ESCENA V

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Después de aquella discusión muchas cosas habían ocurrido en su vida, ese mes había sido muy intenso. Jack y Eleanor se asociaron para evitar que Isla cayera en una espiral de tristeza de la que no tenían muy claro si iba a ser capaz de salir.

Primero, la mujer le había nombrado parte de su guardia personal, haciendo que estuvieran juntas casi todo el día por lo que podía controlarla y por otra parte que Isla se sintiera útil tras lo que Flint le había dicho. Al principio no hacía nada más que seguirle, sin apenas hablar ni interactuar con nadie. Pero con el avance del tiempo había comenzado a empuñar la espada si hacía falta.

Por otra parte a las dos semanas aproximadamente Jack le había ofrecido un trabajo rápido. No había tenido claro si realmente estaba preparada para volver a lanzarse a la mar pero su amigo le convenció de que no podía quedarse con la duda. Negoció con el capitán Vane y este le aseguró que no le forzaría a hacer nada que no quisiera. Al principio se sorprendió pero luego recordó la influencia que tenía Calicó sobre él, seguro que todo eso era obra suya.

Estaba muy agradecida porque ese tiempo en el barco le había servido para lamerse las heridas y darse cuenta de que ella era válida. No había sido un viaje fácil porque no llevaba bien el tema de acatar órdenes (y menos de alguien a quien no aguantaba) pero al final se había acostumbrado a eso. Además, que Vane no era tan mal tipo como ella pensaba.

Anne y ella habían avanzado algo, para la tranquilidad de Jack. Por lo menos podían mantener una conversación decente sin gritarse ni faltaras al respeto, lo cual estaba bastante bien. Mientras que la relación con el pirata no podía ir mejor, nunca habían pasado tanto tiempo juntos y aunque al principio Isla temiera que esto pudiera afectar negativamente a su amistad no había sido así.

-¿Lista para volver a casa?-le preguntó Jack apoyándose en la baranda del barco.

-Sí-respondió sin apartar la mirada del mar, intentando evitar ver tierra. Quería disfrutar de sus últimos momentos de libertad-Aunque me quedaría un par de días más aquí.

-Me alegra que hayas recuperado esa sensación-le sonrió rodeando los hombros de Isla con su brazo.

-Y a mí-respondió ella apoyándose en el hombro del oficial-Gracias por confiar en mí.

-Ha sido un placer verte trabajar. Estoy muy orgulloso de ti, de verdad.

Se quedaron así por unos segundos antes de que uno de los tripulantes llamara a Jack para comprobar ciertas cosas antes de entrar en la bahía. Tenía muchas ganas de ver a Eleanor y contarle todo lo que había vivido ese tiempo, pero sabía que iba a echar de menos esa sensación de libertad que tanto ansiaba.

Aunque esperaba no tardar mucho en volver a la mar, con el rumor que Flint había expandido y que Vane le contratara sabía que eso solo traería cosas buenas y no podía esperar a empezar a recoger los frutos de su paciencia.

Por otra parte iba a intentar quedarse un tiempo en la ciudad porque no quería volver a sus peores épocas donde lo único que hacía era ir de batalla en batalla, sin importarle a qué peligros se enfrentaba ni ver nada más que el dinero que conseguía. Le gustaba tener un lugar al que volver y disfrutarlo también. Quería encontrar un equilibrio entre las dos partes.

Vio algo que no le gustó nada y que hizo que sintiera un golpe en el estómago. Cogió el catalejo de la mano de uno de los piratas, quien al verla tan seria ni se quejó, simplemente esperó a que se le devolviera. Estaban cerca de un buque que reconocería en cualquier parte: el Walrus estaba ya anclado en la playa.

Mirando a través del objeto se fijó en la superficie de la nave y vio a ambos de los hombres de Flint, pero ni rastro del capitán. Esto le extrañó por lo que volvió a repasar la cubierta, en ese momento le vio salir de la puerta que conectaba el despacho del capitán con el exterior. Se había rapado y tenía semblante serio mientras hablaba con John Silver.

Black Velvet ➳Capitán FlintDonde viven las historias. Descúbrelo ahora