Reino de Merfic, 1 de Marzo de 1998, 23:45 a.m
-¡Es una niña!
Las voces comenzaron a reproducirse en alegría por la habítación. El llanto de un bebé había irrumpido hacía rato el ambiente, y a pesar de la incertidumbre y la ansiedad, ninguno de los ocupantes del castillo sabía que sexo era el primogénito de los reyes de Merfic. Ahora podían gritar que era una niña.
La felicidad duró poco. Se escucharon gritos y el olor a sangre inundó rápidamente el castillo. Carmela abrazó fuerte a la niña contra su pecho, acariciando sus mejillas para que no tema. Todos comenzaron a correr, a asustarse, y lo que no querían escuchar fue dicho.
-Su majestad, han invadido el palacio. Es Hilda.
La reina apareció una cesta de mimbre pequeña mientras el rey escribía una nota apresurado. Unas sirvientas pusieron flores recién cortadas alrededor de la canasta, y el rey, con lágrimas en los ojos, puso a su hija ahí.
-Muéstranos tus ojos, cariño. Ábrelos para tus papis. -La voz de Carmela estaba quebrada. Estaba mandando a su primer hija lejos, a su princesa. Todo por la bruja de Hilda. Pero debía hacerlo, debía protegerla cueste lo que cueste.-
Las puertas del cuarto fueron rotas en mil pedazos, haciéndoles saber a los reyes que ese era el momento. Bosco colgó un collar en el cuello de su hija, medio sol y media luna se unían mediante una amatista, la piedra tradicional de Merfic. Un movimiento de manos la envió lejos. Un lugar en donde nadie la podría encontrar.
Bariloche, Argentina. 1 de Marzo 1998, 00:15 a.m
Un llanto fuerte se escuchó en la puerta de los Montefusco cortando el silencio de la madrugada. Gustavo, el hombre de la casa, abrió la puerta principal mientras Guillermina, su esposa, trataba de calmar a su pequeño de dos años que lloraba en el cuarto.
En un primer momento, Gustavo no supo qué hacer. Ahí, frente a sus ojos, había un bebé en una cesta llena de flores. La niña lloraba y se agitaba con fuerza. Gustavo la tomó en brazos, tratando de ver a alguien cerca de la calle. Pero no había nada. Nadie estaba por ahí.
Entró a la casa aún conmocionado. Llevaba la bebé en un brazo y la canasta colgando del otro. Al cerrar la puerta una nota calló al piso.
"Mi nombre es Nela y necesito que me cuiden".
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Como Ráfagas de Sol
FantasyEl Reino mágico de Merfic, ubicado en una muy pequeña isla del Mar Mediterraneo, se ve amenazado por una hechicera oscura el mismo día del nacimiento de la primogénita de los reyes. Desesperados, deciden hacer lo mejor para la recién nacida, incluso...