Temas Complicados

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El camino hacia su siguiente destino fue silencioso. Durante todo el viaje, Raphtalia no tuvo el valor de mirar a su amo. En sus pensamientos, divagaba acerca de las cosas que debió haber dicho y que su amo escuchó.

Naofumi tampoco era indiferente a la situación. Mientras llevaba las riendas de la carreta, pensó en lo sucedido durante la mañana. No importaba cuánto tratara de olvidar o hacerlo a un lado, lo sueños de su compañera de armas no podían ser ignorados.

Es cierto. Ella ha crecido, no sólo de manera física, sino también mental... – mientras meditaba, una pequeña frase resonaba con fuerza. "Tengamos todos los bebés que quieras, sólo bésame"

Suspiró con cierto aire de incomodidad. Durante su antigua vida, no tuvo preocupaciones como en el mundo donde se encontraba. Es decir, pasar de ser un otaku sin oficio, a un héroe de leyenda, era un cambio extremadamente radical.

No obstante, prefería que sus dificultades fueran por conseguir objetos, prepararse para la siguiente oleada, o simplemente que Motoyasu apareciera con la perra para joderle la vida.

En su lugar, sus preocupaciones eran las fantasías de Raphtalia y cómo debía tratar con ellas. Para ello, debería hacer algo impensable...

En serio, preferiría no hacer esto... – la miró por el rabillo del ojo. Ella seguía cabizbaja y en silencio. – No tengo opción.

Por el momento, lo dejaría así. Sin embargo, la decisión estaba tomada.

Al llegar a su destino, recorrieron la ciudad en busca de un sitio para comerciar. Al encontrarlo, descargaron la mesa improvisada que siempre hacían con un par de barriles y una larga tabla.

Mientras colocaban las cosas en su lugar, Naofumi aprovechó que Filo se encontraba distraída para hablar un poco con Raphtalia. No quería darle la impresión de que estaba molesto.

–¿Cómo te sientes?

Escuchar la voz de su amo hizo que sus orejas se movieran. Quería levantar la mirada para verlo, pero algo se lo impedía. Ese terrible sentimiento de vergüenza se negaba a abandonarla.

–Bien... – respondió, sonando completamente antinatural.

–¿De verdad? – por supuesto que sabía la respuesta, pero debía insistir.

Ella no respondió, de nuevo ese calor infernal en su cuerpo amenazaba con regresar.

Esto es malo... ¿Por qué ahora? ¿Por qué cuando el amo está cerca de mí?

Un escalofrío recorrió su cuerpo, cuando él tomó una de sus manos. Sus labios se acercaron a un lado de su rostro y susurró, apenas audible para ella.

–Quiero hablar a solas contigo esta noche.

Las emociones se dispararon, como un volcán que hace erupción. El rubor que adornaba su rostro era tan intenso, que cualquiera lo notaría a cierta distancia.

Naofumi se alejó sin decir algo más. Sus intenciones eran buenas, pero la manera de expresarlas –al menos en esta ocasión- fueron terribles. No sólo empeoró la situación, sino que sus palabras daban a una interpretación más profunda.

¿E...Eh? El amo... ¿Acaso él quiere...!

–¿Qué te dijo el amo, hermana?

Filo apareció tras de ella, sospechando lo que pasó.

–¡Na...Nada!

–¿Oh?

–¡Ayúdame a terminar con esto!

El pequeño ángel rió, antes de seguir con su labor encomendada.

Desde aquel momento, Raphtalia pasó el día esperando que llegara la noche. Estaba nerviosa, pero emocionada también.

"¿Sobre qué quiere que hablemos los dos solos?"

Tanto pensar las cosas hizo que no se percatara del paso de las horas. La noche cayó eventualmente, lo que los obligó a buscar una posada. Usualmente dormían en una misma habitación con camas individuales, pero esta vez, pidió habitaciones separadas.

La mente de la chica mapache comenzó a tratar de predecir lo que sucedería. Una cama, conversación nocturna a solas, en una habitación...

De nuevo el calor bajo su cintura atacaba, haciéndola sentir más ansiosa de lo normal. A pesar de sus apenas incontrolables impulsos, esperó paciente que él la llamara.

El momento llegó cuando Filo se durmió. La emoción de su cuerpo ya era demasiado difícil de contener, pero haría un último esfuerzo.

–Amo Naofumi, ¿Puedo pasar?

–Adelante.

Abrió la puerta y entró en la habitación. Ahí estaba él, esperándola sentado al borde de la cama. Sintió como el corazón se le aceleraba, la situación se asemejaba a una de sus tantas fantasías.

–Ven, siéntate.

Palmeó el lugar a su lado. Ella se sonrojó, pero obedeció sin rechistar.

Cuando se sentó, ambos se quedaron en silencio. Había tanto por decir, pero las palabras se ausentaban.

Un suspiró de él abrió la conversación.

–Raphtalia, estaba pensando... Haz crecido mucho desde que nos conocimos.

–Sí... – sonrió, recordando la primera vez que lo vio. Estaba aterrada, pero él alejó sus miedos y la curó de su enfermedad. Era el hombre perfecto y ahora estaba ahí, a su lado.

–Necesito que hablemos de algo importante... Creo que sabes a lo que me refiero.

Ella agachó la mirada, sabía lo que quería decirle. Finalmente, el momento que tanto había anhelado llegó.

–Uhm. – asintió.

–Raphtalia... – colocó una mano en su mejilla e hizo que lo mirara. – ¿Sabes cómo se hacen los bebés?

Sus pupilas brillaron sin dar crédito a lo que veían. Su amo, por primera vez estaba sonrojado, aunque fuera un poco.

–¿Be...Besándonos con cuidado?

Naofumi la observó en silencio y acercó su rostro al de ella. En seguida, el corazón de la chica se aceleró demasiado. Estaba a punto de ser besada por él, la persona que más amaba. Su cuerpo comenzó a reaccionar por instinto, provocándole un sentido de necesidad. Ya no importaba si quedaba embarazada, sería feliz dándole todos los hijos que quisiera su amo.

Cerró los ojos esperando aquel beso que se llevara su inocencia, pero...

–No.

Un poco de confusión la invadió, ¿Qué acababa de pasar?

–La manera en la que se hacen los bebés...

Naofumi le contó el verdadero procedimiento para procrear bebés, susurrándole todo cerca de sus orejas.

–¿E...Eh! Entonces... ¡Entonces!

La imaginación la traicionó de nuevo, imaginándose a sí misma, haciendo ese tipo de cosas con él. La vergüenza pudo más que la lujuria, provocando que se desmayara de la impresión.

–¡Ra...Raphtalia!

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Habemus capítulo! me tardé, pero espero que haya valido la pena su agónica espera.

Hasta aquí el cap! Gracias por leer/comentar/votar xd Sé que soy malo con la mapache... pero es mi naturaleza :v 


En CeloWhere stories live. Discover now