Capitulo 8: Un demonio muy familiar

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 A la mañana siguiente

 Riko se despertó por una voz familiar que retumbaba en su cabeza, cuando abrió los ojos todo se sentía más pesado y a la vez más liviano, como volar con peso en las alas.

 -Rikooo ven a comer -lo llama su madre-.

 -Voy...-dice con pereza-.

 Cuando decidió vestirse vió por la pequeña ventana de su habitación, un pequeño cuervo rodeado por una niebla mañanera que hacía llorar al vidrio.
 En ese momento sus pelos se erizaron, cuando decide ignorar eso va hacia las escaleras para bajar, pero al pisar el primer escalón un crujido aflora de la madera como sí fuese una risa siniestra, como sí la casa fuera a devorarlo. Él, ya temblando del miedo vuelve a escuchar la voz de su madre tranquilizadora y va hacia ella, cuando esta por pasar la puerta de la cocina, la dulce voz se convierte en un desgarrador grito de dolor, apenas asoma la cabeza por la puerta ve a su madre con la panza abierta sobre la mesa, y un ser de compostura humana, plumas de pájaro, con una gran joroba y un hocico similar al de un perro se la devoraba . Cuando Natacha gira la cabeza para ver a su hijo, sus ojos llorosos le perforan el alma, mientras el crudo y sangriento frenesí de la bestia solo la terminó de ahogar de dolor, y la vida se fue de sus ojos. Cuando Riko quiere salir de ahí. Atrás de él estaba su hermano, con cara macabra, con grandes ojeras, el rostro desfigurado, y parecido a un animal, sus ojos parecían los de un león con ansias de sangre. Y para cuando se da cuenta, su padre le había dado un hachazo en la espalda a quien fue siempre su más fiel compañero, los ojos llorosos de su padre se encuentran con los de su hijo, pero sin pasar un momento de calma, la misma bestia que mato a su madre salta sobre su padre y le desgarra el cuello. Otro grito ahogado en furia sale de su padre. Cuando Riko ve todas las paredes de madera barnizadas con sangre y a su padre forcejeando contra la bestia, sale el mayor grito que dío en su vida mientras cerró los ojos.
 -Rikoo...-se escucho sueve-.
 Apenas abrió los ojos la bestia apareció agujereada por el llanto del joven, sangre salía de ella y parecía podrida.
 -RIKOOo...-dijo la misma voz que insistía con un susurro-.
 Él saca el cadáver de la bestia de arriba de su padre, al cual se le apagan los ojos poco a poco. Riko puso su rostro contra el pecho del padre y empezó a llorar.
 -RIKOOO -se escucho un grito-.
Dejó soltar un gran grito de dolor, pérdida y cerro los ojos con mucha fuerza.
 -RIKOOOOOO -la voz de Sofia lo despierta por fin-.

 -AHHHHH -grita el joven sin entender la situación, o porque estaba en la cama de Sofia y no en su casa, pero eso no parecía importarle ya-.

-¿Estás bien?-pregunta Sofia con un rostro de preocupación muy grande-.

 Riko se queda mudo, tenía un nudo en la garganta, cuando solo la abraza sin pensar en nada, un abrazo de alivio.

 -Creo que tuviste una muy fea pesadilla- dice un poco sorprendida por el rápido abrazo.

 -Sí... -le aclara Riko sin dejar de apoyarse muy fuerte en su hombro-.

 -Bueno ya paso ¿si? Ya esta listo el desayuno, te estuve llamando hace un tiempo pero no despertabas-.

 -Sí esta bien- los brazos de Riko se desenriedan de Sofia -perdón, fue un mal sueño-.

 Dentro de unas horas, él seguia en la casa de Sofia, eran como las tres de la tarde cuando tocan la puerta, era el padre de Riko, quien habla un rato con la mamá de Sofia, una mujer bastante delgada, fumadora y despreocupada que no trasmite mucha seguridad. Al salir de la casa con Jorge y al estar a unos cien metros de la casa de la "novia de Riko" a Jorge se le tiñó una cara maliciosa y picarona con muchas preguntas, entre ellas:

 -¿Usaste globito?- dice en tono burlón-.
 -¿Todo estuvo tranqui?-.
 Preguntas rápidas que no le dan tiempo de respuesta a Riko, quien solo se sonroja.

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