Una mañana cualquiera

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En la ciudad de Caracas, vive un chico llamado Tyler con una vida muy corriente y tradicional, ya que lo que hace de lunes a viernes es ir de la casa a la universidad y de la universidad a su casa, pero que trabaja todos los fines de semana para poder mantener el apartamento y mantenerse a sí mismo... y aunque no es muy sociable o no tiene muchos amigos, él se considera medianamente feliz. 

Tyler es un chico de piel clara, alto, con cabello castaño, ojos verdes claros y le gusta usar siempre un suéter negro.

Él se encuentra en su apartamento alistándose para ir a la universidad, toma una ducha, se viste, desayuna, toma su bolso y sale del apartamento.

Al ir caminando por el estacionamiento, Tyler se encuentra con un vecino.

—Eh, ¡Hola Tyler! —lo saluda su vecino con un aire cansado.

—Hola, Sr. Edwin... —Tyler saluda a su vecino, y se da cuenta de su agotamiento.— lo veo cansado, ¿se encuentra bien?

—No, he estado como 2 horas aproximadamente en una cola en la autopista, estoy agotado de estar sentando en el carro por tanto tiempo, necesitaba estirar las piernas. —le afirma su vecino exhausto.

—¿¿En serio?? —pregunta Tyler, con preocupación— y ¿esa cola por qué?

—A causa de un árbol que cayó en medio de la autopista —prosiguió el vecino— si vas a la universidad te recomiendo que tomes la carretera...

—Aggrr...que vaina—dice Tyler con un tono fastidioso— bueno, que más me tocara, gracias.

Tyler se despide de su vecino, y se monta en su Corsa de dos puertas y murmura entre dientes «y yo que pensaba que podría ser una mañana cualquiera».

Un nuevo e interesante amigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora