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El reloj Marcaba las dos de la madrugada.
Hora en la que se supone todos deben estar descansando. Todos, menos la pereja que se encontraba dándose placer sexual en el pequeño y para nada acogedor "Hotel del pueblo".
Gemidos y gruñidos resonaban dentro y fuera de la habitación 003.
—Me encanta sentirte así, tan estrecha, tan deliciosa— gemía sin pudor Francis, mientras entraba y salía de Janet.
En la habitación 003 del abandonado "Hotel del pueblo" se encontraba la pareja de adolescentes desde muy entrada la madrugada, saciando su sed de sexo y lujuria.
—Sí, más... más rápido Fran, ya casi— decía Janet con la voz entrecortada por el placer.
Francis la penetraba más rápido, más intenso, y así la volvía más insaciable, más hambrienta de él. Mientras más la penetraba más quería que durara el momento, quería llenarse de él por completo.
—Te amo.
—Te amo.
Gemían ambos.
Una vez alcanzado el primer orgasmo, retomaron una vez más. Ahora Janet abriéndose de piernas para darle de probar a Francis. Él aceptando gustoso.
La devoraba, lamía y adentraba su lengua una vez más deprisa que la otra, como si aún no tuviera suficiente de ella, como si la necesitara para sobrevivir. Janet sujetaba con fuerza su cabeza, invitándolo a no parar y enredando sus dedos en la cabellera del chico, quien haciendo participe dos de sus dedos le brindaba el mayor placer que jamás había sentido.
—¡Oh mi Dios!... ¡Ah! No pares, no pares... por favor— rogaba dejándose consumir por el momento de pasión.
Francis sacó la cabeza de sus piernas soplando levemente entre sus pliegues y dando la última lamida, para luego susurrar:
—Jamás lo haría. Es el lugar más dulce donde he estado y quiero estar.
Antes de poder tocar el cielo otra vez, Janet decidió levantarse y posicionarse ahorcadas encima de Francis, enroscado sus piernas por detrás de este.
—Ahora permíteme montarte, Fran— dijo antes de lamer su oreja y morderle el lóbulo.
—Podría venirme solo de escucharte decir mi nombre. Demonios.
A partir de ahí las cosas pasaron a un nivel más intenso, donde ninguna posición los hacia sentir completos, ella bajaba y subía encima de él, con un movimiento de caderas envidiable, le apretaba con sus pliegues la erección haciéndolo rozar el placer. Deboraban sus bocas de una manera casi imposible.
Lo que ellos experimentaban era un deseo a nivel extremo, pero que no lograban calmar ni siquiera follando como animales.
Mientras Janet empotraba salvajemente a Francis este le empezaba a morder y chupar cada parte de su cuello, a el le encantaba marcarla, y ella disfrutaba ver moretones en su piel que le recordaran a él, así luego cuando no estaba podría tocarse viéndose al espejo, añorando que fuese su dura erección quien hiciera el trabajo que hacían sus dedos.
—¡Vamos, muerdeme más duro!— gritaba ella mientras subía y bajaba abriendo más las piernas para que su pene lograra entrar hasta el tope, sin fronteras ni impedimentos.
Francis no esperó que ella lo pidiera dos veces, saboreó de forma golosa cada uno de sus senos, mordiendo sus duros pezones y pellizcandolos, tratando de ocasionar dolor en ella, cuando esta gritaba a causa de eso, ambos se excitaban aún más.
Extraño, turbio y raro. Pero para ellos exquisito.
Enterró una vez más su pene dentro de ella, a la vez que sus dientes en su cuello. Le hacía daño, le hacía mucho daño, pero eso a ellos les encendía como el mismo infierno. Ardían en placer, sin duda. Janet, al sentir cómo se abría la piel de su cuello enterró sin ningún tacto sus uñas en la espalda de él provocando que se abriese al instante, pues sus uñas siempre las mantenía largas y filosas, para una ocasión como aquella.
Segundos después la sangre se hizo participe de aquel extraño encuentro. En la espalda de Francis, por sus rasguños donde se le podía ver la carne, la sangre bañaba su espalda a la vez que cubría las manos de Janet. Y en el cuello de ella, sangre que escocía de la gran mordida y recorría todo el cuello para bajar por sus prominentes senos.
Ellos se detuvieron un momento para poder admirar el desastre sangriento que eran, y allí, junto con toda esa sangre, tuvieron su segundo orgasmo.
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Abaniquemos a wattpad que se incendia con este par de turbios. Je. Cuánto tiempo, little monstruos. 7w7
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Les amo, gracias por leerme.💜
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Cuentos para no dormir
Paranormal"A veces, los lugares humanos crean monstruos inhumanos" -Stephen King. Cuentos Para No Dormir, una antropología constituida por cortos relatos de terror, misterio, suspenso y erotismo a los q...