Capítulo 2

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¿Gay? Vaya... Jamás se hubiese imaginado que con tal pinta de playboy peliculero de Hollywood, el chico fuese gay. Pero a fin de cuentas, no era un tema de importancia para él, aunque Jimin pensara lo contrario.

Jimin le parecía un chico algo extraño y gracioso. Como máximo podía medir un metro setenta y cinco, tenía el cabello castaño pero por lo que le había contado en su camino a conseguir el almuerzo, ese no era su color natural. Tenía un rostro bastante único y llamativo, logrando que más de una chica lo volteara a ver. Vestía ropa fina, sin embargo, no tenía pinta de niño millonario.

Un par de veces le había hablado sobre como lo molestaban sus amigos por tener unas manos muy pequeñas, y también le había contado un montón de historias más. Historias a las que no había conseguido seguirles el ritmo ni de cerca, el muchacho hablaba sumamente rápido y cambiaba de tema como respirar.

—Ese es —se detuvo Jimin señalando un pequeño restaurante de estilo antiguo que, con un cartel un poco desteñido, te invitaba a pasar a "La casita de la abuela". Joon miró al muchacho, al restaurante y de nuevo al muchacho.

—¿Estás seguro? Tiene pinta de que se está cayendo —habló por lo bajo con su mirada puesta es lo viejo que lucía el edificio.

Jimin le sonrío y empezó a caminar. —Confía en mí, será la mejor comida de tu vida.

Un par de minutos después de que tomaran asiento, el chico notó como el lugar estaba lleno de fotos de muchas diferentes épocas de Corea, todas ellas adornando las paredes y dándoles vida. En la esquina podía distinguir una vieja rocola que no parecía servir más, pero que ambientaba bien el lugar.

Por el resto era como cualquier otro restaurante, con varios pares de asientos, algunos carteles de anuncios y un radio viejo que reproducía una melodía lenta y placentera.

Una señora de lo que parecían ser unos sesenta o setenta años, se acercó a ellos con una sonrisa y una bandeja. Puso vasos con agua frente a ellos y les entregó un pequeño menú que no mostraba más que un par de platillos típicos y un par de bebidas.

Joon estaba a punto de leer a detalle pero Jimin lo interrumpió quitándole el menú y devolviéndolos a la señora. —Queremos dos Bibimbap, un par de pajeons, una porción de Kimchi y dos Coca Colas.

La señora asintió sin borrar la sonrisa amable de su rostro y se retiró de la mesa. Mientras Joon miraba a Jimin con una genuina expresión de confusión. De verdad que en sus veinte años de vida jamás se había topado con alguien tan peculiar como aquel chico.

—No te preocupes, te va a encantar todo —le habló el muchacho notando como lo miraba confundido —. Ahora, volviendo al tema —subió y bajó sus cejas con rostro insinuante —, no me respondiste si tenías novia.

Nam suspiró, no era un tema del que le gustara hablar muy seguido. Le incomodaba tocar el tema porque le recordaba que ya su futuro estaba escrito y él no podía cambiarlo. —No, no tengo, pero tengo prometida —rio por lo bajo, una costumbre tan tonta e ilógica no debería seguir existiendo pero lamentablemente lo hacía.

Jimin lo estudió un par de segundos. —¿Matrimonio arreglado?

—Sí, desde los cinco años.

—Estúpidas tradiciones basadas en búsqueda de riqueza y no de felicidad —se quejó el chico, siempre había estado en contra de ellas y agradecía enormemente que sus padres fuesen tan liberales y nunca lo hubiesen ni contemplado.

Nam asintió totalmente de acuerdo.

🎶Oh my my my, oh my my my🎶

Una hora después los muchachos se despedían alegremente de la señora y le prometían regresar muy a menudo. Jimin no lo había engañado cuando dijo que sería la mejor comida de su vida, había estado totalmente deliciosa.

𝙄𝙉𝙏𝙊𝘾𝘼𝘽𝙇𝙀 | NAMJINDonde viven las historias. Descúbrelo ahora