¿Por qué la gente se enamoraba? ¿Por qué los seres humanos estábamos destinados a tener que buscar a ese alguien especial para pasar el resto de nuestras vidas? No entendía ese afán de que todo mundo buscara pareja y luego se sintiera mal por perderla o no encontrarla. Vaya mierda.
Yo no estaba muy seguro de seguir con eso, ya lo había hecho y terminó en un total fracaso. Fue mi primer amor y simplemente fue el peor de todos, me dejó devastado, odiando por completo esa palabra de cuatro letras. Al menos la odiaba cuando se empleaba en el término romántico, porque me recordaba lo estúpido que había sido como para haber hecho detalles a una persona que al final me había dejado.
"Podemos ser amigos"
Claro, y dejar de lado el hecho de que nos besamos, que conocíamos el más mínimo detalle el uno del otro y que tratamos de esquivar cualquier obstáculo para seguir juntos hasta vencer esos miedos que tan pequeños nos hacían.
¿Acaso fue mi culpa? ¿Ya no te gustaban los detalles que te hacía o ya te aburrían mis crisis y temas de conversación? ¿Mi música te había dejado de gustar al igual que yo?
Todas esas preguntas me las hacía de vez en cuando, en especial cuando veía una pareja feliz caminar por el mismo lugar que yo, sin poder evitar imaginar que éramos nosotros. Ese nosotros que tú te habías encargado de destruir en tan sólo unos días.
Estabas rara, no me hablabas, respondías por compromiso (o eso sentía yo) y la distancia que nos separaba en ese momento era caótica. No ayudaba en nada, mucho menos ayudaban los problemas que ya venía arrastrando días atrás, aquellos de los que ya te había hablado y tú habías tratado de hacerme sentir mejor.
Mi madre había organizado un viaje familiar, y aunque en un inicio me emocioné, terminé aburriéndome rápido en el pueblo que había decidido visitar, así que te necesitaba, porque la tristeza estaba consumiéndome, al igual que esos conflictos tan horrendos.
Decidí que era momento de hablar, y te pregunté qué estaba pasando entre nosotros. Tardaste en responder mi mensaje, y yo había salido de la ducha después de haber estado gran parte del día en la piscina de la residencia donde nos estábamos quedando mis padres y yo.
Sinceramente no había querido ir a nadar, pero no había podido soportar la insistencia de mi madre, así que fui con ella. Hablamos y yo quería tocar el tema, quería hablar de uno de los tantos problemas que me aquejaban: necesitaba ir a terapia porque sentía que mi autoestima y la depresión me estaban consumiendo junto a esa incógnita de: me gustan las chicas...Pero también los chicos.
Sólo toqué uno de esos dos temas: la terapia. Y mi madre se negó rotundamente a mandarme, pues no especifiqué la verdadera razón por la que quería tomarla, y ella dijo que los problemas se irían solucionando conforme creciera, y yo no estaba seguro de eso.
En fin, cuando llegamos a la pequeña casa que nos prestó mi tía, y tras una rápida ducha, te había mandado aquel mensaje, y tú respuesta fue que tenías un problema, que nuevamente no querías hablar de él, a pesar de que siempre te desahogabas conmigo, está vez era la segunda que lo evitabas.
Reconociste que estabas distante, y yo decidí fingir que iba a dormir, sólo para poder encerrarme en mi habitación sin que mis padres se enteraran lo que estaba haciendo, lo que estaba a punto de pasar, pues mis nervios crecieron cuando dijiste: no sé si esto está funcionando.
Yo traté de decirte que no era así, que yo estaba dispuesto a seguir, que estaba dispuesto a luchar por nuestra relación, pero igualmente sabía que tal vez necesitábamos tiempo, y te lo propuse, pero en cambio dijiste que te dejara pensar, porque no querías hacerme daño sabiendo lo mal que yo estaba.
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Poesía y escritos baratos
RandomMierdas que tengo en la cabeza y llego a escribir sin expectativas de continuarlas