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No sabía que la había orillado a ir a la biblioteca, pero ahí estaba. Había vuelto a soñar con la cosecha de Norman, la muerte de Conny, cuando Mamá le quebró la pierna y le dijo que se rindiese con el escape, cuando Ray trató de suicidarse con tal de que ella y los demás escapasen sin contar que aquello era también por venganza, cuando lucharon contra Lewis en Goldy Pond -donde el archiduque la apuñaló-. 

Había llorado, a decir verdad, pues todo se sentía tan vivido, tan nítido.

No hacía mucho que se recuperaba de aquel ataque, después de todo. Suspiró, acariciando sus cicatrices por sobre la ropa; se sentó en el suelo, recargando su espalda en la estantería. Todo por lo que había pasado, había tenido un propósito.

Simplemente, tal vez y ella se había hecho fuerte... ¿Verdad?

- ¿Realmente soy fuerte? – se preguntó, mirando hacia arriba, con la mirada perdida.

- Tu rareza es lo que te hace fuerte. – respondió Ray, ingresando al cuarto, sacando a Emma de sus pensamientos, al mismo tiempo que se sobresaltaba. – No deberías estar despierta.

- Lo siento. – se disculpó ella, sonriendo al mismo tiempo que se llevaba una mano a la nuca. - ¿No tú también deberías dormir?

- ... Te estaba buscando. – confesó en voz baja. Aunque por el silencio que había, pudo escucharlo perfectamente.

Ella no pudo evitar ocultar su sorpresa. Ray desvió la mirada, sonrojado; con la lámpara se guió para ir hasta donde estaba ella, sentándose a su lado.

- ¿Qué sucedió ahora?

- ... Simplemente, soñé con todo lo que he pasado. Desde lo de Grace Field House hasta ahora.

- Ya... ¿Cómo te sientes?

- ¿Mis heridas? Están bien.

- No me refería sólo a eso, me refiero a todo lo que has vivido.

Emma se quedó callada, su sonrisa se desvaneció y se quedó mirando el piso. Ray nunca le quitó la mirada, en ningún momento.

- ... No lo sé. Creo que, agridulce.

- ... - suspiró, eso ni siquiera era un sentimiento o emoción, pero bueno, ella era Emma. – Y sobre si eres fuerte o no, yo creo que sí lo eres.

- ¿Eh? ¿Por qué?

- Emma, a nadie se le hubiera ocurrido nunca todo lo que has hecho. – quiso reír, en cambio, se limitó a sonreír de medio lado. – Te has arriesgado tú más que nadie, nos has salvaste a todos... Me salvaste, y sin ti, yo simplemente hubiera muerto.

Incluso, perdido.

- ... Tú de verdad... ¿De verdad lo crees?

Él asintió, mirándola con una pequeña sonrisa. Emma soltó unas cuantas lágrimas, las cuales fueron secadas todas por Ray, con suavidad y confort; uno que en verdad necesita y sólo él, podía proporcionarle.

- Gracias Ray, por todo. Por quedarte a mi lado.

- No hay de qué... La verdad es, que no me molesta.

Y guiado por una voz interna, la besó.

...

El simple hecho de recordar lo que originó esa infantil competencia lo hizo enrojecer, mientras ponía su flor Vida en aquel frasco lleno de agua dorada. Suspiró de manera imperceptible, no debía distraerse, este no era momento de pensar en cursilerías como chica enamorada.

Aunque, bueno, él era un chico enamorado, en su caso.

- ¡Nos vamos! – anunció Emma a los chicos.

Y en ese instante, ambos desaparecieron. Anna cruzó los dedos porque su hermano mayor ganara en aquella competencia, mientras que Gilda hacía lo mismo, solamente deseando que fuese Emma la que ganase.

Pero incluso con eso en mente, no podían evitar cierta preocupación por ambos. Rezando internamente, porque regresaran sanos y salvos. Y que lograsen detener a Norman también.

-Traumada Taisho

Si Dios y mis maestros quieren, terminaré el último capítulo. Gracias por todo uwu <3

Besos robados  [Ray/Emma]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora