Vida en Línea (En edición) ©

Capítulo XXXV

CAPÍTULO RE-SUBIDO

«Te extraño Peter, sé que es una locura porque apenas te acabas de ir, pero te extraño. Llámame en cuanto puedas».

El zumbido que avisaba la entrada de un mensaje de texto en el celular de Peter hizo que Lily se despertará y, al leer esas palabras, sintió un enorme dolor en su corazón; no necesitaba tener más de medio cerebro para darse cuenta de lo que estaba sucediendo: Peter tenía una relación con otra chica y el icono de identificación de llamadas de la remitente del mensaje —ella, una rubia preciosa, sentada en las piernas del castaño— solo servía para verificar esa teoría.

Lily no pudo evitarlo más, tuvo que romper a llorar, ¿cómo eso era posible? Ella estaba consciente de que eso podía llegar a suceder en cualquier momento pero, ¿tan pronto?, ¡solo tenían dos meses separados!

—Lily —murmuró el muchacho, adormilado— ¿pasa algo? —preguntó al ver a la chica sollozando.

—No, todo está bien, no pasa nada —mintió la castaña.

—Nadie llora por nada cariño —susurró Peter abrazando y besando la coronilla de su compañera—, dime que sucede...

—Es solo que... te eché tanto de menos —sollozó la chica.

—Preciosa —comenzó el muchacho depositando un beso en la coronilla de su novia— ya estoy aquí, ya estoy aquí...

Comenzaron a besarse de forma lenta y pausada para luego dejarse llevar por la pasión sin mirar atrás, se deseaban, se necesitaban y, como si fuera poco, para Lily, entregarse significaba, además, un punto y final a su historia de amor, sin importarle que, en el proceso, su corazón se destrozara.

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—¿Qué haces Lil?

La aludida se había levantado de la cama, se había duchado y, en el momento en que Peter se había despertado y descubierto, ella ya se estaba vistiendo.

—Me voy Wallace —dijo la castaña con fingida frialdad.

—Lily —murmuró el muchacho tomando la mano de su amada— ¿qué pasa? Desde la madrugada estás actuando en forma extraña.

Lily tomó la mayor cantidad de aire que necesitaba de sus pulmones para no llorar, no, ella sería fuerte, ella iba a ser quien acabará con todo.

—No pasa nada Wallace, sólo me voy.

—Lily —susurró el castaño— nena, dime que sucede por favor.

Peter conocía a su novia mejor que ella misma incluso, y sabía que ella se estaba comportando de forma extraña.

—Es sólo que entendí que lo nuestro no puede ser —dijo la chica conteniendo al máximo las ganas de llorar— no estoy enamorada de ti.

—¿Qué?, ¿qué dices? —preguntó el joven sin poder darle crédito a lo que escuchaba— Lily, ¿qué demonios estás diciendo?

La chica tuvo que mirar al suelo, sabía que si se dejaba envolver por la mirada de Peter, perdería todo el terreno que había ganado.

—Ya me oíste Peter, no te amo y tú tampoco lo haces...

—¿Ahora qué?, ¿lees mis pensamientos acaso? Porque si es así déjame decirte que te estás equivocando en grande.

—Pues por el mensaje que te llegó en la madrugada, parece que no estoy tan lejos de la realidad —exclamó Lily, alzando la mirada para verle a los ojos— ¿lo vas a negar? —reclamó, mostrándole al aludido el dichoso mensaje.