3. Detención

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-Muy bien niñas, necesito que acomoden cada uno de estos libros en sus respectivos estantes- dice la señorita Betty con una sonrisa señalando un estante con un montón de libros. Tardaríamos horas en terminar.

Nuestro castigo no sólo sería hoy, si no toda la semana.

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Ya es el último día de castigo y odio admitirlo pero la princesa y yo hemos formado una rara amistad en esta semana. Ella no es taaaaaaan como yo creía no es tan antipática si te dedicabas a conocerla un poquito más. Aunque aún nuestras pequeñas discusiones seguían ahí.
Tengo miedo ya que ella me esta dejando de parecer tan desagradable.

Empezamos a acomodar los libros como cada día anterior a este sin cruzar palabras, pero de vez en cuando si cruzaba mos una que otra mirada, era extraño e incluso se tornaba incómodo.

- chicas acabo de recibir una llamada importante y temo que no podré acompañarlas en lo que queda de la tarde, pero espero que sigan con el mismo ritmo en el que van dijo la señorita Betty antes de dirigirse a la salida de la biblioteca escolar.

Seguí con mi trabajo de acomodar libros en los estantes. Ella me ponía nerviosa, desde que se fue Betty, no ha hecho más nada que solo mirarme, es tan incómodo.

-lo estás haciendo mal, dejamelo a mi- dice ella en tono firme sin quitar su mirada de mí. Trata de quitarme el libro de las manos pero yo no se lo permito.

- no, puedo sola, déjame. Además, si lo estoy haciendo mal, al menos lo intento, pero desde que se fue Betty tu no te mueves de ese lugar, mirándome como idiota.

-mirándote? Ja! Ni que estuvieras tan buena, ahora dame los libros, yo lo haré por que al parecer no sirves ni para eso.

Ella trata nuevamente de quitarme los libros de las manos y empezamos un pequeño forcejeo. Caímos al suelo, ella sobre mí. Tomé fuerza y la empuje, cambiando ahora los papeles, esta vez yo sobre ella. Nuestros rostros estaban a una distancia peligrosa...

Podía sentir su respiración agitada, chocando con la mía la cual estaba igual a la de ella. Intentó hablar, pero justo cuando abrio un poco su boca para decir algo....

Pov Bonnibel

Estábamos en la biblioteca y no pude evitar mirar de vez en cuando a Marceline. Al principio su simple existencia me molestaba, pero un día pasando por el salón de música la escuché cantar mientras tocaba su bajo, lo hace muy bien y su voz se escucha demasiado sexy al cantar, como si me transportará a otro lugar. Desde ese día me empecé a perder en la mirada obscura y profunda de ella.

La miraba cada vez más y notaba su nerviosismo. Luego de un tiempo, Betty salió de allí dejándonos a ambas solas en aquel lugar, ahora podía mirarla con mayor confianza. Ella se puso más nerviosa, así que le dije que lo que hacía estaba mal y que me lo dejara a mí. Empezamos un forcejeo hasta quien terminamos en el piso yo sobre ella y luego ella sobre mí nuestras respiraciones agitadas por dicha pelea chocaban entre sí. Ella se acercaba más a mi, esta vez la nerviosa era yo...

Intenté hablar pero la de cabellos largos y oscuros casi tanto como su mirada se acerco a mí y...
Me besó!

Pov Marceline

La besé.... Uní nuestros labios en un rose suave, sus labios sabían como a chicle, la verdad... Lo disfrute mucho. No se por que lo hice, aún me caía como una patada la pelirosa, simplemente algo se apoderó de mí, rápidamente me pare del suelo apenada por lo que había hecho. Ella no decía nada.

Estaba estática y luego de un rato se levantó y se fue casi corriendo.

Termine con el trabajo en la biblioteca mientras pensaba en lo que había hecho, no me arrepentia, pero no sabía lo que sentía ella y de algún modo u otro eso me preocupaba.

Me dirigí a casa, Simón no estaba y me pareció raro eso, el nunca llega tarde a casa. Tome una ducha y sin más me acoste a dormir.

Chicle sabor fresa | BUBBLINEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora