Capítulos 5. Quien te tiene preso

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Los días se volvían largos, vacíos, los meses avanzaban y ni Dazai, ni Atsushi veían la oportunidad de ser liberados, para Chuuya era una catástrofe, había comenzado a trabajar en la policía, sus visitas se habían reducido. Por el lado de Akutagawa, sus abogados no veían una salida, y el azabache había comenzado a tomar dirección en distintas empresas.

Los medicamentos para la depresión comenzaban a afectaban a Dazai, había comenzado a tener daños colaterales, como las alucinaciones. Las enfermeras comenzaban a encontrarlo en el jardín mirando las flores rojas. – Dazai-san ¿Qué hace aquí? – pregunto la enfermera. Dazai puso su dedo en sus labios y miro a la enfermera

― Estoy platicando con Chuuya – dijo alegremente

Por otro lado, Atsushi comenzaba a ser un saco de nervios, cada que alguien quería tocarlo el albino reaccionaba ante ello, tímido y sin querer hablar. La visita de Ryunosuke no había cambiado – Atsushi, ¿Por qué no tu sonrisa se ve tan... rígida? – pregunto el azabache

― Los medicamentos son fuertes... - respondió el albino

― Eso veo, tus ojeras son grandes. Creí que no te medicaban, hablare con mi abogado

― Es-está bien Ryunosuke, si dejan de darme anti depresivos o anti estrés las enfermeras sospechara

― Pero mírate, estas más delgado y tus ojeras son pronunciadas

― Estoy bien, ¿Cómo te va con las empresas?

― Es agotador, un lío total

― Cuéntame más

...

Los abogados aun no lograban nada, ni por un lado ni por el otro. Un año había pasado y cada uno de los chicos habían empeorado. – Atsushi –kun – le llamo con aquella voz tan fina que el albino hacía temblar

― ¿qu-que sucede Shibusawa-sensei? – pregunto el albino nervioso

― Escuche que te pusieron en un confinamiento la semana pasada por intento de suicidio, deberé examinarte de nuevo

― Es-es-estoy bien

― Bueno, si estás bien podemos ir a mi consultorio privado

― Shi-Shibusawa-sensei... ¿n-no se cansa de mí?

― Un chico con la cara tan linda como la tuya, no – sonrió el hombre – además, no eres el único

Atsushi trago saliva – ¿po-podría revisar mis heridas?

― Claro, te examinaré – menciono burlón – pero sabes, ya que fuiste un chico tan malo como para cometer un intento de suicidio... - se acercó al chico para hablar al oído de Atsushi – tendré que castigarte

― N-no... - Shibusawa lo tomo de la muñeca y comenzó a gritar - ¡no! ¡Suéltame! ¡por favor! – seguía gritando. Unas enfermeras llegaron, Atsushi se veía alterado, cansado. Shibusawa miro a las enfermeras 

― Necesito ayuda – dijo Shibusawa – intenta suicidarse de nuevo

― ¡no es verdad! ¡por favor! Ayúdenme, él quiere...

Una de las enfermeras le había inyectado calmantes y el albino cayó en los brazos de Shibusawa – gracias enfermera Nanaoki - menciono sonriente - siempre puedo confiar en usted

― Esperemos que se recuperé pronto, va por el mismo rumbo que el caso de Osamu Dazai

― Osamu Dazai – menciono sonriente – era un buen chico, aun que rebelde - menciono a Nanaoki - imagino que le gustaban mis castigos

― Ahora... ya no habla con nadie, ni siquiera las flores

― Algún día mejorarán – dijo Shibusawa alegre

El doctor Shibusawa se llevó al albino a su consultorio, miraba por la ventana, y sonrió. Abrió una botella que tenía oculta y reviso viejos archivos de su celular, encontrándose las fotografías de Dazai en confinamiento solitario y aquella mirada llena de enojo, su cuerpo únicamente portando vendas y amarres. También fotos de Atsushi atado, y otras gritando, las marcas de su piel se veían perfectamente así como todo lo demás.

Miro al albino dormido en su sillón y acaricio su cabello – ha pasado el tiempo, y ustedes siempre han sido mis favoritos. Espero que enloquezcan pronto... - sonrió amplio – por que serán míos por siempre... 

...

Continuará en el siguiente capítulo

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