II: Advertencia

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—¡NO PUEDES HACERLO!¡NO PUEDES!

—Izuku, tranquilo

—¡No, suéltame!

Una semana había pasado ya, y con ello, su tiempo junto a Naomi. El día llegó, y a cierta hora en específico cierto hombre de un metro con noventa y cinco de alto ya se encontraba en la puerta. 

Era por eso, que un lloroso Omega que pataleaba era preso por los fuertes brazos de su pareja.

—¡Shoto, haz algo...!, por favor, haz algo— lloriqueó, dejándose caer por unos segundos. La resignación se colaba por su sistema a una velocidad insana y dolorosa. Su pequeña, su cachorra ya no estaría con él. Otra vez.

Naomi miraba a su progenitor con dolor y sus ojitos llenos de pequeñas lágrimas, a ella también le dolía dejarlos y tener que esperar tiempo indefinido para volver a verlos. Ella quería estar con sus padres.

Sintió su pequeña mano ser casi calcinada, la temperatura de la mano de su abuelo, o del señor Enji Todoroki se estaba elevando notablemente, muestra de su enojo. Y eso era malo.

—¡No puedes quitármela, es mi hija!— volvió a gritar el Omega, disparando sus fermonas que de inmediato picaron la nariz de Enji, quien molesto gruñó en su dirección a la vez en que jaló del delgado brazo de la pobre cachorra que dio un chillido que alertó a ambos padres.

—Shoto— llamó con voz lúgubre, el mencionado alzó su vista usualmente monótona— mantén a tu... cosa, bajo control. 

El menor que se mantenía recto, no hubiese correspondido a la orden. De no ser, porque su padre alzó de inmediato una de sus delgadas y bien definidas cejas. Mostrando duda, su otra mano libre se dirigió tras su espalda baja.

Y ahí, era donde solía esconder siempre su arma de fuego. Una pistola Umarex Dx-17 que tenía siempre cierta carga que dentro de dos segundos acabaría de inmediato con la vida de Midoriya si él así lo quisiese.

—Sí, padre— contestó sumiso de inmediato, y con el corazón en un puño jaló de Izuku hasta llevarlo a unos pasos de distancia donde Togata se encontraba entristecido —Llévatelo.

Izuku chilló derrotado, y lanzó con potencia una patada a las partes nobles de su Alfa, quien cayó de inmediato. Ahora, ahí en el suelo recibió un escupitajo del peliverde quien le miró con molestia.

—Eres un...— gruñó, pero las palabras no salieron.

En cambio Togata por su lado jaló de el, y con ello se lo llevó de la escena. Todoroki suspiró frustrado y en cuanto pudo se levantó del suelo. Volteándose para ver a su padre quien tenía tomada de la mano a su hija.

—Te eduqué para ser capaz de derribar al resto del mundo, no para dejarte golpear por un Omega, y sobre todo uno nulo— habló, haciendo que Shoto en su lugar gruñera de manera discreta y casi muda. 

—Te odio.

—¿Cómo dices?

—...Nada, padre. 

—Bien. Te haré saber tu nuevo trabajo en tres días— avisó, viendo de manera fija y penetrante a su hijo  de actual veintiocho años — si lo haces bien, sabes que podrás ver a tu cachorra más pronto y por más tiempo.

—Sí, padre.

—Será algo, nuevo, te quiero entrenando.

—Sí, padre.

—Me retiro— avisó, abriendo la puerta de gran tamaño, al igual que por supuesto el hogar. Sus ojos se dirigieron a los de su cachorra, que tristes se situaron en el suelo. Ni un adiós recibió de ella, aunque era normal. 

¿Princesa?, Intenta De NuevoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora