Y... ¿Qué hacemos ahora?

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El camino era largo y el tiempo era corto. El viento corría bruscamente por las calles. Necesitaban salir de ahí lo mas rápido posible. Pero todavía no tenían ni una mínima idea de cómo hacerlo.

Mientras buscaban una forma de salir, Mary notó que no tenían las provisiones suficientes para poder aguantar al menos un mes. Así que propuso ir a buscar más.

- Chicos, tenemos que encontrar mas provisiones. Caleb y Ady irán a la derecha. Jacob, Sophie y yo iremos por la izquierda. Y luego, regresan aquí ¿Entendido?

-¡Si señora!- exclamaron Caleb y Aderith en modo de broma. Luego, partieron.

Caleb y Ady estaban platicando en lo que buscaban algo de ropa. Mary y los niños se encargarían de la comida.

-Oye... ¿Estás segura que quieres empezar una revolución contra el rey?- Preguntó Caleb, con cierta preocupación en su rostro. Aderith bajó la mirada y siguió de espaldas a él.

-Tiene que pagar por lo que hizo... mis padres... los padres de Mary... Los tuyos y muy posiblemente los de los niños...¡No puedo perdonar eso!- cierta rabia y tristeza emanaban de la voz de la jovencita, antes de caer de rodillas y casi estallar en lágrimas. Caleb se dirigió hacia ella, la volteó en su dirección y la envolvió en sus brazos.

- Si ese es el caso, ¡Entonces yo iré contigo! Todavía te debo mucho. Tu salvaste mi vida el día en que nos conocimos. No pude evitar sentir cierto apego hacia ti.- A la joven se le iluminaron esos hermosos ojos verdes, un ligero tono rosado se formó en sus mejillas y correspondió el abrazo. Y el recuerdo del día en que se conocieron llegó a su mente...

Hace dos años:

El día transcurría normalmente para Mary y para Aderith. Caminando por las calles del lugar. Hasta que se encontraron con un par de adultos golpeando a un niño, aparentemente de 13 años. Aderith no lo pensó dos veces antes de salir corriendo a su dirección. Mary trató desesperadamente detenerla, pero fue en vano. Tenía miedo de que algo le pudiera pasar a la pequeña.

La niña se interpuso entre los dos hombres para detenerlos. Si pararon, pero estaban confundidos con lo que hacía la jovencita.

- ¿Lo conoces?- preguntó uno de ellos - Porque si es así espero que le enseñes a respetar a las personas mayores - ese hombre estaba borracho. Seguramente el otro también.

- Si señor. Solamente tiene hambre, por eso se comporta así. Perdón.- El niño, que estaba sentado en el suelo contemplando la escena, tuvo una sensación que nunca antes había tenido. Su corazón aceleró locamente, parecía que saldría de su pecho en cualquier momento, le costaba respirar y sus mejillas estaban coloradas. La niña luego se volteó a su dirección y sonrió. - ¿Estás bien? ¿Te puedes levantar? - le extendió la mano, y él la tomó, y se levantó. - Soy Aderith ¿Y tú?

- Umm... soy Caleb. Encantado - sacudió su mano con la suya, y por un momento, el mundo se desvaneció al contemplar sus hermosos ojos verdes.

Mary llegó asustada, corrió hacia Aderith y la abrazó fuertemente. - ¡No vuelvas a hacer eso! - la pequeña solo río y le correspondió el abrazo.

- Por cierto, él es Caleb - la pequeña estaba entusiasmada por presentarle a Mary su nuevo amigo.

- Soy Mary, encantada - la joven estrechó su mano con la de Caleb, y desde entonces, el viaje de las dos jóvenes fue más interesante.

Año actual:

Caleb se apartó un poco y besó la mejilla de Aderith. El corazón de la joven aceleró y sus mejillas se tornaron de un color rojo.

Ese fue un día que nunca olvidarán.

La pradera.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora