La pradera.

Las tierras del Rey

El territorio de Sildur era un lugar lleno de vida, color y armonía entre todo ser vivo habitante en ese lugar hasta la llegada de Jonah, un joven alto, de 1,89, de cabello negro, tez blanca y unos ojos marrones llenos de maldad y avaricia; se deshizo del rey y lo encarceló junto a su esposa y se convirtió en el nuevo rey. Sus leyes y actitud corrupta llevó a los ciudadanos a luchar por su alimento y actuar por su cuenta, llevando a quebrantar la paz en la que vivían. Pero un pequeño grupo de jóvenes callejeros no hicieron lo mismo, a pesar de la inestabilidad del reino, siempre se mantuvieron juntos, ayudandose los unos a otros, pero sabían que no podrían vivir allí, ya que los homicidios llegaron poco después.

—¿Porqué no empezamos una revolución?— preguntó Aderith, la más pequeña, de 13 años. Ella era muy impulsiva y creativa. Tenía unos ojos grandes y verdes que dejaban ver su curiosidad y dedicación para todo.

— Por el momento no podemos Aderith, primero tenemos que buscar un lugar para refugiarnos y pensar un poco mejor— Dijo Caleb, de 15 años, él era alto y delgado, de unos ojos grises y finos, que dejaban ver la tranquilidad y frialdad del joven.

— Conozco un lugar, muchos dicen que es un mito, pero nunca podemos estar seguros— dijo Mary, ella era la más grande del grupo, con 19 años, ella era como una madre para Aderith y una buena lider para Caleb. Tenía unos ojos redondos y azules que reflejaban la bondad de la chica.— Es una pradera, un enorme lugar en donde podríamos vivir en paz y construir un nuevo hogar, pero según las historias hay que viajar muy lejos para llegar y hasta el momento nadie a logrado llegar.

— Bueno, que estamos esperando ¡Vamos!— dijo Aderith con mucho entusiasmo, a lo que Caleb respondió con una pequeña risa y le revolvió el cabello a su pequeña amiga.

Y así, los tres chicos empezaron a empacar y emprendieron su viaje a dicha pradera. Estaban listos para empezar una nueva aventura, y una nueva vida.