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How To Be a Heartbreaker—Marina

Entré al bar al que estaba acostumbrada a ir, la mayoría de allí me conocía y por alguna razón me tenían demasiado respeto y miedo. Supongo que, al igual que en la universidad, se creían los rumores que decían sobre mí. Vengo aquí a despejar la mente y pasar el rato, ya era casi una costumbre el fin de semana. Siempre pedía una cerveza y esperaba a que un tipo desafortunado me invitara a bailar. Y digo desafortunado porque casi siempre intentaban pasarse de listos y no tardaba en mandarlos al carajo. Casi siempre terminaba bailando sola, aunque no me importaba demasiado, no necesitaba a nadie para pasarla bien.

Y como era de esperarse, pasó justo lo predicho, la mayor parte del tiempo los hombres son tan idiotas...

Un tipo entro al bar llamando la atención de la mayoría, luciendo como un auténtico chico malo de película, repleto de tatuajes y con una cara de: háblame y te mato.

Pfff, engreído.

La música cambio a una más movida, provocando un ambiente más animado, y mis movimientos cautivaron al instante al tipo de los tatuajes.

Es guapo...

Ni un poco.

Cuando terminó la canción me dirigí a la barra para pedir otra cerveza, mi tolerancia a estas cosas es bastante fuerte así que podría tomar un par más antes de emborracharme.

—Otra cerveza— hablé por encima de la música.

—Que sean dos—escuché una voz profunda a mi lado.

Le di una mirada teniendo que inclinar la hacia atrás, que era el mismo que me había estado viendo hace un rato.

—Hola— me dio una media sonrisa.

Tiene una sonrisa bonita....

Solo si estas ciego, claro.

Asentí con la cabeza en forma de respuesta

—Vienes aquí seguido, ¿Me equivoco?

—No, ya la mayoría me conoce.

—Eso me dijeron...

—Así que has preguntado por mí— de acuerdo, puede que si sea un poco guapo y que yo también haya estado provocándolo mientras bailaba.

—Puede que sí.

Por alguna extraña e inexplicable razón sus ojos verdes destacaban a pesar de lo oscuro que estaba el lugar.

Después de que obtuviéramos lo que habíamos pedido y él se lo tomara casi de un trago se giró a mí y se acercó un poco.

—¿Bailas?

—No, claro que no, lo que estaba haciendo hace un rato era volar—creí que se molestaría, pero en cambio su sonrisa se hizo más ancha.

—¿Quieres volar un rato conmigo? —eso me hizo sonreír, así que asentí con la cabeza.

(...)

Maldita resaca... por esto la gente no toma.

Solté un suspiro antes de apagar la alarma y ponerme de pie, el día había iniciado y yo solo quería tirarme de nuevo en la cama.

Uhg, recuérdame porque tenemos que levantarnos.

Por el simple hecho de que vas a la universidad.

Ah, es cierto.

Después de tomar una ducha y una ardua búsqueda en el baño para encontrar unas pastillas para la resaca bajé al primer nivel de mi casa a ver que tenía para desayunar. Encontré las sobras del almuerzo de ayer. Bueno, era eso o nada.

¡ALERTA! BADBOY EN PELIGRO [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora