Capítulo 2

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Mareena

Mi cuarto estaba en silencio, había terminado de hablar por teléfono con Natalia, mi mejor amiga, y de pronto todo se sumió en tortuoso silencio. Mis dedos se empezaron a tamborilear contra la mesita de luz al costado de mi cama, no suelo estar en silencio porque me pone muy nerviosa y está no era la recepción, podía sentir como mi ritmo cardíaco aceleraba, como mi vista se ponía borrosa y la bilis subía por mi garganta...

-Mare, -mi abuela entró a mi cuarto con una sonrisa la cual se fue desvaneciendo poco a poco -mi niña, -se acerca hasta mi -¿Que te pasa?

Sus manos arrugadas sosteniendo mi cara logran calmarme... Por lo menos un poco -No pasó nada abue. -le regalo una sonrisa que me salió más como una mueca -Solo escuche un ruido y me acordé de la película de terror que vi con Nat, sabes lo cagona que soy con después de verlas.

Parece que mi mentira la calma y como se calmó yo también. Me mira y me regala una sonrisa que achina sus ojos y pronuncias todas sus arrugas, sus ojos tiene amor puro, algo en mi pecho se contrae dejando un sordo vacío, no parece darse cuenta de que mi expresión cambia y se levanta. -Bueno, el almuerzo va a estar listo en un dos por tres. -camina hasta la puerta y sale para volver a entrar -Ya se que lo superaste y todo... Pero me gustaría que vallas a ese grupo de apoyo del que hablamos.

Suspiro. -Abuela ya lo hablamos, estoy bien y feliz. No necesito ningún grupo de apoyo, en serio.

-Si eso ya lo sé, pero ¿No querés vos apoyar a las personas que no están bien y felices? -frunce el ceño.

Todo sentimiento de desesperación o vacío en el pecho desapareció por esta conversación, cosa que agradezco pero me fastidia en realidad. -Abuela, -suspiro -si te digo que no igual me vas a llevar.

-Bueno tomo eso como un sí. -y se va.

Nunca se lo diría pero odio que hagan eso, que me digan lo que tengo que o no hacer, con quién tengo que hablar o con quién no...

Corto mis pensamientos porque si no me iría, sólo la puerta sabe cuantas veces la cruce con la intención de no volver más y rehacerme desde cero. Me levanto de la cama con esfuerzo y camino queriendo llegar al escritorio pero pateo algo. Miro y veo la mochila de "la chica fumadora", se fue tan enojada del árbol que ni se dio cuenta que se olvidaba su mochila, la busqué por todo el colegio pero no apareció así que decidí traerla y mañana se la devolvería... Si la encuentro.

Sigo mi camino y me miró en el espejo del escritorio. Sonrió y sale como una mueca, vuelvo a sonreír y achinó los ojos... Esta ves si parece una sonrisa.

Bien.

Una vez leí que si sonreímos lo suficiente el sentimiento que expresa la sonrisa nos invade... Funciona, creo.

-Mareena ya está la comida -grita mi abuela desde el primer piso.

-Voy -grito de regreso.

Tal vez todas las personas que fingieron felicidad en el pasado son felices en el presente.

-¡Mareena, la comida! -okey ahora si está gritan.

-¡Dijo que ahí voy!. -vajo.

[...]

-¿Estas emocionada? -me pregunta mi abuela mucho más contenta que yo.

-Claro, porque claramente yo quería venir a ca y claramente yo, en sima, también hice que llegáramos tarde. -si, sinceramente estoy muy de mal humor.

-Bueno, respecto a lo primero sé que te va a hacer bien, y lo segundo tenía que averiguar sobre ese 2×1 en ramos.

Mala combinación, pienso, tiene una obsesión por las ofertas y las plantas.

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