--CAPITULO 5--

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Una semana habua pasado desde que llegamos a Hogwarts. Desde que conocí a los chicos y desde que me peleé con Lily.

Las clases iban genial, ya habíamos empezado a hacer fáciles encantamientos. Las clases de Pociones con los Slytherins iban mejor todavía. Puede que a mi no me hubieran hecho nada y yo no les hiciera nada, pero eso no se aplicaba a los chicos. Solo llevábamos una semana pero a cada oportunidad que se les presentaba, les hacían una broma, como por ejemplo hacer explotar sus calderos.

Las tardes nos las pasábamos en la biblioteca Remus y yo, mientras que los chicos iban a pasear por el castillo. Después de ir a cenar, tan solo nos sentábamos en la sala común y nos quedábamos charlando o haciendo barullo.

En el caso de Lily, las cosas no mejoraban. Haciendo gala de lo orgullosa que es, no se disculpó y cada vez que pasaba por su lado con los chicos, les lanzaba una mirada fulminante. Era ella la que se tenía que disculpar, no yo, asique no hice intento de hablarle. En el fondo creo que siente envidia de que yo tenga a los chicos y ella solo a Marlene y Alice.

En cuanto a ellas, nos llevabamos muy bien, éramos amigas, y al contrario que a Lily, a ellas les caían bien los chicos. Ellos eran leales y grandes amigos, a pesar de meterse con los Slytherins  eso lo había descubierto en una sola semana.

Era domingo y iba paseando sola de camino a la sala común, después de ir a la biblioteca. Por qué sola? Por qué Rem se había tenido que ir a casa por que su madre estaba enferma y los chicos no quisieron acompañarme a la "odiosa biblioteca con la odiosa bibliotecaria".

-Solo es odiosa porque los echo el otro día por armar barullo...-. Susurre.

Después de dar unos pasos, vi a alguien sentado en el suelo, con la espalda apollada en la pared y un libro en sus piernas. Lo reconocí de inmediato y me encamine hacia el. Hacia tiempo que queria pedirle perdón pero con los chicos conmigo...

-Hola Sev...-. Me senté a su lado haciendo que me mirara. Supuse que aún seguía enfadado cuando volvió la vista al libro sin siquiera saludarme.

Suspira. "Bien Laila, te toca tragarte tu orgullo"

-Sev... Yo quería pedirte perdón... No debería haberme reído en el tren, lo siento... -. Espera que el se diera cuenta de lo difícil que estaba siendo para mí ya que no pedía perdón fácilmente.

-Deberias haber venido con nosotros en vez con esos... esos imbeciles-. Subio la mirada para mirarme y mis ojos verdes se encontraron con los suyos negros.

-Si, debería pero sabes que odio que me den órdenes y en ese momento la mirada de Lily me decía "Ven conmigo"... -. Imite la voz de Lily intentando relajar el ambiente haciéndolo reir.- Lo siento de verdad. De nuevo amigos?

-Claro que sí Laila. No me gustaría perderte por algo asi-. Sonrio de manera sincera haciéndome sonreír a mi y haciendo que le diera un abrazo.- Pero todo sería mejor si dejaras de andar con ellos.

Al estar en un abrazo, oí su susurro y me separé de él.

-Lo siento Sev, pero como le dije a Lily eso no pasara... En el fondo son buenos chicos...

-Pero molestan a todo el mundo...-. Paro de repente, pues con mi mirada devio de entender que no siguiera o me enfadaria-  Cambiando de tema, harás las paces con Lily?

-Si, solo si ella me pide perdon-. Sev esbozó una sonrisa dándome a entender que ella no haría eso- No fue culpa mía. Como dije, sabéis que odio que me den órdenes, y Lily no es quien de decirme con quien puedo andar y con quien no. Además, no conoce a los chicos para juzgarlos.

Sev hizo una extraña mueca dándome a entender que el no creía eso.

-Me tengo que ir Sev-. Coji el libro que habua dejado en el suelo y que traía conmigo desde la biblioteca. Le di un beso en la mejilla y me levante- Nos vemos!

Me fui de allí corriendo hacia la sala común. Al entrar vi a mucha gente en ella, pero yo me diriji hacia la escalera para ir a mi dormitorio. Una vez allí deje mi libro encima de la cama y, despudiendome de Marlene, salí de la habitación. Al bajar me diriji hacia los sofás que estaban al lado del fuego y donde se encontraban James, Sirius y Peter. Los dos primeros jugaban al ajedrez mágico y el último los miraba atento.

-Hola chicos-. Me senté en el suelo apoyando la espalda en el sofá en el que estaba sentado Sirius.

-Donde estabas? Se supone que ibas a la biblioteca pero has tardado mucho-. James me miraba extrañado.

-Esque me pare a hablar con Sev. Tenia que pedirle algo-. Me encoji de hombros sin darle importancia. Al terminar la frase me di cuenta de que los tres me miraban sorprendidos.- Que pasa?

-Severus Snape?- Asenti a la pregunta de Sirius- Pero es una serpiente. No deberías andar con el.

Lo mire con los ojos entre cerrados mientras James y Peter sentían con la cabeza dándole la razón.

-Sirius... Tu sabes porque estoy peleada con Lily?

-Si, por decirte que no andes con nosotros-. Me miró extrañado mientras los otros dos se separaban, captando a donde queria llegar.

-Y que es lo que estas haciendo tú?-. Rode los ojos. Era como explicarle a un niño que dos más dos son cuatro.

El parecio pensarlo un momento pero luego me volvió a mirar serio.

-Laila, es una serpiente. Y las serpientes son traicioneras. Puede que solo llevemos una semana aquí, pero la gente con la que se junta no es de fiar. Y te lo digo yo, que mitad de ellos son mis parientes.

-Puede que tengas razón Sirius.-. El parecio suspirar aliviado, pero la cara le cambió cuando yo seguí hablando- Pero el hasta ahora no me ha hecho nada y se ha portado bien conmigo. No te digo que en un futuro siga siendo amiga de el, o que no me vaya a traicionar porque no lo sé, pero hasta ahora no. Asique seguiré siendo su amiga hasta que haga algo mal.

Vi que tenia todas las intenciones de seguir insistiendo pero yo seguí.

-Sirius Orion Black, no sigas insistiendo porque me cabreare contigo como lo hice con mi hermana.

-Hablando de eso...-. Intervino por primera vez James, intentando cambiar de tema- Todavía no habéis hablado?

-No...-. Suspira cansada. No se lo había dicho a Sev pero los chicos sabían que no me gustaba estar enfadada con mi hermana. James se sentó en el suelo a mi lado y me pasó un brazo por los hombros intentando reconfortarme.

-Ya se arreglará. Ya lo verás.-. Me sonrió a lo que yo le sonreí de vuelta antes de levantarme, despedirme de ellos, y subir a mi habitación.

La historia de la merodeadora EvansDonde viven las historias. Descúbrelo ahora