Capítulo 6.

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Su melena rubia se deja caer por sus hombros. Sentada en la habitación de Yoan, su hermano mayor, observa desesperadamente su móvil.

Tiene mil mensajes de cien tíos diferentes, pero Eric no le ha respondido. Hace casi un mes que habla con él, no van al mismo centro, pero han quedado ya varias veces por la ciudad. Parece que hablar con él le sienta bien. Últimamente está más feliz  y más cariñosa. Sus amigas: Mía, Enma, Angie y Olivia sabrían hacer perfectamente un boceto de la cara de Eric. Detalle a detalle.

Va a su habitación para cambiarse de ropa. Ha quedado con Mía para ir al cine.

Momento de concentración: ¿qué se pone?

Tras probarse unos cuantos conjuntos opta por una camiseta blanca no muy ajustada y unos ajustados shorts. Se arregla su melena, un poco de rímel, brillo en los labios y... Listo.

-Las tías os complicáis mucho la cabeza, en serio.

-¿Qué?

-Eso mismo. Con lo fácil que sería ir en pijama a todos lados y ducharse una vez por semana. Cuando hiciera falta.

-Eres idiota, de verdad, Yoan. No sé como tienes novia. ¡Ah, no!

¡Que no la tienes!

-Quien ríe el último ríe mejor, hermanita. Anda, más vale que te des prisa si no quieres llegar tarde como de costumbre.

Su hermano tiene razón, no es muy puntual. Quien dice las cinco dice las seis. Será mejor que coja su monedero y llame a su madre para ir a recoger a Mía. Seguro que ella estaría lista desde hace media hora.

Sigue dándole vueltas a la cabeza después de lo que pasó hace un par de días. No puede creérselo, Enma se va con Hugo a París. Increíble.

Está feliz por ella, tuvo varios novios antes que él, pero desde que empezó a salir con Hugo ella cambió por completo. Su forma de ser, de actuar, de tomarse las cosas... Enma es una de las pocas chicas que no ha dejado a sus amigos de lado por un chico. De hecho siempre estaba ahí cuando todos la necesitaban. Cuando Ro tenía algún ligue ella estaba ahí.

Cuando Alex no sabía que ponerse ella estaba ahí.

Cuando Olivia se peleaba con su novio ella estaba ahí.

Siempre estaba ahí.

Serán dos largos meses, y a Mía se le harán eternos. La echará mucho de menos, y no duda de que ella también a ellos.

Algo la distrae y hace que deje de pensar en un instante.

<< ¿Han llamado a la puerta o me lo he imaginado? >>

No, no se lo ha imaginado. Es Alex, que está abajo esperándola en el coche de su madre.

Ni siquiera se mira en el espejo. Coge su cartera como de costumbre y baja las escaleras de su piso hasta llegar abajo, donde ve a Alex arreglándose una vez más el pelo.

18:06pm.

-Bien, ¿qué me dices, Cama para tres o Mirándolo a él?

-La primera tiene pinta de porno, dime que no me equivoco-dice Mía cruzando los dedos y divertida.

-De verdad, chica. Yo no sé donde tienes la cabeza... Las dos son románticas, así que tú dirás.

-¿Qué tal la de Mía se va, Mía se fue?

-Vamos, anda. Tampoco vas a salir traumada-dice intentándola convencer.

-Que no, que a mí me dejes. Que yo paso de ver a parejitas asquerosas darse besos cada dos por tres. Que me tapan la pantalla con tanta lengua y tantas babas.

No puede evitarlo, pero Alex empieza a reírse y cada vez con un tono más alto y preocupante.

-Vale, ya, Alex, ya. Que vas a hacer que nos llamen la atención-dice su amiga riéndose-¿Qué tal si vemos una de acción?, esas no son tan empalagosas y seguro que hay algún que otro tío buenorro...-Alex sale disparada a una de las taquillas en la cual pide dos pases para ver Sin solución-... del que te puedas enamorar.

Ocho de la tarde. Hora en la que empezaba el tercer pase para ver la película. Las dos amigas están en sus respectivos asientos: fila 10, asientos 13 y 14.

Perfecto.

La película comienza, aún están los trailers de otras películas que se estrenarán próximamente cuando Mía se percata de que Alex ya ha mojado las bragas.

-¿Ahora quién, eh, pichona?

-Eric. Es Eric-dice con los ojos como platos.

-¡¿Qué?! ¡¿Dónde?!

-Justo al lado de...

-...Nick.

-¡¿Qué?! ¿Ese tío es Nick?

-Ese tío es Nick.

Da comienzo la película. Las chicas siguen el recorrido que hacen Erik y Nick al buscar sus asientos.

-Mierda...-susurra Mía al ver que se sientan justo detrás de ellas.

-Nos van a ver, nos van a ver, ¿qué se supone que vamos a hacer?-dice preocupada Alex sin dejar de apretar la mano de su amiga.

-Ssssh.

Una canción de fondo acompañada del ruido que emiten las personas que ocupaban gran parte de la sala advierte que la película ha terminado. Al final no ha estado tan mal, no era una de esas películas románticas, pero tampoco era una de esas en las que solo se veía sangre y sangre por todas partes. Las chicas se levantan y se dirigen a la puerta de salida, pero antes...

-¿Mía?

-¿Alex?

Ambas se giran lentamente como si hubieran sido sus madres las que las hubiesen llamado.

-¿Nick?

-Eso creo. ¿Qué haces aquí?

-Pues ya ves... aquí, con una amiga-lleva su brazo hacia su izquierda donde minutos antes estaba Alex, pero lo único que llega a tocar es el pecho de una señora-¡Lo siento! ¡Disculpe!-dice avergonzada.

-No sé de dónde has salido, no conozco a persona más mete patas que tú -dice Nick a carcajadas.

-Estaba... Estaba aquí, en serio-dice confusa.

-Espera, espera, ¿no será una rubia?-Mía asiente-Pues creo que la he localizado-levanta su cabeza y Mía gira la suya. Efectivamente. Es ella.

-Oye, ¿le pasa algo a tu amiga?

-¿Qué?

-Su cara es muy... Expresiva-dice poniendo entre comillas con sus dedos la palabra expresiva.

-Sí, sí que lo es. Es que, le cuesta trabajo mantener la emoción tras ver una película tan buena como esta-excusa.

-Ya lo creo, ya...-dice este incrédulo.

-Debería irme antes de que le dé algo a mi amiga.

-Estoy de acuerdo.

Manteniendo las distancias las chicas se despiden de ellos y salen definitivamente de la sala.

-Por favor, la próxima vez que vayas a ver a Eric tómate un relajante muscular. Parecías una muñeca diabólica-dice Mía a carcajadas.

-¡¿Qué?! ¡Qué vergüenza!

-Tranqui, tranqui, que él estaba igual. No te preocupes. Parecíais una panda de fumetas, pero todo controlado, no te preocupes.

-Dios... Qué vergüenza...

-No te preocupes, el chico te gusta y es normal que te comportes como una imbécil al verlo-ríe-Pero ahora cuéntame.

-Volvamos a casa que hoy tenemos cena en pareja.

Sólo fue un gesto, su más mínima atención la que bastó para llenarla de ilusiones y expectativas.

Mía, te quiero.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora