Capitulo 1: Escalofríos

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Salgo de la ducha más despierta, el agua helada aunque es un martirio al inicio logra despertarme y comienzo a alistarme, dudo entre maquillarme o no, termino maquillada y lista para partir.

-Hey ¿a dónde piensas ir?- Me detiene mi tía en la escalera, es joven, guapa y definitivamente es una copia de mi madre, tan parecida en físico y en carácter, a veces siento que ella nunca se fue, se quedó conmigo, es una sensación que solo dura unos segundos antes de recordar la realidad, no puedo evitar sentirme culpable por intentar reemplazar a mi madre con mi tía, siento que la estoy traicionando de algún modo.

-A la escuela tía, a ser alguien en la vida- Intento seguir bajando pero me pone la mano enfrente y me detiene.

-No serás alguien en esta vida si no desayunas, el desayuno es la comida más importante del día, sígueme.- Me dice mientras hace señas con la espátula que trae en las manos, dejo la mochila en el sofá y me dirijo a la cocina en donde encuentro un plato ya servido.

-Te he preparado una tortilla de huevo, sé que no se ve excelente pero para ser la primera me salió bastante decente, sé que hoy es un comienzo nuevo, nuevo año, nuevas experiencias y por ende nuevos platillos, puedes ir diciéndole adiós a tus cereales y hotcakes.- Luce radiante, feliz, está ofreciéndome un asiento a su lado, tiene una sonrisa tan grande que no puedo indignarme por el hecho de que me haya dicho que le diga adiós a los hotcakes.

- ¿Tortilla de huevo eh? huele delicioso.

De un momento a otro ya me encontraba en el autobús de camino a la escuela, en el camino voy escuchando música y observando lo que pasa fuera de la ventana, gente corriendo, apurada, gente conversando, gente riendo, gente con su propia vida, sus propios problemas, me pica la curiosidad por saber cómo son ellos, como es su vida, La señora hablando por teléfono ¿estará peleando con su hijo o su jefe? La niña corriendo entre la gente ¿Se habrá levantado tarde o habrá olvidado algo?

Al llegar a la zona escolar notó como destacan los colores azul marino y blanco entre la multitud, he aquí mi parada.

-Laura- escucho que gritan detrás de mí y por un momento el nombre de Verónica centellea en mi mente y un escalofrío me recorre por la espalda. Qué extraño, no conozco a ninguna Verónica.

-Ana, ¿qué tal todo?- Me giro a ver a mi amiga, está echa un desastre, tiene su cabello castaño recogido en una especia de coleta y no está maquillada, cosa que es impensable para ella, no puedo evitar reírme.

-No te burles de mí, me siento vacía sin maquillar, no quise ni verme en el espejo por miedo a romperlo.- Se está deshaciendo la coleta e intenta volver hacerse otra.

-No luces mal, luces igual de linda, ¿qué te paso?, Dios mío Ana, date la vuelta.- somos de la misma estatura así que no me cuesta nada hacerle un moño.

-El idiota de David no me despertó a tiempo, se fue sin mí y no ha querido ni dirigirme la mirada en toda la semana ¿lo puedes creer?- Le termine de peinar y comenzamos a caminar hacia la entrada.

-Pues ¿qué le has hecho esta vez?- Le pregunto enarcando una ceja.

-No le he hecho nada, lo ha hecho por pura maldad.- Está alzando un poco la voz.

-No te creo nada- Hizo cara de ofendida- La última vez que actúo así fue porque le espantaste a su novia al pobre.-

-¿Cuál pobre?, la pobre aquí soy yo, además no entiendo como no entienden que era una bruja- Nos acercamos a las pizarras para ver nuestro nuevo horario.

-Claro que es pobre, paso deprimido todo un mes, no quería acompañarnos a ningún lado y por tu culpa no pudimos conseguir que nos hiciera el favor para poder entrar al antro.- La señale con el dedo y ella me miro enojada.

EntrelazadosWhere stories live. Discover now