Capítulo 10

1.3K 159 11
                                    

—Te debo como unas veinte mil —Nam le sonrió a Nana mientras le sostenía la puerta para que saliera del edificio.

La chica soltó una risa.—Asegúrate de leer mis artículos y dejar buenos comentarios, con eso estaremos a mano.

—Hoy me puedo ofrecer para llevarte a casa y así restaré puntos en mi deuda.

—Agradezco enormemente tu ofrecimiento pero es el cumpleaños de mi hermano pequeño así que el mayor y yo lo llevaremos a dar un paseo —la mirada de la chica se separó del rostro del pelinegro para agitar la mano en dirección a un auto que se encontraba parqueado en la acera.

Nam asintió.—Dale mis felicitaciones, entonces —le dió un abrazo de despido y esperó a que subiera al auto para empezar a caminar hacia su departamento.

Su bolsillo vibró anunciándole un nuevo mensaje. Lo sacó suponiendo que sería un mensaje de su hermana o mejor amiga preguntando cuanto faltaba para que llegara, pero se sorprendió con el remitente.

Kim Seok Jin

Demasiado serio con quien te salvó anoche.

El chico levantó inmediatamente la mirada buscando al rubio por todos lados, si lo había pasado ni siquiera se había dado cuenta. El campus estaba bastante vacío porque los sábados por la tarde no eran demasiados cursos los que se impartían y tampoco los tomaban demasiados alumnos, por lo que no debería costarle encontrar al chico, sin embargo, no lo veía.

—¿En ese estado te pongo? —la voz de Jin le sacó un susto de película y lo hizo saltar un poco. El chico caminaba hacia él desde la entrada de la biblioteca, tal vez por eso no lo había visto.

—Seok Jin —Nam asintió mientras intentaba reponerse del susto que le había sacado mientras el rubio frente a él fracasaba al intentar esconder la risa.

—¿De regreso a casa? —preguntó Jin caminando en la misma dirección que lo había estado Nam, el pelinegro asintió caminando junto a él.

—¿Tenías clase hoy? —el pelinegro observó como una pequeño gatito observaba a ambos lados antes de salir del arbusto en el que se escondía y correr hacia el otro lado de la Universidad.

—No, quería hablar contigo —el rubio colocó sus gafas de sol sobre su cabeza, la luminosidad del día empezaba a descender y parecía que esos ya no le harían falta.

Nam sintió como si le hubiesen dado un golpe en el estómago y lo hubiesen privado de su aire por completo. Sabía que la noche anterior había hecho alguna estupidez, estaba casi seguro de ello, pero le había rogado al cielo que no, que se hubiese comportado aunque estuviera totalmente intoxicado. Empezó a imaginar el millón de diferentes escenarios en los que podía no solo hacer el ridículo sino también ofender o humillar al rubio.

—¿Por qué te pusiste pálido, Nam Joon? —la voz de Jin lo sacó del millón de escenarios que se generaban en su mente y lo puso de nuevo en la tierra.

—Lo siento —el chico sonrió penosamente haciendo que sus hoyuelos se marcaran un poco mientras se llevaba una mano a la cabeza y se rascaba ligeramente.

—¿Por qué? —Jin se detuvo frente a él haciendo al pelinegro también detenerse.

—¿Por todo? —Nam hizo una mueca porque no conseguía recordar ni una sola imagen de la noche anterior.

—¿Recuerdas algo de anoche? —el rubio lo miró elevando una ceja para darle énfasis a su pregunta.

Nam negó.—Pero sé que fue vergonzoso así que lo lamento.

Jin hizo un gesto con sus manos restándole importancia a la situación.—No te preocupes, nada raro ni malo ni vergonzoso pasó.

El pelinegro suspiró sintiendo como el peso que se había instalado en sus hombros desaparecía por completo. Al menos nada vergonzoso ni mucho más había sucedido, eso ya era una gran noticia para él, para su dignidad y para su orgullo. Pero de igual forma se había prometido no volver a ingerir alcohol por un largo tiempo y el dolor instalado en el fondo de su cabeza le servía de recordatorio constante de aquella promesa.

𝙄𝙉𝙏𝙊𝘾𝘼𝘽𝙇𝙀 | NAMJINDonde viven las historias. Descúbrelo ahora