CAPÍTULO 1 - HOPE

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        Me encontraba tapada por el edredón, tumbada en mi cama. Los rayos de luz entraban por la ventana, atravesando la fina y blanca cortina. Tenía los ojos entrecerrados por culpa del sol, se me hacía imposible abrirlos. Me encontraba en mi habitación rodeada por aquellas paredes de color naranja, en ellas los posters de mis películas y series favoritas. Escuchaba a los pájaros cantar, al igual que a mi gato maullar. Me levanté, dejando a un lado el edredón. Noté como desaparecía el calor que me había concedido y cómo ocupaba su lugar el frío. Salí de mi habitación, la puerta de la cocina se encontraba cerrada, en ella estaba mi madre, preparándose su desayuno, y apuesto a que también el mío.

        Entré en la cocina, note el frescor de las baldosas bajo mis pies. Mi hermano estaba sentado en la silla, con su taza de cacao, y mi madre sacando las tostadas de la sartén. Inmediatamente ella se acerco a mi, y me dio un beso en la mejilla.

        - Buenos días cariño.-me dijo con una sonrisa en su rostro.

        - Buenos días.-le dije.

        Me senté junto a mi hermano. De seguido mi madre dejó las dos tazas sobre la mesa junto con las tostadas. Le di unos cuantos sorbos a mi taza de cacao.

        - ¡Brandon!¡Haz el favor de terminarte el desayuno!-le riñó nuestra madre- ¡Llevas como una hora sin darle ni un sorbo!

        No tardé ni cinco minutos en desayunar, y me dirigí a vestirme. Me vestí unos vaqueros de color negro, una camiseta blanca que en la parte delantera estaban las siglas de ACDCy una sudadera de color gris, junto con unas adidas negras. Dejé caer mi cabello en mi espalda. Mi madre entró en mi habitación.

        - ¿Qué hacemos?-me preguntó.

        - ¿Cómo que qué hacemos?-le dije.

        - Mama...

       - Por favor... hace meses que no hemos salido tu, tu hermano y yo juntos...-me puso ojos de cachorrito.

        - Esta bien...-accedí.

        - ¡Nos preparamos y vamos a dar un paseo!-dijo felizmente, y salió de la habitación.

        Justo en el momento que íbamos a salir de casa, mi madre llamó a una amiga, proponiéndole a ver si le apatecía venir con todos nosotros a dar un paseo, ella acepto la propuesta. Vivíamos en un pueblo que no superaría los trescientos habitantes. Se podría decir que era un pueblo fantasma. En verano aún venía gente, pero en invierno, aparte de que no había nadie, nadie salía a la calle. Caminábamos por la carretera, o mejor dicho por la esquina de la carretera, aunque no anduvieran coches en aquel momento, podría aparecer algún chalado. A los dos lados de la carretera había campos, campos de trigo. Mi hermano iba quince metros más adelante que yo, mas o menos, y mi madre y su amiga unos veinte metros más atrás. Brandon caminaba con ligereza, a lo contrario que yo, yo caminaba lentamente, pero bastante más rápido que mi madre. Había una brisa, que hacía que mi melena se moviera de una lado a otro, o que me tapara el rostro. Era un aire frío, que te ponía la piel de gallina.

        Baje la vista, me di cuenta que en el suelo había unas cuantas piedras, por lo que decidí chutarlas, cada una de ellas, para entretenerme. Justo en ese instante pensé, que eso de "hace meses que no hemos salido tu, tu hermano y yo juntos" solo era una excusa para que no me pasara la mañana en el bar chorizando WiFi. Mi madre no me hacía caso, ni a mi, ni a mi hermano, ella solo se molestaba en hablar a su amiga -que sinceramente desconocía su nombre-. Pasamos junto a una granja, vi que el dueño se acercaba a la caseta del perro, y lo desataba. El perro estaba ladrando, parecía que le pedía que le soltara de una vez. Mi hermano y yo dejamos la granja atrás, lo que mi madre y su amiga aún no habían hecho.

        Escuche un ruido, un ruido que provenía de atrás nuestro. Un motor, me giré para ver que era. Era un coche, creo que era un BMW X6 si no me equivocaba. Pasó junto a mi y junto a mi hermano a una velocidad que apuesto que no era aceptable. De repente note que algo cambiaba. Algo extraño comenzó a suceder. Mire el cielo, estaba cambiando de color, de un azul, paso a ser un blanco. Parecía que nadie se había dado cuenta de lo que sucedía, a excepción de mi hermano que también alzó la vista. Me gire para mirar a mi madre, ella seguía charlando.

        - ¡Mama!-le grite.

        - ¡¿Si?-me preguntó.

        -  ¡¿Ves esto?!-le pregunte señanaldo el cielo.

        Su amiga y ella inmediatamente alzaron la vista.

        - ¿Ver el qué?-me preguntó.

        - ¡El cielo!¡Esta blanco!

        Justo en ese instante su amiga y ella se empezaron a reír.

        - Cariño... deberías de dejar de ver tantas películas.

        Note que el aire comenzó a tener mas fuerza, mi cabello se movía con más intensidad de un lado al otro. Volví a alzar la vista y algo extraño ocurría allí arriba, era como si algo se estuviera tragando el cielo, el cielo se aclaraba aún más hasta el punto en el que... una luz resplandeciente me invadió, hizo que cerrara los ojos, era imposible abrirlos, la brisa paró de inmediato, no sentía nada, absolutamente nada. Sentí que la luz se desvaneció, no tardo ni diez segundos en irse, abrí los ojos, mi hermano se encontraba ahí de pie, mirando el cielo, yo hice lo mismo, había vuelto a su estado normal. Me di cuenta que el coche ya no estaba, había desaparecido. Me gire para decirles a mi madre y a su amiga a ver si estaban bien. Pero ellas tampoco estaban allí. Comencé a mirar de un lado a otro, buscándolas, pero no las vi en ninguna parte. Habían desaparecido.

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