El reino era un caos total. Personas corriendo y agitando los brazos, llenos de terror. Otros dos tipos en un callejón luchando a muerte por un trozo de pan. Cadáveres andantes por ciertas partes del reino. O bueno, así empezaron a llamar a las personas con un aspecto degradado, que por puro milagro seguían vivas...
Mujeres sollozando y gritando desesperadas por el cruel destino que les esperarían a sus hijos. Esas pobres almas puras que no sabían que estaba pasando en ese lugar...
Otros por su parte, aprovechaban cada pequeño segundo para realizar actos vandálicos o disfrutar de pequeños placeres como el pasar el mayor tiempo posible con su familia; hasta que esta sea consumida totalmente por la locura de este lugar.
El reino, que antes era prospero y agradable lleno de riquezas y virtudes, se estaba cayendo a pedazos por un niño lleno de codicia. Y nadie podía hacer nada al respecto...
Jonah... así se llamaba el chico que causó todo esto... así se llamaba el chico que veía el pánico correr por las calles y sólo reía mientras tomaba dos o tres copas de vino... así se llamaba el chico que disfrutaba de festines sin fin mientras su pueblo moría de hambre... así se llamaba el peor rey que Sildur pudo haber tenido... el hombre que discretamente mató a cientos de personas...
[…]
Mientras el tiempo pasaba, el pequeño grupo se preparaba poco a poco para partir. Teniendo en cuenta lo riesgoso de esta aventura. Pero, ellos estaban dispuestos a arriesgarlo todo por el bien de su gente, preguntándose qué será del verdadero rey de Sildur y su esposa en estos momentos...
[…]
Jonah se levantó del cómodo trono en el que estaba sentado y se dirigió al calabozo donde tenía a Bernard, el antiguo rey y a Amber, su esposa...
—Vaya, vaya... todavía siguen vivos ehh...?— Jonah rió descaradamente ante su comentario. Por supuesto que seguían vivos, los mantenía vivos por una simple razón; su hija. Ella era a quien Jonah quería ver. A la hija más joven de Bernard.
Éste último nunca le contó a su esposa sobre su hija ilegítima. No llegaría con ella y le diría "Cariño, me descuide teniendo una aventura con una mujer de por ahí y ahora tengo una hija quién sabe dónde". Simplemente no podía decir eso; la niña nunca tuvo un mal cuidado desde luego. Pero Bernard creyó que mantenerla oculta de su esposa sería lo mejor para ambos...
Jonah quería verla en persona; más que a nadie en el mundo, tenía una obsesión insana con esa niña, ni siquiera él sabía porqué, pero le emocionaba la idea de tenerla cerca. Así que esperó pacientemente a que alguno de los dos le diera una respuesta. Aunque, el no tomó en cuenta el hecho que Amber no sabía nada de esto. Pero, aún así, Jonah esperó...
Esperó por esa pequeña niña que tanto anhelaba, esperó por esos pequeños rizos rojos...
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La pradera.
Fiksi IlmiahEn un mundo en donde la avaricia humana consume todo, destruyendo cada lugar, animal, planta o persona en las tierras del rey, un grupo de amigos, de hogar callejero, deciden iniciar una revolución y emprender un viaje para encontrar un lugar en don...