Harry se encontraba sentado sobre la cama del mayor con una linterna para alumbrar y una sábana que cubría todo su cuerpo, como si fuera una tienda de campamento o algo así.
—¿Por qué te has ido? ¿Por qué se han ido? ¿Por qué tú, Dios, me has quitado a lo más preciado que yo tenía? ¿Acaso yo no soy digno de amor? Primero ella, luego él, joder, dame una mínima razón para vivir, dime que detrás de ese lindo y frío chico hay un dulce hombre que algún día llegará a quererme. —Murmuraba el rizado mientras escribía a papel y pluma, como si realmente pudiera entregarle realmente aquella carta a Dios o quizás al destino. Su voz sonaba triste, como si su mínima esperanza se derrumbara al escribir.
Una cabeza se asomó por el marco de la puerta, ¿Louis había escuchado todo y sin quejarse? Eso sí que era curioso, quizá por dentro lo habría conmovido aunque obviamente no iba a dejar que nadie lo notase, era de esos chicos que escondían todos sus sentimientos detrás de toda esa ropa negra y un look de bad boy, como si no los tuvieran pero si, lo tenía guardados en un pedazo pequeño de su alma. Louis sentía como cualquier otro ser humano, pero no lo demostraba.
—E..está la cena. —Dijo fingiendo no haber escuchado nada y abrió la puerta por completo. El menor rápidamente se quito la sábana de encima bajándose de la cama de un tirón.
—¡Voy, voy! —Intentó simular, intentó que Louis no notara el miedo que el sentía. Pero ya lo había hecho, Louis lo sabía todo y no había dicho nada al respecto. El rizado se levantó de la cama dirigiéndose hacia el living y ambos se sentaron en la pequeña mesa, se notaba que Louis estaba acostumbrado a comer solo. En la mesa había dos platos, el de Harry tenía un sanguche de jamón y queso con una banana de postre, a diferencia de Louis que ya estaba devorando su hamburguesa con lechuga y una dosis grande de ketchup. Se veía bien hasta que estaba entre sus dientes.
—Se ve rico.. —Murmuró el pequeño mirando con deseo la comida del contrario.
—¿Con quién hablabas? —Preguntó Tomlinson con frialdad dejando su comida sobre el plato. Harry bajó su mirada en silencio sin saber que responder, ¿hablaba solo? ¿eso le diría? Louis bufó soltando una leve risa, ¡que crueldad! — Eso creí.
Ambos rieron, aunque la risa del mayor sonó más falsa que los dientes de mi abuela. Era más que obvio que aquellas palabras provenientes de Harry le habían tocado el alma al gran Tomlinson. En la cena no hablaron mucho, pero en el momento de ir a la cama, Harry quería huir, los pecados se acumulaban a su cuenta. Bajó su mirada hacia su plato jugando con el tenedor en el mismo.
—¿P-puedo tomar una ducha? —Preguntó sin encontrarse la mirada con Louis, quizá con eso lograría salvarse de tener que acostarse con él esta noche. Digo, Harry llegaría limpio y Louis ya estaría recostado y cansado. O al menos eso esperaba el pequeño.
—Claro, te prepararé un bóxer. Y mañana iremos a comprar algo de ropa. —¿Había escuchado bien? ¡Saldrían de ese oscuro lugar! Aunque la idea de huir no estaba en la mente de el menor, no quería desobedecer a Louis, no quería arriesgar su vida y quizá, no quería irse de allí tan pronto.
Harry asintió y se levantó de la mesa dirigiéndose al baño, ¿qué se creía, que Louis le llevaría toda la ropa como si fuera su maldita mucama? Al entrar al baño, sin escuchar el paso de el mayor detrás suyo, comenzó a quitarse la ropa con cuidado. Dobló la misma junto con sus boxers y zapatillas y los dejó todos sobre la canasta de ropa sucia, hasta las zapatillas, maldito mimado. Prendió el agua caliente y un poco de la fría para que quedara a gusto y se metió en la ducha dejando caer el agua por sobre su cuerpo. Al pasar unos segundos, Louis entró al cuarto de baño dejando la ropa que usaría Harry sobre una silla, pero no él no traía ropa puesta, solo unos boxers los cuales se sacó luego de cerrar la puerta. Harry tenía shampoo en los ojos y no logró ver quien había entrado, aunque no tenía muchas opciones tampoco. O era Louis, o alguien se había metido a la casa, pero la primera era la más probable.