Chicle sabor fresa | BUBBLINE

El Hombre De La Gabardina

Chicxs, en estos momentos no podré actualizar, he tenido muchos problemas y además estoy hasta el cuello de tareas, pero intentaré hacerlo cuando encuentre un momento libre, mientras, les dejaré un pequeño relato que creé el año pasado para una clase.
Espero les guste :3

EL HOMBRE DE LA GABARDINA

El clima está lluvioso y en esta noche de absoluta oscuridad se puede divisar la sombra de un hombre alto que lleva una gabardina y sostiene un sobre blanco en su mano. Después de un tiempo de caminar bajo la lluvia, el hombre se detiene en el frente de una casa blanca con un inmenso jardín, esta parecía pertenecer a gente adinerada. El hombre de la gabardina deslizó el sobre por la ranura del buzón, este estaba dirigido hacia su esposa, una mujer hermosa, de mediana estatura, postura firme, cuerpo envidiable, cabello rubio largo y algo ondulado, acompañado por unos ojos azules y una sonrisa perfecta. 

Aquella carta entregada estaba escrita con una caligrafía perfecta que decía _ “Se que me engañabas con mi mejor amigo, Nicolás, si es que te preguntas cómo lo sé, la verdad es que hacía mucho que lo sospechaba, no obstante hasta unos meses atrás lo pude comprobar. 

Ahora solo quiero decirte que eres una cualquiera, una mujerzuela!. Sin embargo te sigo amando locamente, como el primer día, pero esto me hizo cometer el peor de mis errores. Asesinar a Nicolás. 

Fui a su casa y me atendió con una sonrisa hipócrita el muy descarado, me trataba como si nada y yo no pude contenerme más, perdí el control de mí mismo, tomé el primer cuchillo que encontré y lo clave diecisiete veces en su pecho. 

Comparto esto contigo por que no puedo con la culpa, en su momento disfruté mucho el haberle matado, no lo voy a negar, pero también te lo digo para que seas consciente de que también eres culpable y que esto nunca habría pasado si no hubieras actuado como una regalada, así que cariño mío, te regalo parte de mi culpa. Y probablemente cuando leas esto ya yo estaré lejos. 

ATT: C. G”_

Lejos de aquella casa, al borde del edificio más alto. Un hombre alto, de tez Blanca, cabello y ojos negros como la noche sin luna, acompañados de unas cejas pobladas y una barba descuidada, una mirada taciturna y ojeras muy notorias, dió un paso adelante y con la mirada perdida se dejó caer al vacío. 

¿Quién era aquel hombre? se preguntarán, o tal vez no. Pero igualmente responderé a la pregunta que acabo de plantear. 

¿Ese hombre?... Ese hombre soy yo!

El hombre de la gabardina.