La cobija de rayas

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Luego de horas de estar jugando con Ned en el parque, asegurándose que los de vigilancia o personas que se pasaran por donde ellos estaban no sospecharan acerca de la criatura, Tyler decide llevar a Ned a su casa, después de todo, ese pequeño duende podría llegar a convertirse en aquel amigo que Tyler nunca se imagino que podría tener.

El apartamento de Tyler no era muy grande, pero tampoco era muy pequeño, tenia su habitación, 1 baño y compartía la cocina con parte de la inmensa sala de estar, en la cual tenia un sofá color crema de dos plazas, frente a su televisor; estaba relativamente bien para alguien que vivía solo.

—Muy bien, ya llegamos —dice Tyler abriendo la puerta principal y dejando a Ned entrar primero— No es la gran cosa pero me gusta.

Tyler cierra la puerta y se da cuenta de como Ned ve todo a su alrededor, la cocina, las paredes, las decoraciones y cualquier otra cosa que se le atravesara en su vista. 

—Este apartamento antes tenia dos habitaciones, —lo dice mirando a Ned— pero los dueños anteriores tumbaron una pared y ahora solo queda una.

Después de unos segundos de estar viendo a todos lados, Ned corre y salta encima del sofá, al verlo con una comodidad en su rostro, Tyler le enciende el televisor y Ned se queda inmerso dentro del mismo. Ned empieza a temblar y Tyler se da cuenta, así que le presta su cobija de estampado de rayas, para que se cubra del frío que esta haciendo...

Ya al llegar la noche, Ned sigue viendo películas como El hobbit, E.T el extraterrestre, Corazón de dragón, entre otras; pero Tyler toma el control remoto y apaga el televisor, Ned le hace una mueca de disgusto seguido de un extraño sonido... que aunque Tyler no entendió, seguro no era de aprobación.

 Tyler se sentó en el sofá junto a Ned y le dijo:

—Bueno, parece que te quedaras a dormir aquí,—le dijo señalando el sofá debajo de él—pero necesito que me des la cobija. —a la cual Ned esta muy acurrucado.

Tyler trata de quitarle la cobija a Ned, pero el no la suelta; y empiezan a tirar de la cobija entre el uno y el otro.

—Vamos Ned, es la única que tengo y esta haciendo mucho frío —después de un buen rato de pelear por la misma, Tyler se rinde y se la deja a el— como quieras, buenas noches.

Tyler se va muy molesto a su habitación, ahora tendrá que buscar alguna sabana para cubrirse de aquel frío de mil demonios... todo porque un duende no le quiso dar su cobija de rayas.

Un nuevo e interesante amigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora