Una hermosa mañana de miércoles, esas mañana donde el ambiente se sentía tranquilo y el aire no era tan molesto y frío como solía serlo algunas veces. El de piel canela bajaba de una camioneta Ford de color blanco.
-gracias por dejarme, mamá-sonrió el estudiante.
-no es nada, hijo. En la salida no podré venir por la Junta -se disculpó la adulta.
-no, no. No importa, Foxy me ira a dejar a casa.
-ese jovencito ha estado mucho contigo, ¿Acaso tienen algo que decirme? -se cruzó de brazos.
-he... Te diré luego -río nervioso corriendo al Instituto.
Al entrar sin más que hacer camino al Salón de quimica que era su primera clase, pero en medio patio del campus escucho el nombre del más alto llamarlo, este voltio con una sonrisa que al estar cara a cara con el pelirrojo borro, cambiando su semblante a uno sorprendido.
-¿Qué te paso? -acuno el rostro contrario con sus manos.
-no es nada, solo no pude dormir -sonrió con un ligero sonrojo.
Foxy tenía una ojeras bajo sus ojos, no eran exageradas pero por la piel nivea se notaban desde dos metros de distancia, se notaba el cansancio y una ligera preocupación.
-yo no creo que sea por eso. Si algo conozco bien de ti es que para ti el sueño es sagrado y debe respetarse -se cruzó de brazos.
-lo se, lo se. Solo que ayer hice un proyecto largo que se entrega hoy. Termine tarde y no tenía sueño -se encogió de hombros-, pero no te estaba buscando para interrogatorio. Te quería invitar a salir hoy, o bueno si estas libre.
-pues... No tengo planes para la tarde, así que iré contigo, ¿A dónde?
-es un secreto. Bueno, una sorpresa que veras en la tarde. Entonces paso por ti a las cuatro.
-si, sirve que le das la noticia a mis padres, hoy salen a las dos.
-¿Decirles el qué?
-lo de nosotros, tonto. Mi mamá quiere saber que somos porque dice que la cercanía que tenemos no es normal.
Sin decir una palabra más el de orbes ámbar le dió un beso en la frente al menor para después retirarse dejando a un Bon con fundido.
Ya era la hora, Foxy estaba fuera de la casa de los Smiths esperando a que abrieran la puerta; esta se abrió por el padre quien lo saludo con un choque de puños y ambos pasaron al Salón principal donde había un sofá de tres cuerpos y otro de un cuerpo de color negro con almohadas pequeñas en cada rincón de dolor blanco. Tomaron asiento sin decir una palabra, el silencio era un poco incómodo.
-entonces, Foxy, ¿Qué tal la escuela? -pregunto de la nada el mayor.
-pues nada mal, señor. Pronto serán exámenes y bueno, usted sabrá el estrés de estudiar jeje.
-te he dicho que me llames Fred, señor me hace sentir viejo... Bueno, lo estoy pero no me gusta ese nombre-ambos rieron por aquel comentario.
La mujer salió de la cocina viendo al pelirrojo. El cual se puso de pie para saludarla pero antes de que pudiese decir algo fue interrumpido.
-tú me debes una explicación, jovencito -se cruzó de brazos.
-señora, déjeme decir que su hijo y usted tienen mucho parecido -sonrió rascando su nuca.
-¿Enserio? -sonrió- Eso lo dicen muchas personas... Espera, no me cambie el tema -borro la sonrisa.
-mamá, a eso vino -todos voltearon a ver al de cabello turquesa-, bueno. Vino a aclarar todo y por mi para salir.
El menor camino a la Sala sonriendole al más alto, quien trago saliva en seco para después mirar a la señora sin antes aclarar la garganta. Los adultos miraron al invitado esperando esa aclaración.
-señores... Su hijo y yo estamos saliendo, o bueno. Mejor dicho, Bon y yo somos pareja -sonrió.
Los padres miraron a los dos jóvenes quienes se miraban con una sonrisa.
-bueno, eso era de esperar. Después de todo Bon nos dijo que le gustas -se encogió de hombros Fred.
-Alfred, por favor. No seas así de directo, solo se dice "ya sabíamos"
-si bueno. Bon y yo tenemos una cita pendiente así que nos retiramos.
Foxy tomó de la mano a su pareja despidiéndose con un ademán salieron de la casa casi corriendo pues la reserva pronto sería y si no estaban hay a la hora exacta ya no los recibirían después. Lograron llegar justo a tiempo para que los pasarán; el mayor pensó que sería aburrido tener esas cotas donde solo caminaban y lugares tranquilos, así que llevó a Bon a un parque de batalla, donde se enfrentan uno a uno con pistolas de pintura que era el lugar preferido del más alto. El menor estaba que moría al no saber cómo se usaban las cosas que ocupaban, solo sabía cubrirse y salvar su vida.
La tarde la pasaron así, primero en la guerra de pintura y después de eso decidieron ir a un parque de diversiones que estaba cerca.