Hunter
Supongo que, en el algún momento, a todos nos toca eso de no poder dejar de sonreír. Y me refiero a la sonrisa que se dibuja por alguien, no por algo que nos guste.
Muchas veces he sonreído por algo que me gusta; una película, un libro, un lugar... En fin, infinitas cosas. Pero ahora, hoy, estoy sonriendo por alguien.
Y, a decir verdad, hace bastante que no sonrío por una chica. De tan solo escuchar su nombre, ya me encuentro sonriendo. Ya me encuentro dentro de un torbellino de emociones. Emociones que creí muertas. Creo que todos podemos llegar a sentir que no queda ninguna emoción parecida al amor en nosotros, ya sea por una traición o algún otro motivo.
Hasta que... alguien nuevo se presenta, y ahí estamos, entregando todo, como si nada hubiese pasado. Porque así funciona el amor.
¡Ja! El chico que creía que estaba muerto en vida, y que en su vida no había espacio para el amor, ahora se encuentra pensando en él.
Aunque bueno, no podemos apartarnos de un sentimiento que nos rodea constantemente. El amor está en todas partes, y ahora lo comprendo. Chloe me trajo a la realidad para que lo comprenda.
¿Me estoy adelantando? No lo sé. Yo solo digo lo que siento, y lo que me pasa es real. Punto. No hay nada más para decir, solo sentir. Solo entregarme a esta pieza musical conocida como «amor» y bailar hasta el cansancio.
Junto a Chloe siento que puedo volver a ver la vida, aún con el manto oscuro que me acompaña. Me siento muy bien a su lado, porque vuelvo a ser quien era y ella lo recibe con los brazos abiertos, risas y confianza.
No todo el mundo te entrega su confianza, lo mejor de su ser, sus mejores momentos. Y no hay mejor respuesta que responder de la misma manera, porque así es como uno se siente mucho mejor cuando está con esa persona ideal.
¡Me siento tan bien! Y hasta creo que ya perdí la cordura, porque comienzo a relacionar todo con Chloe. Incluso cuando nada tiene que ver.
—¿Quieres ensalada de fruta? —pregunta Paul.
Frutas. Dulce.
¿Dulce? El aroma de Chloe.
—O no lo sé... también hay una porción de lemon pie.
Limón. Jueves.
Chloe pidiendo helado de limón.
—¿Es en serio?
—¿El qué?
—Oh, vamos, ¿crees que no sé que estás pensando en Chloe? —me río—. No lo puedo creer, te has convertido en eso que decías que no ibas a volver a ser. Y eres malditamente insoportable —vuelvo a largar otra carcajada—. No, en serio. Todo el día pensando en ella, o hablando de las cosas que hicieron. Ya perdí la cuenta de cuántas veces me vas repitiendo su salida del jueves.
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A través de ti (En físico y en Ebook)
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