Historias de manzana y canela

De lujuria y engaños

Martina despertó en una cama de hotel con Kim Heechul a su lado. ¡Sí, Kim Heechul, el que había sido su mejor amigo y confidente todos estos meses! ¿¡Qué mierda estaba pasando aquí!? De a poco fue recordando lo que pasó la noche anterior.

Pero primero, para entender la historia, hay que remontarse a unos meses atrás: 6 meses para ser exactos.

Martina conoció a Kim Kibum de casualidad. De esas casualidades de la vida que le pasa solo a una persona como ella. Sabía que venían a su país artistas de música coreana pero a ella no le interesaba mucho, por lo mismo al ver el escándalo que había en el centro comercial sólo quiso huir. Pero escapó para el lado equivocado, ya que chocó de frente con el artista por quienes las chicas gritaban. Quedó enmudecida cuando lo vio, se veía un chico sencillo, con ojos gatunos. Se miraron, ella le pidió disculpas en inglés y quiso retirarse, pero él le tomó del brazo y la invitó a comer con él. Y así fueron todos esos días en que él se quedó en su país. Luego intercambiaron teléfonos y siguieron conversando por largos dos meses.

Después de esos dos meses comenzaron una relación y por eso, Martina tomó la decisión, sugerida por Key (su nombre artístico) de ir a vivir a Corea. Con él. A la agencia no le gustó mucho ya que las fanáticas se iban a molestar bastante, por lo que le puso un par de condiciones: Ella trabajaría siendo su asesora de imagen pero no podría salir del departamento que compartían a la misma hora que él ni llegaría a la misma hora tampoco. No los podían ver juntos, no hasta que supieran como manejar la situación. Ella no tuvo ningún problema, trabajar como su asistente o asesora de imagen le serviría para ganar experiencia en lo que estudió y tampoco quería causarle problemas a su novio, si es que podía llamarle así.

El primer mes fue maravilloso, una luna de miel. A veces se encerraban en diferentes lugares del edificio de la agencia a hacer el amor o simplemente besarse como si el mundo se fuese a acabar. Todos envidiaban la excelente relación laboral y los pocos que conocían su secreto, también envidiaban su relación amorosa.

El segundo mes empezaron los problemas.

Key empezó a llegar cada vez más tarde y ella empezó a salir cada vez más temprano. No se veían casi y cuando lo hacían o discutían o era por temas laborales. Ambos se evitaban seguido. Ella mantuvo la cordura gracias a Heechul.

Un día ella salió llorando de la agencia. De repente sintió un ruido de un auto delante de ella. Era Kim Heechul, otro idol muy conocido. Él la invitó a subir al vehículo y ella aceptó, estaba tan dolida ese día por una discusión absurda que había tenido sobre ropa con Kibum que no quería llegar a casa. Pero Heechul sabía donde vivía y la llevó directamente. Ese día no hablaron de nada durante el camino. Al llegar, la chica le agradeció el aventón y subió a su departamento. Al día siguiente, al ella salir para dirigirse al trabajo, se encontró con Heechul que estaba afuera esperándola. Y así se repitió todos los días, hasta que se convirtió en su amigo y confidente.

Y así llegamos a la noche anterior.

Ese día fue todo muy caótico: Tenían una premiación muy importante en SM y los de la agencia le habían pedido a Martina que se encargara personalmente de arreglar todo para Kibum. Lo que ella no sabía es que era una trampa.

Estuvo toda la tarde en su oficina, planeando los atuendos, que todo saliera perfecto y su amor brillara en el escenario. Quería que todo saliera perfecto porque se había enterado que estaba embarazada, por lo que si él estaba de buen humor se tomaría bien la noticia. Llegada la hora de ir a camarines, fue con todas sus asistentes. Al entrar se llevó una desagradable sorpresa: Kim Kibum no estaba solo, estaba con otra artista de la agencia, Irene. Y no estaban conversando, se estaban besando.

Martina, al ver esa escena, vio pasar todos esos meses con rabia y pena. Entendió todo lo que estaba pasando y por qué ya casi no se hablaban. Irene se dio cuenta de su presencia y le advirtió a Kibum, quien la miró y le dijo: -No es lo que piensas.