Parte III

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¦¦ :( Alex chiquito bebé, está madurando

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¦¦ :( Alex chiquito bebé, está madurando

«UN GORDO BEBÉ»

La babuchca Magda, entró en nuestro domo con ese usual gesto nadmeño que siempre me causaba rasdrás, desde que me casé con su hija yo no era más que el malchico de sobra en su familia, ¡Pues bésenme los scharros!, no necesitaba ser aceptado en ninguna familia glupo.

Desde la entrada de la sala se encontraba de frente un estante con variadas fotos de la pequeña familia que habíamos formado, oh hermanos, Catalina se había dado a la tarea de arreglar muy joróscho nuestras fotos y álbumes familiares, la más llamativa era la de nuestra boda enmarcada en plata, misma que se encontraba al centro, después estaban las fotos de ella con su familia y posteriormente una mía en mis platis de drugo al lado de Pete, Dim y Georgie, pero no obstante la más significativa para mi era la de Michael, mi primogénito. 
— Dejadme ver a mi nieto, traedlo aquí, Catalina, traedlo— la starria causaba que mis quischcas se retorcieran por el rasdrás y mis sienes palpitaran anunciando un dolor de cabeza abominable, —Magda— comenté con la golosa seria y la frente en alto, —Hace poco que Catalina y yo lo hemos dormido, no quiero que lo despierte ahora, se pone insufrible y no aguanto su estrepitoso llanto—, la babuchca me miró con odio, casi con asco, se podría decir.
— No, no... Es mi nieto, tengo que ver a mi nieto— comenzaba a ponerse algo inquieta y lo peor de lo peor es que no tenía ni la menor idea de que yo estaba de mal humor, oh hermanos míos, sería capaz de sacar mi starria britba y cortarle la garganta tan solo por contradecirme.
Mi debotchca solo me miró en busca de aprobación. Al asentir en confirmación la videe alejarse por un pasillo para subir las escaleras, unos minutos más tarde podía escuchar un guaaaa y un gu gu gu al son de pasos que bajaban las escaleras; - un gordo bebé - pensé para mis adentros cuando vi aquella escena, unas rucas jóvenes y delicadas tendían al pequeño bulto en otras más viejas y arrugadas.

— ¿Y bien, todavía estás de malas? — sluse decir a la filosa que se acercó a mi. — La naito es fresca, iré a fumar un cancrillo y más tarde regreso— vacilé un momento antes de decir lo siguiente pero lo hice con golosa sugerente, — quizá la señora DeLarge quiera acompañarme, no estaría nada mal el unodós unodós en la patrulla, podemos dejar al bebé con tu madre— hermanos, su smecar era aún más gloriosa que escuchar a Amdeus Wolfgang en compañía con un moloco plus. — Alex, — dijo —Sabes que no entiendo ni una sola palabra de lo que dices, ¿crees poder ser más claro?, corazón — bueno, sería más claro omitiendo la última parte, así era esto, hermanitos, los que fueron y siguen siendo bugatos y bugatas jamás entendieron, entienden y entenderán el vocabulario nadsat. Habría de comenzar a hablar para explicarle palabra por palabra como siempre lo hacía, pero el brachno grasiento de su padre nos interrumpió,
— Ja!, ¿más claro?, un líder de pandilla siempre se quedará como eso, aunque se vista, trabaje y viva como policía nunca dejará de ser la asquerosa rata que es y que fue, ¿No es así, pequeño Alex? — hermanos míos, mis glasos habían dejado de apreciar la belleza natural de mi Catalina para posarse con odio sobre la figura del grasño cerdo de su padre, sí, sí, sí, ellos sabían todo de mi y sabían como utilizarlo en mi contra, el rasdrás ahora anidaba con más fuerza.
Me acerqué a él a paso lento y firme para quedar frente a frente y comencé a goborar a mi estilo y manera, — Slusa bien, Andrew, ¿Por qué dratsar por una chepuca tan simple?— comenté para videar como se descomponía su litso en una madeja de gestos confundidos, — Es mejor que tú y tu mujer ya no estén cuando yo vuelva, no eres más que un pobre glupo que vive de mis impuestos y si vuelvo a saber acerca del algún insulto hacia mi te cortaré los yerblocos con mi britba y los exhibiré en tu tienda de antigüedades —Cada slovo mío salía naturalmente con rencor y para finalizar di un escupitajo a su sabogo caro.
Si ese viejo gordo valoraba su dignidad debería de callarse cada vez que pensara en hablar de mi.

Le dirigí una última miradilla a mi ptitsa, una miradilla inexpresiva, cansada y posiblemente enojada por el hecho de tenerme que ir del domo cada vez que sus padres la visitaban.

Mis platis estaban limpios y además era el uniforme, una excusa perfecta para patrullar y molestar gente o quizá subir una que otra filosa de bolches grudos a la patrulla.

Lo que papá NO aprueba                     [Historia Corta, TERMINADA] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora