CAPÍTULO 2 - HOPE

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        Volvió la brisa, moviendome algunos mechones de pelo de un lado al otro. Volví la vista hacia mi hermano, él seguía ahí, quieto, pero esta vez mirando adelante. Camine hacia él, lentamente, con cuidado. Sabía que él se había percatado de lo ocurrido. Justo en el instante en el que estaba a su altura, lo cogí de la mano con delicadeza, pero él no se molesto en mirarme, seguía mirando adelante.

        - ¿Estas bien?-le pregunté.

        Él asintió. Aún no me creía que mi madre hubiera desaparecido, y volví a mirar de un lado al otro. Pero no encontré ni una señal de que anduviera por ahí. Camine unos pasos hacia adelante, tirando a mi hermano de la mano, pero él no hizo ningún movimiento.

        - Vámonos-le dije.

        No hizo nada, por lo que le volví a tirar, y inmediatamente se quejo, soltando mi mano de la suya y soltando un chillido. Di un paso atrás, pero volví a acercarme a él, y el se alejo unos pasos de mi. No se escuchaba ni un simple sonido, no se escuchaba nada, el silencio se había apoderado. Justo en el instante en el que me acerque un paso hacia mi hermano, escuche un sonido. Paré en seco. Provenía de la granja, entrecerré los ojos para ver un poco mejor lo que pasaba, y justo en ese momento el perro que estaba atado, salió corriendo hacia nosotros. Mi hermano seguía quieto, dando la espalda al chucho. Sabía perfectamente que nos iba a atacar, y quería agarrarlo y llevarlo corriendo conmigo, pero cada paso que daba hacia él, él se alejaba uno más de mi. Volví la vista al perro, y me di cuenta, que no iba a por mi hermano, si no a por mi. Me miraba con furia, con agresividad, con maldad. Corría velozmente, comencé a dar pasos atrás, cada vez a más velocidad, hasta el punto en el que el perro se encontraba a tres metros de mi, y yo me tropecé cayendo hacia atrás. Me desplomé en el suelo, y el perro dio un salto estableciéndose a un metro de mi. Me miraba con furia, como si hubiera hecho algo malo, me gruñía, su cola hizo un movimiento corto y rápido. Me eche atrás, arrastrándome por el suelo. Pero justo en ese momento el perro movió su cola rápidamente de un lado a otro, y dejo de estar tenso. Se acerco a Brandon, que miraba como si nada hubiera pasado. Me fije en que en su rostro había una sonrisa, y el perro se apoyo en sus piernas, con la intención de jugar. Este lo acarició y de repente me miró a mi, y pareció que aquel movimiento de ojos absurdo le hubiera enviando un mensaje al perro. El perro se acerco a mi y me lamió el rostro.

                                               ___________________

        Era un día veraniego, desde el día en el que apareció aquella luz, nunca mas habíamos vuelto a ver a ninguna persona. Creíamos que solo quedábamos Brandon, Dik y yo. Si, nos quedamos al perro, al cual decidimos ponerle el nombre Dik. No sabía de que raza era, nunca se me había dado bien eso de diferenciar las razas de los animales, pero creía que Dik era una mezcla entre un husky y un lobo. Su pelaje era de color blanco, con unas gigantes manchas de color negro y marrón.

        Caminábamos por un camino, un camino desierto, como todos los caminos por los que habíamos andado. Era un camino de tierra, que en algunos puntos había charcos de agua. Lo probable era que cuando había personas utilizaran aquel camino para hacer trabajos de agricultura, o algo parecido. A los dos lados del camino solo había paja, solo paja, se podía ver montañas por allá, pero solo había paja. Dik correteaba de un lado al otro, Brandon iba detrás mio, y Dik solía ir a donde él para acompañarlo. Normalmente era yo la que iba siempre delante, por si aparecía algo, cualquier amenaza; no me gustaría que hicieran daño a mi hermano. Dik se puso delante de mi, moviendo su cola de un lado al otro. Me agache y cogí una piedra, y se la lancé lo mas lejos posible. Este fue corriendo tras ella, con la intención de atraparla. La piedra cayó al suelo, y rebotó. Dik estaba a menos de un metro de ella, pero justo cuando iba a cogerla, paró en seco. Su cola se puso tensa, mirando en dirección a aquel terreno de paja. De repente lo escuche gruñir. Algo pasaba. Me acerque lo mas rápido posible hacia él.

        - ¿Qué pasa Dik?-le pregunte, agachándome junto a él.

        Recibí un gruñido como respuesta. Este no se movía, solo seguía mirando hacia la misma dirección. Me levanté, y decidí adentrarme en la paja. Tuve que saltar para llegar, ya que había un riachuelo entre el camino y el terreno. Caminaba, pisando la paja, y la dejaba aplastada sobre la tierra. De repente vi algo, algo oscuro. Me acerque aún mas. Hasta llegar al punto en el que lo vi. Era un chico. Tumbado, sobre las piedras y la tierra. Parecía dormido. Era un chico rubio, un poco pálido -casi nada-, y algo alto y delgado por cierto. Volví la mirada hacia Brandon, el cual estaba quieto en el camino junto a Dik, esperando a que soltara algo de mi boca, que era, quien era,... Pero volví a mirar al chico. ¿No eramos Brandon y yo las únicas personas del planeta?¿Y si lo eramos, quién, cómo había llegado él aquí? Justo en ese momento tenía cientas de preguntas por soltar de mi boca, pero solo sabía la respuesta de una. Había posibilidades o esperanzas de que el planeta volviéra a ser como el que era antes.

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