Capítulo uno

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Aparición
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Un muchacho joven de cabello pelirrojo y pecas cubriendo su rostro estaba sentado en un escritorio cubierto de pergaminos arrugados, había páginas y páginas de oraciones tachadas o palabras borradas por las lágrimas, que hacían que lo escrito no vuelva a ser legible.

Había un pequeño reloj junto al igualmente pequeño escritorio en el que el niño estaba sentado, la cara del reloj estaba iluminada por la luz de una lámpara y mostraba que era más de medianoche. El niño finalmente terminó y leyó el último borrador que había escrito, asintió con la cabeza con satisfacción y tiro los otros borradores.

El niño miró alrededor de la habitación, satisfecho consigo mismo por haber logrado que se vea tan ordenada, luego tomó un sobre y escribió sobre el con letras grandes y desordenadas:

Mamá

Dejó el sobre junto a la carta para asegurarse de que la tinta se seque, metió la mano bajo su cama y sacó una mochila vieja, la mochila era grande y pesada (al menos para él) y parecía estar llena de objetos.

Puso la mochila al lado de su escritorio y se acercó a la jaula de su mascota, la cual era una rata. El niño estaba a punto de abrir la jaula para liberar a la criatura, pero de pronto se detuvo.

El joven volvió a la carta en su escritorio y escribió una posdata debajo de su firma, asintiendo para sí mismo el niño dobló la carta, la metió en el sobre y volvió a buscar a su rata.

-Bueno, Scabbers -le murmuró a su mascota al mismo tiempo que la metía en el bolsillo de su túnica- Creo que estamos listos.

El niño apagó la llama de su lámpara y se deslizó en silencio fuera de su habitación, luego caminó hasta la escalera que bajaba unos cuantos pisos.

«¿Por qué tengo que vivir en el piso más alto?» gimió Ron para sí mismo cuando su pie pisó la escalera chirriante. Él estaba aterrorizado de que su plan fallase por culpa de esa escalera, así que pasó diez minutos tratando de bajar las escaleras de tal manera en que no despierte a nadie. Se sintió muy aliviado al llegar a la parte inferior de ellas y caminó tranquilamente hacia la cocina. Él sabía exactamente donde tenía que poner la carta, había pensado durante mucho tiempo donde podría dejarla y al final, decidió dejarla en el único lugar que conocía, que a ciencia cierta, su mamá se fijaría. El pelirrojo tomó un poco de cinta adhesiva para ponerla en el sobre, posteriormente se puso de puntillas y lo pegó en la cara de su madre en el reloj de la familia Weasley. El niño dio un paso hacia atrás para asegurarse de que la carta estaba bien pegada, luego se fue tranquilamente a la puerta de la cocina y la abrió.

Él supo en el momento en que abrió la puerta que algo estaba mal. La puerta chillaba muy alto y él sabía que el ruido iba a despertar a sus padres, ¿Cómo pudo olvidar los hechizos protectores que siempre ponía su madre? Sabiendo que tenía muy poco tiempo para irse, el niño salió corriendo por la puerta tan rápido como pudo.

Su mochila rebotaba hacia arriba y hacia abajo contra su espalda, apretando sus hombros y haciendo un ruido horrible. Oyó chillar en protesta a Scabbers desde su bolsillo, pero no le prestó atención. Corría tan rápido como podía cuesta abajo hacia la carretera, pero sabía que se estaba moviendo muy despacio.

«Tal vez pueda tratar de aparecerme, como papá» pensó el muchacho salvajemente.

«Pero ¿a dónde voy a ir? ¡Piensa! Tengo que estar bien escondido, ir a un lugar donde nadie pueda encontrarme... ¡Al igual que Harry Potter! ¡Nadie sabe dónde está él, así que debería ir allí!»

¡Ya he tenido suficiente!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora