𝙄𝙉𝙏𝙊𝘾𝘼𝘽𝙇𝙀 | NAMJIN

Cuatro años antes...

4 años antes

—Deja de mover ese corbatín o lo vas a arruinar por completo —Jin resopló y soltó el agarre que mantenía sobre ese estúpido moño que descansaba en su garganta.

—Claro, mamá, lo que tu digas —Eun Ha rodó sus ojos y le mostró su lengua, su pequeño hermano no sabía como comportarse.

—¿Por qué tengo que estar aquí? Aún ni siquiera empiezo con la carrera, ¿de verdad tienen que esposarme desde mis 17?

Su hermana le acomodó el corbatín que había arruinado y tomó un vaso con champaña.—Porque necesitas ser reconocido en este mundo desde ahora o no te tomaran en serio cuando te toque.

Jin la vió acercarse a un grupo de personas sonriendo y saludando, un par de los tipos la miró de una forma que solo le hizo hervir la sangre y desear romperles el rostro. En aquel mundo todo era falso, todo era un asco y él definitivamente no quería involucrarse.

—¿Te diviertes? —una voz desde atrás le preguntó con todo de broma.

—Completamente, estoy a nada de empezar a bailar de lo emocionado y divertido que estoy.

Nana y Tae rieron un poco ante su comentario. Taehyung era el segundo hijo de su familia por lo que él no era un heredero directo como tal, sin embargo, tenía que hacer exactamente todo lo que sus padres querían o sus clases de saxofón se irían por el inodoro. Le exigían asistir a todas las actividades que implicaran conocer a algún posible socio de la empresa o algo similar. Nana, por su parte, estaba obligada a ser la chica perfecta, con notas perfectas, actitudes perfectas, aspecto perfecto, conducta perfecta, siempre perfecto; y por supuesto, estaba obligada a casarse con un heredero o sería "la deshonra de su familia". Jin había tenido más de una ocasión que ser la excusa de Nana para que se pudiera encontrar con su primo, porque para sus padres Taehyung nunca sería suficiente, sencillamente porque no era primogénito.

—Escuché que el presidente de Kim Industries y su hijo estarían presentes en esta reunión. Esa familia tiene tanto poder como la tuya, ¿no deberías estar socializando con ellos? —la pregunta de Tae era genuina, por mucho que sabía que su primo odiaba cualquier cosa que tuviera que ver con aquel mundo, sabía que era consciente de lo que debía hacer.

—Voy en un minuto, papá —la sonrisa de Jin hizo a su primo negar ligeramente.

Jin les lanzó un beso y se alejó para dirigirse a una de las habitaciones que estaban disponibles para que los socios charlaran de manera más cómoda. Estaba harto de pretender siempre, en su vida casi nada era real, y las pocas cosas que lo eran, en su mayoría las controlaban sus padres. Con excepción de Yoongi, Tae y Nana, no podía nombrar algo que sus padres no controlaran, y solo porque sus amigos eran lo suficientemente inquebrantables para que no los sobornaran.

Yoongi... debía estar en alguna de la habitaciones enrollándose con con una chica mientras pretendía que le gustaba y disfrutaba aunque no fuese así. Le había dicho múltiples veces que no era necesario que hiciera eso solo para que sus padres no sospecharan de su inclinación sexual, pero su amigo insistía en que no podía juzgarlo cuando él hacía prácticamente lo mismo.

Después de caminar frente a varias puertas con el letrero de ocupado colgando de ellas, por fin encontró una que señalaba estar desocupada, y se aseguró de que a partir de ahí también presentara el letrero de ocupada, antes de entrar.

Se quitó el saco y la lanzó hacia uno de los sofás blancos que adornaban la habitación de hotel. Se soltó un poco el corbatín y se dejó caer junto a su saco mientras ponía los pies sobre la mesa y soltaba un suspiro. Las personas solían creer que por ser un heredero de una empresa multimillonaria tenías la vida perfecta, pero no era ni de cerca la realidad. Todos sufren de maneras diferentes en diferentes escenarios pero a final de todo, estabas sufriendo.