CAPÍTULO 4 - ETHAN

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        Caminámos hasta que anocheció, o mejor dicho hasta que encontramos una casa abandonada, o como decía Hope, un tejado donde echarnos. Se podría decir que era una granja, una granja a la que se le caía la pintura de la fachada. La puerta de entrada era de madera, al igual que las ventanas y la mayoría de los muebles que se encontraban dentro.

        Hope me dijo que encendiera el fuego en la chimenea, ya que a las noches debía de enfriar en aquellos lugares. Me levanté del suelo y vi que Brandon jugueteaba con una pelota junto con Dik; me preguntába porque él no hacía nada, todo lo hacía Hope, todo ibamos a hacerlo Hope y yo desde ahí en adelante. Justo en ese instante se abrió la puerta, y esta chocó contra la pared por culpa de la fuerza con la que la había abierto. Hope apareció allí, con las manos llenas de troncos y hierbajos que le cubrían el rostro. Caminó hasta la chimenea y dejó caer los troncos al suelo. Se agachó con la intención de meter los troncos en la chimenea, yo me agache junto a ella para ayudarla. La mire, vi su rostro, su rostro en el que ya no se reflejaba felicidad, sino tristeza. La luz que irradiaba el fuego se posaba sobre su rostro, haciendo aún más brillantes sus verdes ojos.

        - ¿Estas bien?-le pregunte, preocupado, y tratando de tocar su mano.

        Ella se levantó y caminó hacia el sillón que se ubicaba delante de la ventana; se sentó. Me levante y me aproximé hacia ella. Observába lo que había al exterior, un gigante manzano, con unas hojas verdes, las cuales se veían azotadas por el viento. Me arrodille junto a ella, la agarre de la mano y la mire.

        - ¿Qué ocurre Hope?-le pregunte acariciando su mano con el pulgar.

        - No... no...-negó con la cabeza-na... nada importante.

        Me di cuenta de que se le escapó una lágrima y se deslizaba por su mejilla. Decidi quitarsela, volviendo a utilizar mi pulgar. Me miró, su rostro, sólo difundía tristeza, tenía los ojos rojos, su respiración estába algo agitada o acelerada, agarrába el sillón con fuerza, y se mordía la parte interior de su mejilla.

        - Eh, eh,...-le dije-no llores...-Brandon y Dik miráron, por lo que decidi disminuir el volumen de mi voz-eh, venga Hope. Cuéntamelo.

        Ella intentaba contener aquellas lágrimas que se amontonaban en sus ojos, apretujó sus labios, y me examinó de arriba a abajo.

        - ¿Pue... puedo... puedo confiar en ti?

        - Em... claro. ¿Por qué no ibas a hacerlo?

        Ella asintió, y antes de comenzar a hablar se retiró las lágrimas de sus ojos con su pequeño brazo.

        - Hace dos año que mis padres se divorciarón, hace dos años que mi abuela murió-comenzó a decirlo entre lágrimas-, hace más de un año que estamos solos Bran y yo, y en todo este tiempo sólo te hemos encontrado a ti, sólo a ti. Y no pienses que eso no me alegra, porque cuando te he visto, pensaba que estabas muerto, ya me había girado para seguir nuestro camíno, pero de repente soltastes un ronquido. Imagínate mi cara cuando te escuché roncar, saber que estabas vivo, sólo me faltaba ponerme a dar saltos.-me la imagine, dando saltitos con esas piernecitas que tiene, con sus rizos rebotando.- Aún no llego a entender como he podido cuidarlo, tenerlo vivo un año y cuatro meses, ni yo podía alimentarme bien.

        - ¿Cuidar a quién?-le pregunté.

        - A mi hermano.

        - ¿Por qué deberías cuidarlo, no se puede cuidar solo?

        Volvió a secarse las lágrimas con el brazo.

        - Ojalá pudiéra hacerlo.-me contestó, espirando todo el aire que aspiraba- Te puedo asegurar que en estos momentos es el enano más importante y especial de este maldito planeta. El más especial.-no dije nada, esperaba a que siguiera hablando-. No es normal. Tiene un problema desde el primer momento que nació, una enfermedad. Es autista. Lo se-lo miró- parece un chico totalmente normal, pero tiene el ochenta y seis por ciento de la enfermedad, lo que hace que no tenga la capacidad de hablar.

        - Ve a dormir.-le dije, posando mi mano sobre la suya, ya que me percate de que sus ojos comenzaban a cerrase y estaba cansada-.

        - Pe... pero...-me dijo- tengo que acostar antes a Bran.

        Se levantó, y se acercó a él.

        - Vamos Bran, es hora de ir a la cama.-lo agarró del brazo y lo levantó.

        Los dos se encaminarón hacia una de las habitaciones, Dik los seguía por detras, yo hice lo mismo, y me apoyé en la puerta de la habitación que habíamos asignado a Brandon. Observaba como cuidaba Hope de su hermano. Echó la sabana a un lado para que su hermano se tumbara, y así taparlo con ella. Dik saltó sobre la cama, y se tumbó bajo los pies de él. Hope se agachó junto a su hermano y pasandole la mano por la melena le dió un beso en la frente.

        - Buenas noches.-le susurró.

        Hope se giró y caminó fuera de la habitación. Me ojeó un rato cuando salió.

        - ¿Por qué sonries?-me preguntó.

        - No se...-le dije, algo confuso por su pregunta- no pensaba que eras de las que cuidaban así a su hermano. Como si fuera su hijo.

        - No lo cuido como si fuera mi hijo-me contestó, cruzándose de brazos-. Lo cuido así porque es mi hermano, y porque le tengo que dar los cuidados que le son necesarios.

        El silencio tomó parte en la sala, Hope miró hacia su habitación.

        -Me... me voy a la cama-me dijo señalando hacia su habitación con el pulgar-.

        -Hasta mañana.-le dije.

        - Eh... si-me dijo avergonzada, ocultando su rostro entre sus mechones de pelo- hasta mañana.

        Cogió y se alejó, adentrandose en la oscuridad de su habitación. Yo me tumbé en el sofá, encendí la televisión que había en aquel salón. Pasaba de canal, pero lo único que aparecía era una pantalla gris, hasta que volvi a pasar de canal y apareció un canal de dibujos animados. Parecía que aquel canal era automático, tenía programado todos los programas de todos los días.

        Deje de mirar la tele, y me percate de que la puerta de la habitacón de Hope se encontraba abierta, me iba a levantar para cerrarla ya que suponía que no se había dado cuenta de que la había dejado abierta, pero justo cuando lo iba a hacer apareció ella, dando la espalda al salón, dándome la a mi. Comenzó a quitarse su camiseta de tirantes negra, con los brazos cruzados agarrando la camiseta por la parte inferior de la parte delantera. Se quitaba la camiseta con lentitud y suavidad, haciendo que su cabello cayera sobre su espalda. Después comenzó a quitarse aquellos cortos pantalones -que sinceramente no recordaba como se llamaban-, hasta que al final dejaba todo su cuerpo desnudo a la vista, quitando las partes intimas ya que no se había quitado sus braguitas rosas y su sujetador negro. Observé sus caderas, sus curvas, sus desnudas piernas y espalda, su pálida piel, su rizado y castaño cabello que resaltaba sobre su espalda. Mi corazón latía a cien por hora, no entendía lo que me pasaba, algo se accionó y en ese momento supe que todo iba a cambiar. Y que a partir de ahí nada volvería a ser lo mismo... nunca.

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