Llegó el día de la fiesta tan esperada. Era sábado y Cristian estaba muy nervioso por la fiesta... Sonó el móvil.
--Cristian, soy Fran. Vente para mi casa que ya mismo vamos para allá. ¡No tardes! Por cierto... Llevate condones -Dijo riendo.
--Okey Fran, ya voy. En 5 minutos estoy allí.
--Perfecto.
Cristian iba camino a casa de Fran nervioso, ya que nunca había ido a una fiesta de ese tipo. También un poco nervioso por Valeria, pero no sabía el porqué.
Una vez allí, Cristian saludo a Fran con un apretón de manos, y a Valeria con dos besos.
--Venga, montaos en el coche y abrocharse los cinturones. No quiero pagar multas -Dijo bromeando.
Fran iba conduciendo y Valeria y Cristian en los asientos traseros. Había tensión ya que Cristian y Valeria se acababan de conocer ese mismo día.
--Bueno... Así que eres la prima de Fran. -Dijo para romper el hielo.
--Sí, su abuelo paterno y el mio son hermanos. Nos llevamos muy bien siempre, desde pequeños
--Ajá ya veo...¿Y, tienes trabajo?...
Cristian sentía una gran curiosidad por ella, por su vida. También se sentía a gusto hablando con ella así que intentaba sacarle tema.
Llegaron a su campo. La entrada estaba decorada con luces, globos, pancartas, una mesa con todo tipo de comida, etc. Eran los primeros así que entraron a la casa a esperar a los invitados.
--Joder, te lo has montado bastante bien. ¿Como que te han dejado tus padres el campo para ti solo?
--Ya te dije que mis padres no vendrían en unos meses, ahora vivo con mis abuelos... Mis abuelos creen que salí de fiesta. Si se enteran que he montado todo esto me matan.
Pasaron treinta minutos y ya estaban todos los invitados. Cada uno traía un regalo muy bien presentado, donde los dejaban encima de una mesa al entrar a la casa. Una vez todos, Fran conectó sus enormes altavoces y empezó a sonar la música. Aquello parecía una discoteca. Todo el mundo estaba bailando por allí menos Cristian, que estaba sentado aburrido ya que a él no le gustan estas cosas...
--Maldita sea, donde me e metido. No se para que vengo si no me gustan las fiestas. -Pensó.
Valeria que lo vio sentado y aburrido se acercó a el.
--¡Hey Cristian! ¿Vienes a bailar conmigo? -Le dijo gritando por el alto ruido de la música.
--Hemm... No se bailar, haré el ridículo. -Le grito al oído por la alta música.
--¡Da igual, no te preocupes!
Y Valeria agarró a Cristian y lo metio entre el bullicio. Cristian se dejó llevar por el ritmo de la música al igual que Valeria, cuando de repente paso de sonar música electrónica a romántica. Cristian noto un cosquilleo, y una gran atracción por Valeria.
--Mierda, no puede ser que me este empezando a gustar la prima de mi amigo... No quiero enamorarme de nadie. -Pensó preocupado.
Lo que no sabia Cristian es que, no querer enamorarse es como decir que nunca reirás. Tarde o temprano llegará alguien que lo haga...