Treinta y cuatro🍃

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La noche se asomó dejando a relucir todas las estrellas que la fuerte luz de la ciudad le permitía. Bajo ellas, se encontraban aún sentados en la calle estrecha, el alfa y el omega.

Ambos con restos de lágrimas en sus ojos.

El silencio era cortado gracias a los autos que pasaban o al sonido de los zapatos de las personas que circulaban por allí.

—¿Ya estás bien?—Cuestionó el alfa cuando ya no escuchó a Jin sorber por su nariz. La imagen podía recordar a la de un niño que acababa de llorar a todo pulmón

—Si, creo...¿Tu cómo estás?—Giró su cabeza encontrándose con la mirada serena del contrario.

—Sigo respirando, así que bien. Supongo—Se encogió de hombros

—Seguirás yendo a la escuela ¿Verdad?

Puede que la pregunta fuera estúpida, pero a SeokJin le preocupaba que terminara por perder el año, más aún teniendo en cuenta los esfuerzos del profesor Lee.

—No lo sé. Para serte sincero ya nada me importa en estos momentos

Una punzada en su pecho lo hizo dudar, pero se dijo a si mismo que NamJoon no se encontraba lo suficientemente bien como para darse cuenta de las cosas que decía o el impacto que tienen.

—Debió ser muy difícil para ti en ese momento...

—Eso ya no importa, Seokjin—Lo interrumpió antes de que siguiera ahondando más en la herida

—¡Claro que si! Era tu madre NamJoon...pudiste haberme llamado

—Si, pero no lo hice ¿Y qué? La vida continua Rosita, nada va a parar porque yo quiera que lo haga

Mordiendo su labio inferior, Jin agachó su cabeza por unos segundos, para después levantarla y admirar su perfil. De alguna forma, aparentaba fortaleza aunque su aura era de debilidad.

—Ya no tienes que estar sólo NamJoon, en serio...Quizá nunca deje de doler, pero...

Lentamente tomó una de las manos del rubio -las cuales estaban frías- entre la suyas. Dejando la de tez morena en medio, acariciando su dorso.

—No tienes porqué estar sólo cuando te sientas mal, es normal sentir dolor. Todos lo hacemos, no lo ocultes—Entrelazó sus dedos y sin darse cuenta, terminó dando un suave beso en ambas.

La calidez de sus manos poco a poco quitaron el frío de la mano del alfa, quien disfrutaba del tacto y quería sentirlo más de cerca.

Lo escaneó desde su cabello castaño que cubría parte de sus ojos hasta sus manos entrelazadas en un sencillo agarre como cualquier persona haría con alguien de confianza. Su piel levemente bronceada y suave. Sus manos delicadas y su mirada tan dulce solo le provocaban querer atraparlo entre sus brazos para no soltarlo jamas. Luego besarlo una y otra vez hasta que el aire les hiciera falta.

Porque es que no podia encontrar una sola falla en SeokJin que le disgustase. Hasta sus "defectos" eran magnificos.
Y entonces sólo una pregunta pudo aparecer en su cabeza.

—¿Por qué eres tan perfecto?—Musitó casi sin darse cuenta, con su cabeza apoyada en la pared donde estaban recostados

—Yo no soy perfecto—Una pequeña sonrisa se dibujó en sus abultados labios

—Corriste casi seis cuadras y no tienes una sola gota de sudor o el cabello despeinado ¿Cómo llamas a eso?

—Suerte ¿Tal vez?—Ambos rieron—Me falta mucho para ser perfecto...

Good Morning, NamDonde viven las historias. Descúbrelo ahora