El salón del desahogo era la idea más ridícula, vergonzosa, bizarra y brillante que podría haber ofrecido su universidad.
Básicamente, un salón de desahogo era una sala —duh— a donde la gente iba a... bueno, a desahogarse.
Podías gritar. Llorar. Frustrarte. Romper cosas. Arrancarte los cabellos y fantasear con arrojar todos tus libros —y la maldita carrera— por la jodida ventana. Podrías haber organizado un atentado terrorista en ese salón y nadie iba a descubrirlo.
Pero para Izuku Midoriya, que primero era canceriano y después una persona...
Pues simplemente iba a llorar.
Midoriya estaba muy determinado en ir particularmente a llorar.
Y gritar, de vez en cuando. Pero no era muy a menudo. A Izuku le gustaba llorar —no, en realidad no le gustaba, pero no podía evitarlo. Ya era parte de su ser. Así que tarde o temprano acabó aceptando que era una máquina de lágrimas y comenzó a dejarlas fluir en vez de tragárselas.
No es que visitase el salón con demasiada frecuencia. Solo una vez a la semana. O tal vez dos. O tres.
Ya. Midoriya iba al menos una vez al día a desahogarse.
De hecho, hubiese sido una suerte que no tuviera necesidad de ir algún día. Pero la universidad era tan abrumadora —y más que nada porque se trataba de su primer semestre— que realmente no pudo evitar ir a soltar unas lagrimitas que venía guardándose durante la mañana.
Era una sala cómoda y cálida. Tenía varios sofás, pufs, una ventana —pero tenía barrotes, maldita sea—, una máquina expendedora, una pizarra para escribir tus pensamientos, pelotitas anti-estrés, juegos de concentración y de ingenio, conexión wifi y muchos, muchos pañuelos.
Supuso que quien sea que los reponía todas las mañanas debía odiar a Midoriya en su cabeza. ¡Pero él no podía evitarlo! ¿Sí? Él era sensible.
Nadie tenía piedad por sus sentimientos tan intensos.
Y le gustaba el salón del desahogo. Era la excusa perfecta para no tener que socializar cuando sentía que la ansiedad lo comería en vida y con patatas al horno.
Midoriya siempre se iba. Y Uraraka —su primera amiga de la universidad— simplemente asumía que necesitaba su tiempo a solas, así que era la encargada de poner una excusa a los demás de su grupo de amistades.
Por muy cool que fuese el salón del desahogo, visitarlo seguí siendo una práctica bastante impopular. Nadie admitía que corría para ese lugar con el único deseo de evacuar algunas lágrimas.
Muchos decían que te hacía ver débil. Y poco genial para ser un universitario. Y se suponía que los universitarios superaban las crisis, ¿no? O, al menos, eso mostraba todo mundo...
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TodoDeku Week 2019 - [BNHA]
FanfictionColección de siete oneshots con motivo de la TodoDeku Week 2019, siguiendo las temáticas de: • Día 1: Determinación. • Día 2: Intimidad. • Día 3: Transiciones. • Día 4: Cicatrices. • Día 5: Confesiones. • Día 6: Lazos. • Día 7: Celebración --- • Me...