CAPITULO QUINTO

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Fuerte y Valiente

— yo... creo que está un poco tarde ¿no? Supongo que debería irme — Anuncia Fabián mientras recogía sus cosas del gran sofá, sintiendo la fuerte mirada de Ruggero sobre sí mismo, era como una fuerte punzada en su nuca.

— Me parece perfecto — Los niños miraron expectantes a su padre y rápidamente negaron, corriendo hasta donde se situaba Fabián y cada uno abrazaba una de sus piernas impidiendo su sana movilidad y que el dueño de las mismas se colocara más nervioso por la cruel mirada que poseía sobre sí.

No fue hasta que Karol logro separarlos, prometiéndoles una salida de muchas horas con el chico de casi 25 años; estos inmediatamente asintieron eufóricos, sintiéndose orgullosos del resultado que habían obtenido.

Sabía que su madre y el chico no los iban a defraudar, pues era una promesa, y una promesa de Karol, jamás se rompe.

Ya con todos los elementos en su maletín color carmesí, se despidió con un fuerte abrazo de los dos pequeños — ¿estarás bien? — Susurró a la chica, recibiendo como respuesta un asentimiento; sonrió débil y ella también lo hizo.

Ambos sabían que era mentira.

El ambiente tenso no ayudaba en nada, y mucho menos esa aura oscura que percibió Fabián al momento de pasar al lado del mayor, una leve reverencia y abandono el hogar de la familia.

Con un fuerte abrazo el frio lo recibió, y la fuerte oscuridad de la noche lo invadió, las lámparas que adornaban la gran mansión eran lo único que le permitía ver el lugar, donde finalmente pudo respirar en paz, sin sentir esa horrible presión en su nuca.

Mira una vez más la gran mansión que ante él estaba, con pesar miro la puerta temiendo por lo que podría ocurrir detrás de ella; una lagrima rebelde escapo de su ojo izquierdo y esta rápidamente fue eliminada, llevo su vista al oscuro cielo dándose cuenta de lo tenebroso que se veía este, con tan escasas estrellas que podrían llegar a contarse, y con una pequeña luna quien estaba siendo oculta por unas inmensas nubes.

Llovería.

Tristemente... un paisaje perfecto para la situación que próximamente ocurriría, pero que nadie lo pensaría.

Con la cabeza gacha, un semblante decaído y con su pecho hundido en remordimiento, el, camino fuera de aquel lugar tan infernal, no era rojo y caliente, nadie podía ver las llamas, pero muchos sabían que estaban ahí, pocos escuchaban los gritos, pero ahí estaban, dentro de esas temibles paredes de un lugar que habían prometido llenar de amor, equivocándose en el camino, llenándolo de odio, rencor, golpes, sangre y traición.

Cuidado, que no te engañe lo hermoso que es por fuera, porque cuando te introduzcas, arderas como un bosque en verano.

El silencio reinaba, y de una forma totalmente incomoda, las respiraciones se lograban escuchar, y las miradas empezaron a caminar.

Unos pequeños golpecitos empezaron a hacer presencia y tres pares de ojos se dirigen hacia el lugar de donde este sonido provenía, observando como los cuatro dedos del hombre jugaban sobre un mueble, generando un perfecto compás, pero de la misma manera, uno tan tenebroso como la mirada que este mismo poseía.

La mujer de servicio desde una puerta observaba todo con descaro, pero con temor de acercarse al señor de la casa, temiendo por su vida, temiendo que le ocurriera algo si esta se osaba a interrumpir el momento de conflicto interior de aquel hombre, sin embargo, ganando un poco de valentía, camino una serie de pasos siendo notada por la chica, quien era la única que no se había dado cuenta de la presencia de la mujer, tras sus ojos estar clavados en los extensos dedos de su futuro ex-esposo.

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⏰ Última actualización: Jun 03, 2019 ⏰

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Nunca mas... "Ruggarol" [APT3]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora