Autor: @Juliana_velazquez
Lena, dejo salir un suspiro cargado de cansancio. Lanzo la pluma que sostenía en sus dedos y esta, callo sobre las hojas de las que llevaba escribiendo por más de dos horas, termino por dejarse caer el en respaldo de la silla y volver a suspirar. Cerró sus ojos un breve segundo, necesitaba un minuto de respiro. {Esto de llenar formularios era inhumano} se dijo. Pensaba que debería existir un robot capaz de hacer el trabajo de llenar formularios con todas las sandeces estúpidas que la gente dejaba como petición en la oficina de empleo, donde eventualmente todos acudían desesperados por un mejor empleo.
Restregó sus dedos sobre sus ojos cansados, para tener un poco de alivio en ellos, los abrió cuando se sintió satisfecha y sin rastros de agotamiento, después hizo ademan de abrir el pequeño cajón del lado izquierdo de su escritorio y sacar una barra de chocolate de las que siempre, ocultaba ahí para momentos de emergencia, justo para estas situaciones de frustración. En segundo tenía abierto el papel de ese delicioso mangar, listo para llevarlo a la boca. Un gemido de placer salió de sus labios al morder y sentir como se derretía dentro de su boca.
Sin embargo su preciado momento quedo interrumpido, cuando la puerta de la oficina se abrió dejando ver a Carmen, la mujer de limpieza.
—Todavía aquí señorita Lena— la voz de la mujer sonaba a queja, pero Lena le ignoro y siguió devorando su barra de chocolate—. Ya pasan de las diez de la noche, ¿Que no piensa irse a casa?
—No Carmen, todavía no, y te agradecería que mantuvieras en silencio, estoy en mi cinco minutos...
Hubiese podido quedarse en silencio, pero Carmen disfrutaba de las conversaciones con Lena, así que ignoro su petición y comenzó la conversación:
— ¿Qué tal su día? ¿Mucho loco desesperado?
—Bastante...— soltó con la boca llena de chocolate—. No sé qué le pasa a todo el mundo. Hoy, un joven vino pidiendo un empleo donde hubiera demasiados papales que ordenar, yo le dije, "¿y qué esperas que te dé?, ¿un basurero?" y todo eso me lo dijo mientras organizaba mi propio escritorio.
—Tal vez, tiene un problema con el orden...
—Era más que obvio...
— ¿Y a donde lo mando?
—Un psicólogo necesitaba un secretario, así que lo mande, hice mi buena obra del día de hoy; el psicólogo tiene a quien le ayude y el tipo tiene terapia.
La mujer que llevaba años conociéndole, no dijo nada, conocía su negro humor, solo sacudió la cabeza negando mientras sonría y se disponía a limpiar la oficina como todas las noches antes de irse. Siempre solía ser la última oficina que limpiaba, ya que Lena era la última persona en irse de ahí, sabia de sobra que ir antes, era perder un tiempo adorado que podría usar limpiando otros lugares. Avanzo, recogiendo basura con la escoba y depositándola en el recogedor, cuando llego a la altura del escritorio, tuvo que barrer la pieza de papel arrugada que Lena había lanzado al suelo.
ESTÁS LEYENDO
RELATOS DE MUJERES
RandomPersonajes atipicos con sus ilusiones y despechos; con sus anhelos y fantasias; con sus amores y desamores, protagonistas a traves de la historia. Relatos de mujeres, un compendio de ellos con una vision singular para feminas.