Capítulo 4: Dulce mirada

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Ella se rio tontamente y giró sobre sí misma a causa de la emoción que sentía en aquel momento. Llevo la mano a sus labios, aún podía percibir la huella de su beso sobre ellos, suspiró y cerró los ojos dejándose caer sobre la cama. Todo rastro de inseguridad se había evaporado como por arte de magia. Estuvo varios minutos acostada hasta que decidió levantarse para explorar el baño y darse una ducha.

Era increíblemente grande, decorado a juego con la habitación, las baldosas negras del suelo contrastaban a la perfección con el gris oscuro de las paredes. A pocos pasos de la entrada se encontraba una alfombra felpuda color blanco de forma rectangular que se ubicaba frente a una gran tina ovalada iluminada con velas aromáticas encendidas, cuya fragancia de coco y vainilla inundaba la habitación.

Elissandra camino hasta el lavamanos, y paso su mano por el granito antes de elevar la mirada hasta encontrarse con su reflejo en el espejo en forma de círculo. A pesar de las pronunciadas sombras bajo sus ojos verdes, evidencia de sus pocas horas de sueño durante el viaje, su mirada tenía un brillo de emoción que contrastaba con el sonrojo de sus mejillas. Llevaba el cabello color caoba sujeto en lo alto de la cabeza recogido en una coleta. La piel de su rostro ovalado estaba bronceada ligeramente a causa del soleado clima de su país. Una sonrisa comenzó a dibujarse en su rostro, mostrando una perfecta dentadura y unos profundos hoyuelos en ambas mejillas.

Se giró en busca de la ducha, percatándose que la pared situada justo tras ella no marcaba el final del baño sino más bien ocultaba el área de la ducha. Camino en esa dirección rodeando la pared, y se encontró con otra estancia casi tan amplia como la anterior, allí no había espejos, sólo un mueble de madera de estilo egipcio que encima tenía un cojín blanco no demasiado grueso que abarcaba toda su superficie, y una estantería de metal fino con flores ornamentadas color plata que contenía un montón de toallas blancas perfectamente dobladas.

Soltó una risa de emoción y corrió hasta las puertas de cristal, sin pensarlo dos veces se quitó rapidamente la ropa para meterse en la ducha. El agua comenzó a caer en cascada sobre su cuerpo, tenía la temperatura perfecta. No supo cuanto tiempo estuvo en la ducha, pero salió de ella sintiéndose completamente renovada, y tomó una de las toallas de la estantería para cubrirse con ella.

Cuando llego de nuevo al dormitorio se detuvo en seco, no sabía donde estaba su equipaje, soltó una maldición y se dejó caer sobre la cama mientras se mordía el labio inferior. En ese momento escucho como tocaban la puerta de la habitación, se tensó al instante y abrió la boca para decir algo pero antes la voz de una mujer resonó tras la puerta.

- Le he traído la comida, genç bayan - Elissandra se relajo al instante, y le respondió con un "ileri git" <<Pase>>.

Una mujer de unos cincuenta años, vestida con un hermoso Kaftan color azul turquesa que tenía diminutos detalles bordados con hilo dorado en la parte frontal y alrededor del cuelo, llevaba el cabello negro atado en una larga trenza que le llegaba hasta la parte baja de la espalda, entró a la habitación arrastrando un pequeño carrito de comida que estaba cubierto con un exquisito mantel color champagne de punto crochet. Posiciono el carrito junto a un cubo alargado hecho por completo de fino cristal, situado sobre una alfombra color negro donde había varios cojines plateados esparcido, luego se dispuso a colocar los platillos sobre el cubo de cristal, cuando hubo terminado se giró hacia ella y le dedico una mirada fría.

- Mi nombre es Amina, y estoy a sus órdenes, genç bayan - su tono de voz reflejaba la crudeza de su mirada. Elissandra se encogió un poco.

- Gracias por todas sus atenciones, Amina bayan - comenzó con voz tímida, y la mujer la miró enarcó una ceja -. No sé dónde se encuentra mi equipaje.

La mujer elevo ambas cejas, y la miró divertida, se giró dándole la espalda y caminó hacia el gran armario color negro, abrió una de las gavetas y luego se giró de nuevo hacia ella.

- Su equipaje se encuentra distribuido en los cajones, junto a otras cosas que Murat bay ordenó traer exclusivamente para usted, sino necesita nada más me retiro.

Dicho esto giró sobre sus talones y salió de la habitación. La incertidumbre y ansiedad comenzó a crecer nuevamente en el estómago de Elissandra, quien tras un largo suspiro se levantó de la cama para dirigirse al armario.

Los cajones se encontraban repletos de exquisitas piezas de ropa de lujosas marcas como Fendi o Gucci, y el único pensamiento que cruzó por su mente en ese momento fue que jamás imagino que se encontraría en un lugar como aquel rodeada de tantos lujos. Sus manos se sujetaron con fuerza al borde de la gaveta, mientras se sentía abrumada por aquel torbellino de emociones.

Al cabo de unos segundos respiro hondo y se dispuso a encontrar su ropa, tardó varios minutos en hacerlo. Cuando hubo terminado de vestirse sintió su estómago crujir por lo que camino hasta la mesa de cristal, se sento lentamente sobre la alfombra, tomó una de las tapas semicirculares que cubrían la comida y la levantó para ver su contenido.

Se encontró con un plato que contenía un dulce de hojaldre, pistacho y miel conocido como Buklava, Ellisandra lo conocía muy bien puesto que se había tomado la tarea de investigar la comida típica de Turquía. Desde que vio las fotos por internet había sentido que no podía esperar para probarlo y ahora lo tenía frente a ella, no perdio tiempo y tomo uno para probarlo. Soltó un gruñido de placer al probar aquella delicia de postre.







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