Capítulo 7: Memorial

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No se detuvo hasta llegar a la habitación de ella, donde prácticamente la lanzó al interior y cerró la puerta con llave

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No se detuvo hasta llegar a la habitación de ella, donde prácticamente la lanzó al interior y cerró la puerta con llave.

Elissandra estaba temblando, no podía moverse tenía la vista fija en la puerta cerrada.

Aún trataba de asimilar lo sucedido, no encontraba una explicación coherente para justificar la reacción de Murat, pero todo pensamiento fue interrumpido cuando el dolor regreso.

Se sobresaltó cuando escuchó la cerradura de la puerta abriéndose y retrocedió varios pasos. Amina se abrió paso a través de la habitación sin siquiera dirigir la mirada en su dirección, dejo un pequeño botiquín sobre la cama y salió tan rapido cómo había entrado, sin mediar palabra.

El sonido de la cerradura resonó en la habitación. Elissandra se giró en dirección a la cama, pero las lágrimas de dolor le nublaban la vista. Como pudo tomó el botiquín y llegó hasta la ducha del baño, se sujetó de la barandilla metálica mientras se desprendía del bañador, aumentó su agarre cuando removía los restos de sangre con agua y jabón, utilizando sólo su mano libre. Con cuidado se retiró los adhesivos y se limpio la herida de la misma forma, ya había dejado de sangrar. Respiró hondo y cogió el botiquín, que había dejado en una rejilla colgante de baño, contenía lo mismo que había utilizado Emre, así que tomó un apósito de gasa que humedeció cuidadosamente con alcohol y comenzó a pasarlo por la herida, haciendo pausas cada tanto a causa del ardor.

La herida tenía bordes irregulares, era de unos veinte centímetros de largo apróximadamente, y cómo había dicho Emre, no demasiado profunda. De cualquier forma, Elissandra se colocó más adhesivos para mantenerla hermeticamente cerrada.

El camino hasta el dormitorio fue un poco más sencillo, ya que, podía afincar levemente la pierna lastimada. Cogió lo primero que parecía atuendo para dormir de los cajones y se apresuró a llegar a la cama, para recostarse.

Para ese momento el dolor había remitido lo suficiente por lo que se dejó llevar por sus cavilaciones. Sabía que el comportamiento de Murat no tenía justificación alguna, y aún así en lugar de culparlo, sentía que todo debía tener una explicación, y que él en cualquier momento entraría por esa puerta para proporcionarsela. Siempre que tenía problemas, se decía a sí misma que "la noche es más oscura cuando se acerca el amanecer" para calmarse, y funcionaba, pero ésta vez no surtía efecto. Fue entonces cuando su mente comenzó a vagar por los recuerdos.

Los padres de Elissandra habían fallecido en un accidente de auto cuando ella tenía un año de edad, justo cuando regresaban a casa al finalizar su jornada laboral, ambos eran abogados de oficio. Esa noche la pequeña niña estaba a cargo de una niñera.

Las autoridades iniciaron la busqueda de familiares que se hicieran cargo de ella, pero se encontraron con que no había nadie, así que la pequeña fue enviada a un orfanato.

A lo largo su infancia, surgieron varias parejas interesadas en adoptarla sobre todo por su frágil edad. El proceso de adopción en Venezuela implica que el adoptado pase a ser hijo legítimo de los adoptantes, es decir, que se emite una nueva acta de nacimiento dónde se evidencie el proceso adoptivo bajo la terminología "adopción plena", donde se desvincula legalmente al niño de sus padres biológicos.

Debido a los múltiples requerimientos y procesos que derivan de éste trámite, la espera para lograr una adopción puede tardar años, por lo que la mayoría de las parejas abandonan el proceso. Eso aunado al hecho de que muchas mujeres embarazadas o con niños recién nacidos realizaban tratos de forma ilegal, dificultaba aún más la situación de Elissandra, a tal punto que no logró ser adoptada en el rango de los 0-12 años, que son las edades más buscadas, por lo que debía permanecer en el orfanato hasta cumplir la mayoría de edad.

Aunque ese periodo de tiempo no llegó a cumplirse, debido a que el orfanado anunció su clausura a causa de que la compañía que lo financiaba había quebrado en el país, por lo que no se contaba con el presupuesto para cubrir las necesidades básicas de los niños y niñas.

La directora del orfanado, Catalina Gómez luchó incansablemente para mantenerlo abierto pero le fue imposible, así que procuró encontrar sitios adecuados para cada uno de los niños a su cargo, sobre todo los más pequeños.

En aquel momento, Elissandra recién había cumplido sus dieciséis años, y había pasado las noches en vela pensando que terminaría en la calle, ya que no contaba con la ayuda de nadie. Pero, fue precisamente la sra Catalina quién le mostró la luz al final de ese oscuro túnel, al informarle que sus padres habían dejado una cuenta bancaria con una modesta cantidad de dinero, del cual debía hacerle entrega al cumplir los dieciocho años, pero en vista de la situación y que había culminado su bachillerato, lo haría de inmediato, con la condición de que debía rendirle cuentas mensuales de sus gastos, sitio de vivienda, y clases, mientras alcanzaba la edad.

Así paso el tiempo rapidamente, Elissandra se había apuntado en la carrera de Diseño Gráfico, y consiguió un trabajo como camarera en una cafetería cercana a la universidad. Aun cuando sus padres le habían dejado una buena cantidad de dinero, ella siempre pensó con mente ahorrativa y prudente, por lo que alquiló un pequeño y tranquilo anexo a veinte minutos de la universidad.

Fue de esa manera que logró comprar una cámara fotográfica, y posteriormente una portátil, desde donde se registró en aquella red social donde ocasionalmente conseguía trabajos como fotógrafa de eventos.

De vuelta al presente, no fue consciente de que alguien había entrado en la habitación, seguía perdida en sus recuerdos sin percatarse de que las lagrimas rodaban libremente por su rostro.

- Elissandra – la llamó aquella voz tan familiar, se asustó al escucharlo tan cerca y se incorporó bruscamente con los ojos como platos -. Perdóname.

Sin decir nada más la envolvió entre sus brazos, y ella se permitió relajarse contra su pecho. Estuvieron así un largo rato, hasta que él se alejo un poco y dirigió la mirada hasta su pierna, dónde podía verse la incisión, ella tragó saliva cuando el pasó su pulgar suavemente sobre la herida.



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⏰ Última actualización: Nov 11, 2021 ⏰

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