Prohíbida Tentación || °Juliantina||

Nuevas realidades

Narrador Omnisciente.

CAPÍTULO ESPECIAL... ¡ATENTAS, JULIANTINAS!

DÍA SIGUIENTE, CASA DE LOS CARVAJAL.

—¡Buenos días, hermosa familia! — Gritó Valentina entrando a la sala de estar donde estaban Eva, Lucía y Camila tomando una deliciosa taza de té. Las mujeres levantaron la vista, y observaron a Valentina con complicidad. Camila se adelantó y caminó hasta ella, pasando el brazo por los hombros de la castaña para llevarla a un pequeño interrogatorio planeado con anterioridad.

—¿Cómo te fue? — Le dio una mirada inquisidora y Valentina sonrió felizmente. — Por tu cara creo que muy bien. ¿Cuántos orgasmos? — Lucía abrió los ojos y Eva rio por lo bajo cuando la castaña golpeó sin cuidado la costilla de Camila haciéndola quejar del dolor. — ¡Hey!

—Eso te ganas por bocona — Murmuró, sentándose al lado de Lucía. — ¿Dónde está Guillermo? — Preguntó y todas se miraron entre sí. Eva carraspeó un poco antes de responder.

—Guillermo te está esperando en su despacho, Valentina. — Valentina observó a Camila confundida. — Sabe que no pasaste la noche aquí. Esta mañana fue a buscarte para hablarte sobre un proyecto que quiere que tú lleves acabo y no te encontró. Camila hizo lo imposible por pasarte desapercibida, pero sabes como es él, no se daría por vencido y sabía que algo andaba mal. — Terminó de decir y Valentina cubrió su rostro.

—Todo estará bien, Valentina — Ánimo Camila, posicionándose a su lado. — Sólo debes saber explicarle las cosas. Guillermo es tosco y un poco cerrado, sí, pero no creo que no sea capaz de ver un poco más allá de su mundo. Mira tu carita, estás radiante la mañana de hoy. — Valentina le regaló una sonrisa mientras ella apretaba su mano. — Cualquiera podría notar a kilómetros lo feliz que te hace Juliana.

Soltó una bocanada de aire, intentando acomodar sus pensamientos. Guillermo sabía todo, y no había escapatoria ésta vez. Debía animarse a decirle lo que por tanto tiempo estuvo reprimiendo. El amor que sentía Valentina por Juliana podría sobrepasar cualquier muralla más allá de la visible; aunque la idea de ser nuevamente rechazada nunca fue tan atractiva. La castaña sabía perfectamente que en algún momento tendría que afrontar su realidad, pero, ¿sería ése el momento indicado para ello?

Debía apostar su mejor carta y hacer su mejor jugada. Todo era un espejismo desproporcionado. ¿Cuánto tiempo más tendría que ocultar su amor?

Estaba enamorada de una mujer. Una que la volvía completamente loca y realizaba cualquier estímulo de felicidad. Muchas veces creyó ser feliz, creando momentos ficticios en su cabeza sin conocer verdaderamente la plenitud de sentirse libre, siendo un alma capaz de volar aunque le cortarsen las alas para andar. Quería gritarlo al mundo exterior, y aunque sabía que eso traería consecuencias, quizás buenas, como quizás no, hasta ese entonces no habría cobrado el valor necesario. Su pensamientos era claro: Juliana merecía una historia de amor más allá de la que ella hasta ahora le estaba ofreciendo.

La morena se arriesgó en más de una ocasión, desafió torbellinos en su búsqueda, ¿que acaso eso no era la suficiente motivación que necesitaba?

—Creo que ya es hora de encarar ésta situación — Dijo poniéndose de pié. — Hablaré con Guillermo. Pase lo que pase, mi relación con Juliana no se va a terminar. Nunca antes me había sentido tan... Viva, como ella me hace sentir. Es como si, me conociera desde siempre. Simplemente no puedo estar lejos de ella. No quiero, y tampoco lo acepto. Guillermo tendrá que aceptarlo.

—¿Y si no lo acepta? — Preguntó Eva. Valentina suspiró pesadamente.

—Amo a Juliana, Eva. Lo hago con todo mi corazón, y aunque para él sea una decepción, no pienso alejarme de la única persona que ha hecho que mi vida sea menos miserable. Me gustaría que pudiera comprender que no se trata de un simple capricho, o que me guste molestarlo. — Su voz comenzaba a quebrarse, y sintió un nudo en la garganta. Ese que en muchas ocasiones sintió y que tan bien conocía. Camila le regaló una sonrisa cálida, dándole ánimos nuevamente. — Esto que siento es un amor tan desbocado y tan genuino, que no pienso abandonarlo.