un mandato del todo poderoso exigía para que sus almas estuvieran limpias, que así tendrían ganado el mismísimo paraíso junto a él.

Como cada domingo los Lomet acudían a la misa de 8, esta vez decidieron llevar a la joven, las miradas curiosas no se hicieron esperar, la primera es irlos a saludar fue una pequeña mujer

—Susan, Robert que gusto tenerlos aquí como cada domingo, veo que traen una integrante nueva—comentó la curiosa mujer

—Gracias querida jane, es nuestra pequeña Helena, mi esposo y yo deseamos que forme parte de la iglesia y de la congregación que servirá al todo poderoso

La mujer los vio sorprendida, pues era bien sabido que los Lomet no tenían hijos o al menos eso creían, pues en los 16 años que llevaban viviendo en el pueblo siempre acudían a los eventos parroquiales solos.

—Oh, pues me da gusto que decidieran sacar al mundo a esta niña tan bonita— La mujercilla se acercó a Helena y le tendió la mano

—Mucho gusto pequeña Helena, yo soy Jane, eres muy bonita, espero te sientas cómoda y te adaptes nuestras costumbres.

—Gracias— contesto tímidamente

Las campanas resonaron, anunciando el comienzo de la misa, cada familia se sentó donde acostumbraba, los Lomet siempre eran de los primeros en la fila, pues para ellos era importante que el todo poderoso les diera su bendición antes que a nadie.

El cura salió unos minutos después, repasando la vista en todo el lugar, su mirada recayó en la familia Lomet y la nueva persona que los acompañaba. Sus más oscuros y perversos deseos salieron a relucir.

Helena con tan solo 16 años estaba muy bien desarrollada, tenía un busto prominente, caderas anchas, junto a unas piernas que a pesar de nunca haber echo ejercicio estaban bien definidas, pero lo más llamativo de ella era su bello rostro, que a pesar de tener rasgos infantiles, poseía una belleza atrapante, tenía unos hermosos ojos verdes, enormes cejas oscuras, nariz pequeña y respingada, labios rosados el inferior estaba un poco más ancho, tenía pecas salpicadas por todo el rostro, su cabello le llegaba hasta la cintura, negro como la noche.

Sin duda la repentina aparición de la menor atrajo de inmediato la curiosidad del cura y de muchos más.

El hombre no pudo evitar los retorcidos pensamientos que le causaba esa inocente muchacha, había abusado de diferentes niños, pero ahora era rutinario, pensaba que ya no era tan divertido como antes, deseaba experimentar, tal vez aquella niña seria la respuesta que tanto buscaba.

La misa transcurrió normal, Helena se sentía cohibida por las miradas de aquellos hombres, pues en su inocencia pensaba que eran miradas llenas de curiosidad y temor. Ya estaba acostumbrada a que sus padres la miraran de esa forma, así que pensaba que eran esas mismas miradas, cuando en realidad eran miradas cargadas de lujuria, varios tuvieron la osadía de acercarse a los Lomet solo para contemplar mejor la belleza de esta.

Como ya era costumbre después de la misa, se reunían en el patio trasero, para comentar sobre los versos de dicho evento, un señor de aproximadamente 40 años se acercó a la joven con curiosidad.

—Hola pequeña— la saludó Brion el encargado de la limpieza local.

Susan al ver las intenciones de aquel hombre y la mirada morbosa a su hija decidió intervenir.

—Hola Brion, ¿Cómo está la pequeña Emma? El viernes no la ví en la escuela y me preocupe— esta era maestra en la primaria del pueblo.

—Está bien, se sentía un poco mal, Morgan y yo le preguntamos que tenía, pero solo lloraba, decía que le dolía el vientre. Mi mujer dice que deben ser esas cosas que a las mujeres le pasan.

—Oh que mal, orare por ella para que tenga sanación el mal que la aqueja, bueno te dejo iremos a hablar con el señor cura. Mándale un saludo de mi parte a Morgan.

—Claro Susan, que le vaya bien—el hombre repasaba el cuerpo de la pequeña con cierto deseo

Las dos mujeres fueron rumbo al cura, Susan al llegar junto a él se inclinó, la joven sin saber que más hacer decide imitar la acción de su madre.

—Señor que gusto que acepto hablar con mi hija, mi esposo y yo estamos muy agradecidos por querer guiar a nuestra hija por el camino del bien.

—Oh Susan querida, no agradezcas es mi deber como el elegido del todo poderoso guiar a la nueva generación— dijo este sin apartar la vista de la menor.

—Helena hija saluda, no seas maleducada— le reprende la mujer.

—Ho...hola, mucho gusto señor— estaba tan nerviosa que retorcía los dedos de los pies.

—Oh por favor dime John, el gusto es mío— le guiñó un ojo

—Señor le pido que por favor me haga saber cuándo puede recibirla— le pide suplicante.

—Pues si no hay inconveniente podré recibirla mañana, con gusto lo haría hoy, pero tengo que ir a los pueblos vecinos a dar misas y no dispongo de mucho tiempo.

—Estaremos encantados que mañana mismo reciba a nuestra pequeña, ya no le hacemos perder más de su valioso tiempo.

—Claro hija, nos vemos mañana que el todo poderoso las cuide, adiós, Helena, fue un gusto conocerte— le extendió la mano.

—Gra.. Gracias, nos vemos mañana señor— estrechó su mano.

El destino de Helena estaría marcado desde ese día, lo que ella pensaba que sería el comienzo de su vida feliz, seria el comienzo de su desgracia.

Aquí está el primer capítulo, espero les guste y me apoyen con un esrellita.

El Misterio De HelenaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora